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 DESCUBRE EL MIEDO VERDADERO DETRÁS DE LA ANSIEDAD



Septiembre 18, 2017, 07:23:06 am
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DESCUBRE EL MIEDO VERDADERO DETRÁS DE LA ANSIEDAD
« en: Septiembre 18, 2017, 07:23:06 am »
DESCUBRE EL MIEDO VERDADERO DETRÁS DE LA ANSIEDAD
Fabiola Cuevas


Detrás de toda ansiedad, ataques de pánico o estrés: hay miedo. 

El miedo lo desarrollamos los seres humanos como un sistema de defensa ante todas aquellas cosas que pudieran atentar contra nuestra vida. Sentir miedo en realidad no es algo malo, pues si lo usáramos como debe de ser usado nos serviría en los momentos que nos tiene que servir, pero… ¿por qué en la ansiedad sentimos miedo si en realidad estamos a salvo?

El miedo te ayuda a proteger tu cuerpo físico y emocional. El problema hoy en día es que tienes más miedos de los que necesitas para sobrevivir; le tienes miedo a cosas que en realidad no están sucediendo en este momento, le tienes miedo a cuestiones que en realidad no están atentando contra tu vida, pero que crees que sí podrían llegar a atentar, o bien, que si sucediera eso que temes, perderías la oportunidad de ser feliz.  Por ejemplo, miedo a perder el trabajo, miedo a perder la salud, la pareja, o la paz mental.

Y esto pasa porque cuando vamos creciendo, no solamente nos preocupa nuestro bienestar físico, sino también nuestro bienestar emocional.  Y así como para nuestro cuerpo estar a salvo significa tener un techo, una cobija, alimento y agua, de igual manera nuestro cuerpo emocional necesita sentir cariño, cuidado, afecto y atención. Y créeme, que si hoy estás vivo o viva leyendo éstos párrafos, es porque en alguna medida recibiste de todos esos factores, pues si en realidad no los hubieras recibido, simplemente no hubieras sobrevivido. 

El problema es que muchas veces vas relacionando que “para estar bien”, y para sentir ese cariño, necesitas que sucedan ciertas cosas o situaciones, o bien, que los demás se comporten de la manera en la que a ti te gustaría que lo hicieran para sentirte amado y querido.

El problema está en temer perder necesidades adquiridas. Te haces a la idea de que necesitas y requieres de ciertas cosas para ser feliz, como por ejemplo tener una familia unida y bonita, una casa con ambiente agradable, irte de vacaciones, tener los mismos juguetes que tus amiguitos, tener la figura o el físico ideal, ropa bonita, éxito, amigos, etc.

Te vas  haciendo “ideas” de lo que necesitas para estar bien, y cómo necesitas controlar lo que sucede a tu alrededor y a los demás, y así te vas llenando de requisitos y “deberías” que, de no ser cumplidos, estarías en un grave peligro y, así, aparece el miedo irracional o irreal, aquél que teme aquello que en realidad tiene pocas probabilidades de suceder, o bien miedo también a cosas que si sucedieran, en realidad no atentarían contra tu vida.

Creamos una defensa ante el peligro emocional.

Por otro lado, cuando crecemos en ambientes hostiles, o con altos niveles de estrés originados por discusiones familiares, inestabilidad económica que se refleja en inestabilidad emocional de los papás, adicción por parte de algún miembro de la familia, o abuso de algún tipo ya sea físico, verbal o emocional, es entonces que nuestro bienestar emocional se ve atentado, y empezamos a desarrollar un sistema de defensa.

La mayoría de las personas crecemos o vivimos eventualmente experiencias desagradables y estresantes, es casi imposible librarnos de que existan diferencias entre los miembros de la familia, pero cuando éste estrés es por tiempo prolongado, nuestro cuerpo se acostumbra a responder a él y se tensa, así como nuestra mente se acostumbra a preocuparse y angustiarse por lo que pueda pasar después.

