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 UNA APROXIMACIÓN AL PENSAMIENTO ZEN (dos)



Mayo 03, 2011, 06:58:59 pm
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Desconectado antonio pina

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UNA APROXIMACIÓN AL PENSAMIENTO ZEN (dos)
« en: Mayo 03, 2011, 06:58:59 pm »
EL SATORI, REMEDIO A UNA PATOLOGÍA GENERALMENTE ACEPTADA

La conducta patológica (de nuestro esquema mental) resulta ser la situación común a la mayoría de las personas y por tanto tiende a ser equivocadamente calificada como conducta "normal". El "satori" trata de recuperar el ritmo o el pulso genuino, es decir el estado propio y normal de cada individuo.
Para ello es necesario:

* Abandonarse a sí mismo.
* Vaciar nuestra mente de las imágenes aprehendidas y acumuladas.
* Olvidarse, no atender a doctrinas, dogmas, a dioses y símbolos, como por ejemplo ocurre en la religión cristiana.

Lo valioso del zen es su propuesta de conseguir la reconquista de la "vida diaria", mediante la captación y entrega al ritmo que pide cada cosa, cada acción en cada momento.

El zen persigue recuperar el ritmo natural en los actos cotidianos a través de la captación del ritmo "genuino". Este pulso "original" y "espontáneo" supone la desaparición de los efectos de los malos hábitos, ampliamente extendidos en nuestra sociedad.

LA PRÁCTICA ZEN: LA SUBLIMACIÓN DE LA VIDA DIARIA

"Lo que cuenta no es lo que hacemos sino como lo hacemos".

"No hay una acción que sea noble de por sí: lo será o no, según la manera en que el sujeto la realice".

La práctica es el método principal y más adecuado de penetración en la esencia de las cosas. El zen demuestra con el "satori" que la acción es necesaria y además vivifica.

Pero para ello es necesario liberarse de todos los temores de una conciencia proyectiva que trata de anticipar el futuro mediante el miedo y el deseo. La grandeza del hombre está en su vida cotidiana, en el ahora, el eterno ahora, el presente más inmediato. Una vez alcanzado el "satori" (la iluminación), la vida ordinaria está habitada por el espíritu. La mirada perspectiva de los ojos a las cosas pequeñas cotidianas se vuelve distinta.

"Traer agua para beber y cortar leña para el fuego, son las cosas (las cosas sencillas) en las que reside el maravilloso Tao (el camino del conocimiento)".

"Los demás, cuando comen, no comen sino que andan dando vueltas a los más diversos asuntos, dejándose molestar por ellos; si duermen, en realidad no es dormir lo que hacen, sino soñar un sinfín de cosas.... "

La meta del zen es concentrarse con intensidad en la realidad presente. "Viajar es estar vivo, pero llegar a alguna parte es estar muerto".

LA ACTITUD PERFECCIONISTA

El auto-perfeccionamiento supone una reafirmación del yo. Con la actitud perfeccionista se pretende dotar al "yo" de una serie de añadidos, reforzamientos para así acomodar o ajustar el "yo" de acuerdo con un canon de belleza o prestigio exterior a él.

La actitud perfeccionista tiene como resultado:

- Las tensiones
- Las desilusiones
- Las mentiras porque tan sólo persigue utopías:
- Bienes y cuerpos sin sombras
- Mañanas prefabricadas por la mente
- Individuos tan bellos y tan perfectos que tan sólo podemos encontrar en las estrellas de las películas.

La vida zen es renunciar al utópico y obsesivo perfeccionamiento, es no preocuparse sino por lo que se tiene entre manos, sin más ilusión que la de deleitarse en el perfume de una flor o el de una mujer que pasa junto a nosotros, en la contemplación de una obra de arte o en el gustar el crujido expansivo de una manzana partida entre los dientes.

"La paz sólo se puede conseguir armonizando los elementos de la propia naturaleza".

LA POSESIÓN Y EL DESEO

La posesión de las cosas empobrece al hombre, mientras que la renuncia le enriquece. La posesión crea conmoción, provocada por la ansiedad que hace nacer en el hombre. Por último, la frustración de un deseo reprimido crea ansiedad.

EL ZEN, GUÍA ESPIRITUAL DE LOS SAMURÁIS

El feudalismo japonés basado en una dictadura militar se sustentaba en la figura del "shogun", el generalísimo y en su casta de guardias-guerreros conocidos con el nombre de "samuráis".
La filosofía zen se convirtió en la guía espiritual de este grupo elegido de soldados.

Los samuráis, se encontraban bajo el amparo y protección del "shogun". Disfrutaban de una serie de derechos. Por ejemplo, llevar dos sables y hacer justicia por si mismos ante las clases inferiores. Sus comportamientos eran regidos por un estricto código de honor, el "bushido" o "Tao del Guerrero", muy influenciado por el zen.

