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 VENCE LA TRISTEZA



Septiembre 01, 2011, 04:44:46 pm
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Desconectado Irene Zambrano

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VENCE LA TRISTEZA
« en: Septiembre 01, 2011, 04:44:46 pm »
¡Vence la tristeza!
Cuando las penas nos agobian, la depresión bloquea nuestra capacidad de automotivación, nos hace perder el apetito, hecho que nos debilita, nos hace perder el sueño de manera que estamos con ojeras y agotados al día siguiente, nos impide estar físicamente bien para hacer razonamientos lúcidos.

El control mental, imponer nuestro pensamiento a esa terrible y profunda sensación de tristeza, es todo un reto, pero
es una de las maneras que tenemos para poder superar la depresión:
Un estudiante se quejaba de que no podía meditar: sus pensamientos no se lo permitían. Habló de esto con su maestro diciéndole:
- Maestro, los pensamientos y las imágenes mentales no me dejan meditar; cuando se van unos segundos, luego vuelven con más fuerza. No puedo meditar. No me dejan en paz.
El maestro le dijo que esto dependía de él mismo y que dejara de cavilar. No obstante, el estudiante seguía lamentándose de que los pensamientos no le dejaban en paz y que su mente estaba confusa.
Cada vez que intentaba concentrarse, todo un tren de pensamientos y reflexiones, a menudo inútiles y triviales, irrumpían en su cabeza. El maestro entonces le dijo:
- Bien. Aferra esa cuchara y tenla en tu mano. Ahora siéntate y medita.
El discípulo obedeció. Al cabo de un rato el maestro le ordenó:

- ¡Deja la cuchara!
El alumno lo hizo y la cuchara cayó obviamente al suelo. Miró a su maestro con estupor y éste le preguntó:
- Entonces, ahora dime ¿quién agarraba a quién, tú a la cuchara, o la cuchara a ti?
Recuerda que eres tú quien gobierna tu vida, no dejes que la desesperanza te manipule, que te lleve a la anulación de tu voluntad y te impida continuar tu lucha por tu dicha. Si estás decidido a ser feliz, tienes que lograr imponerte a la depresión.

Sacúdete y sube:
Así como la pureza del oro se prueba en el fuego, así los hombres somos sometidos a diversas pruebas, momentos críticos que nos golpean fuerte y de los cuales debemos aprender a sobreponernos.
Mantener el enfoque en nuestro optimismo nos va a ser de mucha ayuda en esos momentos. Utilizar nuestra creatividad para encontrar salidas es otra de las claves para salir de la tempestad.
Se cuenta de cierto campesino que tenía una mula ya vieja. En un lamentable descuido, la mula cayó en un pozo que había en la finca. El campesino oyó los bramidos del animal, y corrió para ver lo que ocurría. Le dio pena ver a su fiel servidora en esa condición, pero después de analizar cuidadosamente la situación, creyó que no había modo de salvar al pobre animal, y que más valía sepultarla en el mismo pozo. El campesino llamó a sus vecinos y les contó lo que estaba ocurriendo y los enlistó para que le ayudaran a enterrar la mula en el pozo para que no continuara sufriendo. Al principio, la mula se puso histérica. Pero a medida que el campesino y sus vecinos continuaban paleando tierra sobre sus lomos, una idea vino a su mente. A la mula se le ocurrió que cada vez que una pala de tierra cayera sobre sus lomos. ¡ELLA DEBÍA SACUDIRSE Y SUBIR SOBRE LA TIERRA! Esto hizo la mula palazo tras palazo. SACÚDETE Y SUBE. Sacúdete y sube. ¡Sacúdete y sube! Repetía la mula para alentarse a sí misma. No importaba cuan dolorosos fueran los golpes de la tierra y las piedras sobre su lomo, o lo tormentoso de la situación, la mula luchó contra el pánico, y continuó SACUDIÉNDOSE Y SUBIENDO. A sus pies se fue elevando de nivel el piso. Los hombres sorprendidos captaron la estrategia de la mula, y eso los alentó a continuar paleando. Poco a poco se pudo llegar hasta el punto en que la mula cansada y abatida pudo salir de un brinco de las paredes de aquel pozo. La tierra que parecía que la enterraría, se convirtió en su bendición, todo por la manera en la que ella enfrentó la adversidad.
Sacúdete los problemas, la adversidad golpeará fuerte tu espalda, puedes dejar que ese dolor te ponga de rodillas y detenga tu marcha hasta que termine por enterrarte, o puedes sacudírtelo y utilizarlo para hacerte más fuerte, para hacerte más juicioso.
Sacúdete el dolor y sube, sal del hoyo, supérate, sacúdete la pena, la tristeza, tienes todo dentro de ti para conseguir tu victoria. Lucha por ser feliz, hasta el último segundo de tu existencia.
Hay que vivir para ser felices:
Yo quiero ser feliz, quiero vivir en paz y dejar atrás la violencia de mi entorno, quiero crecer y ayudar a los míos a que crezcan, quiero aportar con los demás lo poco o mucho de bueno que haya en mi ser. Y para eso debo aprovechar mi tiempo, vivir mi día a día sin dejar que la depresión, o los obstáculos, me frenen; sin quedar atrapado en mi ayer, caminando siempre, dirigiendo mis pasos hacia el frente.
En cierta ocasión alguien preguntó a Galileo Galilei: Cuantos años tiene su señora? "Ocho o diez" - repuso Galileo en evidente contradicción con su barba blanca. Y luego explicó: "Tengo, en efecto, los años que me quedan de vida; los vividos ya no los tengo, como no se tienen las monedas que se han gastado."
Hay que apreciar el tiempo que tenemos, vivirlo a plenitud, buscar nuestra felicidad, aprovechar los instantes que tenemos. Vencer las adversidades, con valor, con coraje. Gozar de nuestras victorias.
Hay que vivir intensamente, hay que vivir para ser felices.
Ante la adversidad, insiste:
Insiste... aunque las olas se encrespen y la tempestad se acreciente, insiste en ser feliz. Cuando los problemas se multipliquen, cuando sientas que se pusieron de acuerdo para complicarte la vida, insiste en la búsqueda de tu
felicidad.
Cuando los demás te abandonen, cuando tengas que comenzar de nuevo y solo cuentes contigo mismo, cuando la soledad empiece a doler o incomodar: INSISTE, demuestra todo tu coraje y conquista tu felicidad.
Cuando las fuerzas parezcan abandonarte, cuando la esperanza se empiece a teñir de gris, cuando el cuerpo empiece a fallarte: insiste, lucha, persiste, no te rindas sin lograr tu felicidad.
Cuando la vida te obligue a cambiar de rumbo, cuando todo en lo que creías te parezca que no tiene tanto sentido: Insiste...tú mereces, tú puedes ser feliz!
Una alta montaña, un largo camino, un mar extenso tendrás que sortear para alcanzar tu gozo, no será fácil, nada sencillo, pero insiste, con amor propio, con firmeza, decídete a ser feliz y persevera en tu batalla, amigo mío, amiga mía, vamos a vivir nuestras vidas, a plenitud, con el viento en nuestra cara, con la certeza de que el triunfo está esperando por nosotros... ánimo, fuerza, ¡no te rindas, insiste!