Por ejemplo, si escuchamos a nuestros papás pelear, puede ser que pensáramos que probablemente se pudieran separar, o simplemente que alguno de ellos se fuera de la casa, y con esto, que nos quedáramos solos y desprotegidos de nuestros papás, luego entonces, no tendríamos la familia que “necesitamos” para estar bien, luego entonces “estamos en peligro”. Nos daba miedo también que algo pudiera pasarle a ellos, y probablemente adoptamos una postura de cuidarlos y “no dar lata”, de ser excelentes estudiantes e hijos, de hacerles favores, o inclusive, hay casos en los que se llega a creer que tienes que salvarlos, ayudarlos y evitarles todo mal. Y bienvenida sea la ansiedad, pues ahí es donde aprendemos que es mejor hacernos a nosotros mismos a un lado y mejor hacer todo lo posible para evitar el conflicto, el estrés y los problemas, pues sabemos que cuando éstos pasan, nuestro cuerpo emocional sufre, aparecen los miedos y las preocupaciones sobre lo que pueda pasar en el futuro. 

Por eso es que normalmente las personas con ansiedad vamos por el mundo como pacifistas y muy tranquilos, cuando en el fondo, nuestro cuerpo trae unos niveles de cortisol (estrés) impresionantes. Y es cuestión de tiempo, para que nuestro cuerpo deje de tener la capacidad de contrarrestar esas hormonas para mantener su equilibrio, y es cuando entra el quiebre, y aparecen los ataques de pánico, la angustia intensa, la desesperación, pensamientos que no podemos controlar, y sobre todo, miedos que desde fuera podrían parecer imposibles de suceder, pero por dentro se sienten totalmente reales.

Entones, el miedo de fondo es ser lastimado emocionalmente. El tener miedo a salir lastimado emocionalmente hace que con el tiempo generalices el miedo a otras cuestiones de la vida. Digamos que lo proyectas al exterior y empiezas a tenerle miedo a cualquier cosa, y es así que se llega a presentar la agorafobia o fobia social, en la que a la persona le es imposible salir de la casa, pues teme que algo terrible pueda suceder.

Ya no sabes ni qué es eso que pueda suceder, sólo sabes que el exterior es un lugar terrible, que los demás pueden lastimarte, o inclusive, que tú puedes perder el control, hacer alguna locura, ahogarte o dejar de respirar, pero muy en el fondo, tienes miedo a hacer el ridículo, a que te vean mal, a sentirte mal frente a los demás.

Nos vamos acostumbrando a querer controlar lo que suceda con el futuro y con los demás para asegurarnos de que todo estará bien y de que no estamos bajo ningún peligro, y necesitamos ver que esas cosas sucedan para confirmar que en realidad estamos bien, y que estamos viviendo la vida que queremos y merecemos vivir, cuando en realidad, mientras tengas aire, agua y alimento, no necesitas de nada para aspirar a esa felicidad y bienestar.

Este miedo también hace que nos acostumbremos a estar pensando en función del futuro, pues cuando sentimos que nuestro presente no es el ideal, obviamente que nos preocupamos por lo que pueda suceder después.  Pero el problema con esto, es que nos olvidamos de cómo vivir en el presente, y de cómo ver la realidad de las cosas, de que si en éste momento no estás en peligro, no tienes por qué estarlo en el futuro, o bien.

La cosa es que ni si quiera sabes realmente si hoy estás en peligro o no, o si hoy realmente necesitas de esos miedos para sobrevivir o no, pues vienes de estar acostumbrado a evitar ver la realidad, pues es probable que tu realidad no te gustaba, que la veías peligrosa para ti, y que era mejor volarte a pensar en otras cosas.

Te comparto algunos de los miedos emocionales más comunes: no ser suficiente, no ser exitoso, no cumplir con las expectativas de los demás, ser rechazado, ser criticado, ser abandonado, ser humillado, no ser tomado en cuenta, ser engañado, fracaso profesional, no cumplir tu “sentido de vida”, fallarle a los demás…

Todos estos miedos son los que atentan contra tu bienestar emocional, pero puedes enfrentarlos, dándote cuenta que están basados en ideas, en creencias y en “deberías” sin fundamento.