El zen de los samuráis se fundamentaba en los siguientes principios:

* El aprecio de lo real, de lo inmediato, de lo cotidiano.
* La capacidad para favorecer la inspiración venida del interior.
* El arrojo libre de toda consideración reflexiva.
* La búsqueda de la energía vital en el zen. Zen como breviario energético.

El "bushido" de los samuráis es la adaptación del zen al arte militar que aún perdura reflejado en las artes marciales, riquísima fuente de inspiración sobre toda la vida japonesa. Todas las artes marciales que constituyen el "budo" contienen un fin espiritual. El ejercicio correcto a través del entrenamiento corporal lleva con el sacrificio a la madurez espiritual.

EL ZEN Y EL ALMA JAPONESA

"No hubo y no hay un japonés que no esté influido por el zen en sus más profundos sentimientos".

El zen abarca todos los dominios de la vida popular japonesa:

- La arquitectura, la poesía, la pintura, la jardinería, los ejercicios físicos, el artesanado, el comercio, el arte del té, el arte de disponer las flores (ikebana), las escuelas y los monasterios.

EL SINTOÍSMO, EL ESPÍRITU "SANTO"

El sintoísmo es la raíz más primitiva de la cultura japonesa. Sintetiza la unión de alma o yo japonés con el universo, con el yo cósmico y con la naturaleza. Fuera de la naturaleza el hombre japonés no estaría completo. El espíritu "santo" supone la asimilación de los ritmos sutiles y primordiales de la Naturaleza, de la vida universal y se asemeja al espíritu "zen".

Ambos persiguen la pérdida del sentimiento del "yo" como centro de atención del interés humano. La fijación en el propio yo es paralizadora y esclavizadora para el hombre. Multiplica las necesidades, las ilusiones, los deseos y las frustraciones. Todos ellos fuente de sufrimiento.
"Si fijas la atención en ti mismo, tu espíritu será una traba".

LA LÓGICA ZEN

El zen quiere tomar al asalto la fortaleza de la insensatez y demostrar que nosotros vivimos psicológica y biológicamente de forma desnaturalizada. El zen apuesta por la negación del raciocinio lógico. Lo que realmente cuenta es la intuición activada en un despertar individual y único de manera espontánea. Se trata de alcanzar la intuición propia a través de la búsqueda del ritmo cósmico dentro del individuo.

El zen es una vivencia y no un doctrinarismo por tanto exige una aproximación basada casi exclusivamente en la práctica. Posturas, ritmos del cuerpo y de la mente sirven de ayuda para alcanzar una actitud más integradora con el universo. La búsqueda de la serenidad y el enriquecimiento de la vida espiritual desde la no-intencionalidad (el wu-wei taoísta) y desde la vida cotidiana es el objetivo que persigue el zen.

LA NO INTENCIONALIDAD, LA NO FINALIDAD (el wu-wei taoísta)

"Una vida dedicada, por paradójico que parezca, a la búsqueda de un fin está vacía de todo contenido; es una persecución incesante que "falla" siempre. Solo cuando no hay fin ni prisa quedan los sentidos humanos solamente disponibles para recibir el mundo".

Occidente está obsesionado con el concepto de esfuerzo, de tensión continuada por la conquista y anticipación del futuro, de competitividad y eficacia.

Para Oriente el concepto de esfuerzo se entiende como sentido del ritmo y goce de la realidad presente.

"El tiempo no es nada, es una entidad minusválida que tienen mucho más de mental que de real".

LOS MONJES ZEN Y LOS LAICOS

La vida del monje es muy dura. No obstante abren sus monasterios a los laicos profanos en todos los ámbitos de la vida: Actividades artísticas y manuales, meditación, etc.

Algunos laicos acuden cada mañana a practicar un rato de "zazen" en el monasterio más próximo o bien privadamente en su domicilio.

Al laico no se le exigen especiales renuncias, no se le imponen prácticas morales tan sólo se le orienta ayudando mediante tres ámbitos:

* El "zazen" o meditación sentada.
* El "gedo" que comprende las artes tradicionales: ceremonia del té, arreglos florales, dibujos, etc.
* El "budo" que comprende las prácticas de las artes marciales, el tiro al arco, el kendo o esgrima, el aikido y el yudo.

EL "DO"

En japonés el sufijo "do" significa "arte" o "camino", práctica aleccionadora sobre la manera de vivir, de la existencia. Aiki-do, Kon-do, Yu-do..., todos ellos ejercicios de entrega exclusivo a la tarea de la liberación.

Casi cada profesión, cada artesanado está considerado en Japón como un "do", es decir un Tao o camino, algo similar a lo que se designaba en Occidente con el nombre de "misterio".