Aprende a gozar de tu trabajo:
Tal vez por la influencia del pensamiento cristiano en el mundo occidental, muchas personas desligan Trabajo de Alegría. O tal vez solo tenga que ver con el esfuerzo rutinario el que termina por quitarle lo placentero a nuestro trabajo.
A lo mejor sólo se trate de estar a nuestro pesar en una compañía que no valora nuestro aporte y solo procure sacarnos el máximo provecho sin corresponder nuestro sacrificio. Y eso nos desaliente.
Las razones pueden ser muchas, pero lo cierto es que por lo general las personas no suelen asociar el Trabajo a la Alegría. Piensa en lo diferente que sería tu día si encuentras en tu trabajo aquellas cosas, por pequeñas que sean, que te hagan sentir bien, busca y encuentra, y si no existen, créalas, inventa las razones para sentirte bien en el cumplimiento de tu labor diaria.
Por supuesto que en el trabajo tendrás problemas, por supuesto que puedes estar expuesto a algún malentendido, es probable que te canses física e intelectualmente por culpa de la rutina... pero, todo es negativo, ¿es posible que exista un lugar en el mundo en el que todo sea nefasto? Ese lugar no existe, solo abre bien los ojos, utiliza toda tu fuerza, toda tu creatividad, todo tu optimismo.
Entrégate a tu tarea con gozo, siéntete satisfecho y orgulloso de ti al cumplir con tu labor, porque cualquiera que esta sea: te dignifica y puede llevarte a un profundo nivel de realización personal. Todo depende de la manera como tú lo asumas, como tú lo afrontes. Ánimo, no te dejes vencer por los desafíos, no dejes que nada te aparte de tu felicidad.
Encuentra el lado positivo:

Vivir mejor es una cuestión de actitud, del poder metal que uno desarrolle. Las cosas pueden verse de manera positiva o negativa, incluso las peores cosas pueden tener un lado positivo, depende de nosotros el escoger qué lado mirar, con qué sensación quedarnos.
Podemos enfrascarnos en un sin fin de lamentos o podemos esforzarnos por encontrar una solución, trabajar para salir del problema.