Si vives en la realidad y el presente te darás cuenta que no estás en peligro. De ahí la importancia que para disminuir los miedos, que en muchas ocasiones, y me atrevería a decir en la mayoría de las veces, no son reales y no atentan contra nuestra vida, volteemos a ver la realidad.  Y ¿cómo sabemos lo que es real? solamente aquello que es un hecho.

No lo que tú crees que pueda suceder, sino lo que sucede en éste momento.  No lo que tu mente te diga que está sucediendo, sino lo que para los ojos de ti y de los demás realmente está sucediendo. Si tú tienes la idea de que algo terrible puede pasar, o de que puedes volverte loco y perder el control, o de que puedes ahogarte, la mejor manera de confrontar esos miedos es ver si han sucedido o no, y confiar en que si no han sucedido, no tienen por qué suceder, y por otro lado, ver si los demás también pueden ver ese “riesgo” o “peligro”, o no.

Pero para aceptar que nuestros miedos son irracionales y alejados de la realidad, necesitamos poner en duda nuestros pensamientos, cuestionarlos, y atrevernos a pensar que no todo lo que pensamos es real, y sobre todo, que puede ser que estés equivocado. 

Por eso es que yo recomiendo que cuando tengas un miedo, hagas todo lo posible para comprobar qué tan real o no es, hasta que te conste que tu mente te está engañando, y que lo que te está diciendo que debes de tener cuidado, en realidad es una consecuencia de esos altos niveles de estrés, más no de un peligro real.

Y después de hacer esto, hay que ponernos a trabajar en ver qué son todas esas cosas que te estresan, que probablemente son más miedos, y de qué manera decirle a tu cuerpo emocional que puede relajarse, que si hoy estás aquí leyendo esto, es porque tienes lo suficiente y lo necesario para preservar tu vida, y que a pesar de que todo parezca horrible en estos momentos, quieres vivir, y quieres vivir feliz, nada más es cuestión de enseñarle a la mente lo que es real y lo que no, y enseñarle a pensar a partir del presente.

Piérdele el miedo a salir lastimado emocionalmente.

Déjate sentir, anímate a sentir, entrégate en las relaciones, entrégate a la vida, y verás que ya no necesitarás de tantas creencias, “deberías” y estrategias para protegerte, y con esto, el miedo que sientes irracional podrá ir desapareciendo, pues como no hay peligro físico real, podrás confiar en que tampoco lo hay a nivel emocional.

Si tu aprendes a cuidarte a ti mismo, a amarte, a ser tu propia compañía, te aceptas tal y como eres y confías en ti…¿por qué habrías de temerle al rechazo, abandono o injusticia por parte de los demás? no pasarías momentos de pena ni de humillación, no te dolería tanto el corazón si realmente supieras que contigo es suficiente y que los demás están ahí para compartir contigo lo suficiente que eres y viceversa, para ayudarte a conocerte y ayudarte a ser tú. Los demás no están para darte, y por lo mismo, no están para quitarte.

Así es que confiar en ti para poder enfrentar tus miedos, significa que te liberas de todos esos supuestos que tendrías que hacer, o ser, para ser amado por los demás, que te amas a ti mismo y que liberas a los demás de cubrirte esa necesidad, para que cuando realmente te amen, lo recibas y lo disfrutes sin el miedo a perderlo después.

En conclusión: El miedo detrás de la ansiedad es el miedo a sufrir, a no ser feliz, a no haber disfrutado tu vida…en realidad ese es el miedo, así es que…si hoy empiezas a dejar de creer en todos esos requisitos para ser feliz y disfrutar tu vida y de verdad te despides de ellos y te dejas ser, con responsabilidad y libertad…verás que los otros miedos empezarán a perder peso.


Texto extraído de: http://www.desansiedad.com/el-miedo-detras-de-la-ansiedad/


Septiembre 19, 2017, 06:17:21 am
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Desconectado calabuig52

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Septiembre 19, 2017, 06:18:47 am
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