Cada "do" era en un momento dado un método laico utilizado para el estudio de los principios adoptados del taoísmo, del confucionismo y del budismo-zen.

Las artes, los "dos", recogen por tanto, la sabiduría de las tradiciones que se remontan a varios siglos.

En la vida diaria y cotidiana, en la vida profesional se presentan mil oportunidades de ejercitar la vivencia del ritmo auténtico que hace mención la filosofía zen:

- Al dar un sencillo paseo.
- Al soportar el vaivén del vagón del metro.
- Al conducir un coche.
- Al nadar en un lago.

Cualquier sencilla actividad cotidiana puede estar impregnada de espíritu zen. Comportándose de forma certera, sólo atendiendo al dictado último y espontáneo, libre de toda intencionalidad, con un interés atento, una finura de sensibilidad auténtica y una ascética vivificadora.

La manera equivocada de comportarse atendería a las siguientes prácticas:

- Abandono al automatismo distraído.
- Uso del malhumorado desdén.
- La atención a normas exteriores como, por ejemplo, el qué dirán o el dictamen publicitario.
- Los malos y deshonestos hábitos.

La manera acertada de comportamiento se resumiría en:

* Configuración de la persona de acuerdo a su naturaleza.
* Desnudarse o desprenderse del engaño de la construcción mental o concepción dualista en que nos encontramos inmersos: El bien-el mal, el premio-el castigo, el yo-el mundo exterior, lo bello-lo feo, la suerte-la desgracia...

ZAZEN

El zazen o meditación sentada trata de hacer transcurrir el tiempo de manera que no quede presidido por ninguna intención, ni siquiera la de desembarazarse de la intención. Tratar de alcanzar una toma de contacto entre el yo y el mundo exterior (ruidos, objetos y otras manifestaciones), entre el espíritu y su contenido.

La contemplación sentada ayudada por una serie de posturas observadas - "Asanas" son las posturas de meditación observadas por la filosofía zen - persigue la imperturbabilidad de la esencia de la mente, lograr la pureza de la mente.

Concentración sin pensamientos (vaciada de toda intención, intentando no pensar en nada).

Al contrario que en la meditación "yoga" (chana yoga) donde se intenta concentrarse fija e intensamente en un objeto o en algo concreto, el zen trata de expulsar cualquier pensamiento de la mente. El objetivo perseguido es detener los procesos mentales que entretienen al hombre dándole la falsa idea de la realidad.

La meditación zen es más bien una desconcentración, una meditación sin objeto ni fin que excluye el proceso discursivo de la razón y la intervención de la imaginación. La meditación zazen se contempla como un recurso de liberación de la mente que trata de evitar la conciencia objetivante que cosifica la realidad.

El zazen trata de conseguir el ritmo energético-vibratorio adecuado para alcanzar un profundo recogimiento, con la atención desconectada de toda realidad, sin percibir el transcurso del tiempo ni del dolor.

La meditación es una forma de estar en el mundo, no una posición física (postura de Buda). La meditación es un tanteo en la búsqueda del ritmo del cosmos. No se busca nada concreto, ni nada distinto de lo que ya se tiene. Tan sólo se intenta alcanzar una zona de encuentro donde corregir las deformaciones de nuestra visión dualista (bueno-mal, aceptación-culpa-pecado, acertado-equivocado....)

El zazen trata de desembarazarse de todo tipo de pensamientos, imágenes y propósitos. Eliminar las distracciones (ruidos, olores, frío, calor, etc.), todos los estímulos sensitivos, las preocupaciones, deseos y temores que ascienden del subconsciente con el fin de encontrar el vacío. Desterrar las sensaciones somáticas desagradables, pensamientos encadenados unos con otros que nos embargan confundiéndonos y haciendo nacer el sufrimiento.

Todos los pensamientos no son más que un ir y venir vacío, sin substancia concreta, condenados a desaparecer en cada instante. El zazen intenta cortar las distracciones (el placer, el dolor), tomando serenamente conciencia de ellas y reduciéndolas a sus verdaderas proporciones, considerándolas como tan sólo una pequeña parte de un Todo.

La meditación sentada o zazen se basa en la espontaneidad y en la no-intención cuyo fin es conseguir un estado desprovisto de toda intención y alcanzar un vaciamiento absoluto para así conquistar la imperturbabilidad y la pureza de la mente.

Este sistema de meditación zen se enfoca como un descanso, muy útil para encontrar el ritmo vital o para recuperarlo. Este ritmo vital hace referencia al ritmo energético o vibratorio adecuado para alcanzar el profundo recogimiento, con la atención desconectada de toda realidad y sin percibir el transcurso del tiempo y del dolor. Corregir en última instancia las deformaciones de nuestra visión dualista de la realidad.


 

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