Un muchacho cayó en un pozo, había estado bebiendo la noche anterior y cuando despertó se encontró allí. Empolvado y dolorido se extrañó de que hubiera un pozo tan profundo camino a su casa. Para mala suerte suya, con la caída se golpeó la boca y la tenía ensangrentada, a pesar que intentaba emitir gritos de auxilio apenas podía susurrar y esto le producía un dolor enorme.

De pronto llegaron dos lugareños y empezaron a tapar el pozo con sus palas. El muchacho hizo un esfuerzo final por pedir ayuda, pero los lugareños al escuchar su voz pensaron que se trataba de algún animal silvestre así que continuaron con su labor.
Al saberse ignorado, el muchacho decidió utilizar los montículos de tierra fresca que caían, uno a la vez, para empezar a pararse en ellos, de tal modo que a medida que los lugareños echaban la tierra, él continuaba ascendiendo. Así pudo salvarse.

De eso se trata, de saber ver el lado positivo de las cosas, de no dejarse enterrar sino más bien decidirse a superar lo adverso. No darnos por vencidos ni resignarnos ante lo fatal. Afrontar los problemas convencidos de que los solucionaremos, en lugar de llenarnos de lamentos y frustraciones.
Deja que tu voz interior te muestre el camino.

Es importante encontrar armonía o al menos un equilibrio con las personas con las que interactuamos, es productivo establecer lazos de amistad con ellos, somos por naturaleza seres gregarios.
Eso está claro, pero el camino a nuestra felicidad no pasa exclusivamente por la valoración que de nosotros tenga los demás. Me explico: esforzarte por tener un buen trato con los otros es bueno, pero esforzarte exclusivamente para agradar a los demás, hacer lo que los demás quieren que hagas, apoyar tu alegría en la opinión de los demás, tarde o temprano te dejará una desagradable mueca en el rostro, una sensación de vacío muy grande.
La felicidad la alcanzarás cuando lleves tu ser a la plenitud, y para conseguir eso es absolutamente necesario que reconozcas tu naturaleza y la aceptes; sólo a partir de ese punto podrás mejorar y crecer como persona.

Augusto Monterroso escribió la siguiente fábula que explica lo que intento decirte hoy:

Había una vez una Rana que quería ser una Rana auténtica, y todos los días se esforzaba en ello.
Al principio se compró un espejo en el que se miraba largamente buscando su ansiada autenticidad.
Unas veces parecía encontrarla y otras no, según el humor de ese día o de la hora, hasta que se cansó de esto y guardó el espejo en un baúl.
Por fin pensó que la única forma de conocer su propio valor estaba en la opinión de la gente, y comenzó a peinarse y a vestirse y a desvestirse (cuando no le quedaba otro recurso) para saber si los demás la aprobaban y reconocían que era una Rana auténtica.
Un día observó que lo que más admiraban de ella era su cuerpo, especialmente sus piernas, de manera que se dedicó a hacer sentadillas y a saltar para tener unas ancas cada vez mejores, y sentía que todos la aplaudían.
Y así seguía haciendo esfuerzos hasta que, dispuesta a cualquier cosa para lograr que la consideraran una Rana auténtica, se dejaba arrancar las ancas, y los otros se las comían, y ella todavía alcanzaba a oír con amargura cuando decían que qué buena Rana, que parecía Pollo.
La autenticidad es la clave, la honestidad con nosotros mismos, la aceptación de lo bueno y lo malo que existe en nosotros.
Nuestra imagen corporal no nos llevará a la felicidad. Lo que llevamos dentro es lo valioso.
Atrévete a mirar dentro de ti, atrévete a descubrirte y a valorar la esencia de tu ser, deja que tu voz interior te muestre el camino. Tú puedes, tú mereces ser feliz, esfuérzate.

No te rindas:
El racimo de uvas moscatel se veía delicioso, el sol era abrumante y la zorra, al pie de la parra, observaba los frutos gordos y los imaginaba jugosos y dulces deshaciéndose en su hocico, saboreándolos con gusto y deleite.
Había caminado por el valle en busca de alimento sin encontrar nada, revisó madrigueras y nidos, pero no tuvo suerte; el verano ese año estaba insoportable, todo mundo había migrado menos ella.
Después de dos días de caminata sin probar bocado, vaya que deseaba comerse esas uvas. Llegar hasta la parra fue para la zorra toda una bendición, un verdadero golpe de buena suerte. Y allí estaba alistándose a dar el salto para alcanzar el apetitoso racimo.

Sus primeros tres intentos fueron en vano, pues no conseguía la altura necesaria. Intentó trepar pero tampoco alcanzó el racimo. Empezaba a cansarse y a sentirse frustrada. Buscó un buen rato un tronco que pudiera utilizar como un banco para ganar altura, pero no lo encontró. Así que regresó y brinco y brinco tantas veces como pudo para alcanzar las uvas... hasta que cayó la noche y la zorra, totalmente exhausta y orgulloso exclamó: "¡Bueno, en realidad no me gustan las uvas, y menos estas que están verdes, seguro que están muy ácidas!" Y se marchó con el pecho henchido creyendo que lo hacía repleta de dignidad.

Esta reelaboración de una de las más famosas fábulas de Esopo, nos sirve para ejemplificar una actitud que adoptamos en ciertas circunstancias erróneamente. Mentirnos cuando se fracasa y rendirnos ante la adversidad son dos taras que debemos aprender a superar.
No te rindas, si tu fin es noble, si es la meta que te propusiste, si luchaste por conseguirlo, no te rindas, encuentra nuevas maneras, otro camino, mayor fortaleza física o mental, pero no te rindas.
Cada intento fallido asúmelo como una manera nueva de entender por qué fallaste, cada vez que no alcances la meta no finjas que no la anhelabas, más bien sopesa con calma cuál es el valor del objetivo que perseguías y cómo puedes volver a intentarlo, así podrás tener mayores oportunidades de alcanzarla y sentirte realizado. ¡Tú puedes lograrlo, tú vas a lograrlo, con esfuerzo, perseverancia e inteligencia, vas a lograrlo!
Eres un ser maravilloso, único e irrepetible:

El valor que poseen todos los hombres y mujeres como seres humanos, es una de las grandes victorias que heredamos de la Revolución francesa, producto de la cual surgió la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano. Nada más inteligente de nuestra vida en sociedad que reconocernos como seres valiosos.
No es posible ponerle precio a la vida de un hombre. No es posible que tu vida pueda ser reemplazada por alguna cosa en el mundo. Eres un ser valioso, único, irrepetible.
Las cualidades que posees no le fueron dadas a ninguna otra especie, piensa en todo lo que puedes lograr. Créelo, tu existencia es maravillosa. Y si mis palabras no te son suficientes, presta atención a este fragmento del poema de Walt Whitman:

Canto a mi mismo:

Me celebro y me canto.
Me entrego al ocio y agasajo a mi alma,
me tiendo a mis anchas a observar
un tallo de hierba veraniega.

Clara y pura es mi alma,
y claro y puro es todo aquello que no es mi alma.
Estoy satisfecho: veo, bailo, me río, canto.
Poseo lo bueno de la tierra y del cielo,
el aire que respiro ha sido destinado a mí desde la eternidad.

El vaho de mi aliento
mi espiración e inspiración,
los latidos de mi corazón,
el fluir de la sangre y del aire
a través de mis pulmones,
el olor de las hojas verdes y de las hojas secas
de la ribera y de las rocas marinas
de oscuro color,
del heno del granero, el sonido de las palabras,
algunos besos leves, abrazos,
el juego de la luz y de la sombra entre los árboles
cuando se mueven las ramas dóciles,
el gozo de hallarme solo
o en el tumulto de las calles,
o en los campos y en los ribazos de las colinas,
la sensación de la salud perfecta,
el trinar de la luna llena,
mi canto al salir del lecho y saludar al sol.

Nunca ha habido más energía original que ahora,
y jamás habrá más perfección que ahora...
Bienvenidos sean todos mis órganos
y todas mis cualidades,
ni una pulgada, ni una partícula de una partícula
de una pulgada es vil,
y ninguna debe ser menos conocida que las otras.

Sé que soy sano y vigoroso
que todos los objetos del universo convergen
y manan hacia mí perennemente,
que todos me traen un mensaje
que debo descifrar.
Sé que soy inmortal,
me río de lo que llamáis muerte.
Existo como soy y eso basta.
Estoy enamorado de mí mismo,
hay tantas cosas en mí tan deliciosas.
Todos los instantes, todos los sucesos
me colman de alegría.

Creo que una hoja de hierba no es menos
que el trabajo realizado por las estrellas,
que la hormiga es igualmente perfecta,
y que la articulación más insignificante,
y ninguno es más ni menos que yo,
y lo bueno y lo malo que de mí digo,
lo digo de ellos.

Sé que todos los hombres son mis hermanos,
que el amor es el sostén de la creación...

Reconoce tu grandeza, no para vanagloriarte o experimentar un ego desmedido, sino más bien para aceptar que dentro de ti está la clave para tu felicidad.

(autor desconocido)


Diciembre 16, 2011, 04:44:49 am
Respuesta #1

Desconectado Paz

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Re: VENCE LA TRISTEZA
« Respuesta #1 en: Diciembre 16, 2011, 04:44:49 am »
Interesante.

Gracias,

 

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