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  35 - DIOS



Junio 17, 2020, 06:13:09 am
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Desconectado Francisco de Sales

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35 - DIOS
« en: Junio 17, 2020, 06:13:09 am »
CAPÍTULO  35 - DIOS

Este es el capítulo 35 de un total de 82 -que se irán publicando- en los que se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.



“Hace mucho tiempo que Dios abandonó el Cielo y se escapó de las iglesias. Ahora vive en la calle, y se relaciona más con la gente. Es más cercano y más humano. Posiblemente no le reconozcas, porque suele disfrazarse de ciudadano normal, de amanecer, de lágrima, de amigo…”

“No dejes para Dios lo que debas hacer tú, porque Dios también eres tú”.

“Dios es UNO (mismo), o sea, YO SOY DIOS”.

“Dios es la vida”.

“Me desconcierta tanto pensar que Dios existe como que no existe.”
(Gabriel García Márquez)

“Que ninguna religión quiera encerrar en su iglesia a Dios.
 Dios está en cada sitio. Libre. Suelto”.

“El día que consigas que un amanecer te provoque un escalofrío
 o despierte una de tus lágrimas, habrás visto a Dios”.

“Cuando hablo con Dios… ¡Estoy hablando conmigo!”

“Lo único que el hombre debe pedir a Dios, es a Dios”.
 (Eckhart)

"Dios sólo te pide una cosa, y es que te salgas de tu "yo"
 en cuanto eres un ser creado, y le dejes a Dios ser Dios en ti".
 (Eckhart).

“Si hay alguien que te quiere sin ningún tipo de censura
 ni condición ese es Dios. Y, ya lo sabes, tú también eres Dios:
 quiérete sin ningún tipo de censura ni condición”.

“Dios no vive fuera ni arriba sino que está dentro de ti,
 y no tiene otra morada”.

“Estamos destinados a encontrarnos con Dios.
 Eso quiere decir que se debe alcanzar un nivel de conciencia
 en el cual uno se da cuenta de que no hay separación entre Dios y él.
 Cada uno debe alcanzar su Conciencia Divina.
 Es por eso que si lo realizas complaces a Dios.
Tu eres el Dios de tu Universo Personal”.
  (Enrique Barrios)

“Tengo para mí que el fin de la vida es la visión de Dios, y he de conseguirlo, si es preciso, sacrificándolo todo:
familia, patria y hasta la vida”.
(Ghandi)

“Si no eres capaz de explicar la esencia de una flor,
 ¿cómo vas a explicar la esencia de Dios?”.

“Dios no se deja prender por conceptos ni encerrar en palabras.
 Por eso los niños están más cerca de Dios”.
(Lulú y Dios, de Steve Gianakos)

“Si arreglamos la casa por la visita de un amigo, ¡cuánto más no deberíamos arreglar nuestro interior para la instalación de Dios.”
(Anónimo)

“Yo no sé si Dios existe, pero si existe no le va a molestar mi duda”
(Mario Benedetti)

“La manera de ver la luz divina es apagar tu propia vela.”
(Proverbio antiguo)

“Si Dios no es humano…
¿por qué tenemos que entenderlo en términos humanos?”.



RECOMENDACIÓN

Si eres una persona que no crees en Dios, y me refiero a cualquier Dios de cualquier religión –aunque posiblemente todos sean el mismo con diferente nombre-, no te interesa seguir leyendo. Puedes dejarlo ya.
Si a pesar de ello, pero sin estar condicionado por algún tipo de pre-juicio previo, quieres seguir leyendo puedes hacerlo.
Tratar de un asunto que básicamente se basa en la fe personal de cada uno –que ni siquiera es la misma para todos- y que no hay forma de demostrar científicamente, porque está basado exclusivamente en la experiencia personal, es poco menos que imposible o es demasiado pretencioso, así que me limitaré a aportar un opinión – no una afirmación categórica- y no es necesario que nadie lo crea ni que cambie el concepto que tiene actualmente.


INTRODUCCIÓN

Sé que hablar sobre Dios es un asunto muy delicado para tratar y que es imposible que todos los lectores vayan a estar de acuerdo en algunas de las cosas que leerán. De hecho, hay una frase que repito muy a menudo: “No trates de agradar a todo el mundo, ni siquiera el propio Dios lo ha conseguido”.

Soy consciente de que hay diferentes grados de creencia, desde el más ateo o antirreligioso hasta el más fervoroso creyente, y que en medio hay muchos grados de fe, así que trataré de ser lo más aséptico posible.


Escribir acerca del Invisible, del Incognoscible, es una labor arriesgada.
Se corre el peligro de zarandear las ideas que no estén muy enraizadas y dejar a algunos sin algo a lo que aferrarse.
Al escribir la opinión libre se corre el peligro de desobedecer a aquellos curas que decían que todo lo relacionado con Dios es dogma, no dudable ni negociable, ni siquiera necesariamente explicable –para eso está la fe, según ellos-, y que Dios lo controla todo, incluso cada idea y si dudamos algo sobre Dios, si nuestra fe sufre una pequeña sacudida, si pecamos aunque solamente sea de pensamiento, Él se va a enterar y nos estará esperando para vengarse el Día del Juicio Final.

¿O puede que no sea tan vengativo?
Cuando nos referimos a Dios… ¿nos referimos al del Antiguo Testamento, tan cruel y nada cariñoso, o al del Nuevo Testamento, muy Padre y todo amor?
¿Qué concepto tienes de Dios?
¿Cómo es tu Dios?


De Dios se dice que debemos buscarle y encontrarle;  perderle el miedo pero no el respeto y que hay que recordar que somos sus compañeros o sus hijos, no sus siervos; que hay que estar preparados para dejarse encontrar por Él, para que no nos encentre ocupados o distraídos cuando venga a vernos.


 ¿QUIÉN ES DIOS?
 ¿QUÉ ES DIOS?
 ¿SOY DIOS?      

"El Rabí Baruj de Medzebozh decía que este mundo es luminoso para quien lo conoce y tenebroso para quien se pierde en él. A veces, comentaba,
yo vivo en él como un extraño y Dios también. Imaginen a dos niños que juegan a las escondidas: uno se esconde pero el otro no le busca.
 Imaginen Su pena”.
(Mario Satz, Cuentos Jasídicos).


Le empezamos a conocer por los rezos que hacen referencia a Él, o porque aparecía en medio de alguna de esas frases hechas que se usan a diario, o porque se le cita en los refranes… o le conocimos en el colegio, en clase de Religión, o al prepararnos para la primera comunión.
Impresionaba.
Nos dijeron que hizo Él solito el Mundo y sus elementos, el Universo y lo que aún no hemos llegado a conocer, el pensamiento, los espermatozoides, el mundo, el agua, la vida. Todo.
Nos hablaron del Dios del Antiguo Testamento, que era vengativo, sanguinario, un poco cruel y nada cariñoso.
Parecía increíble que fuera el mismo que en el Nuevo Testamento es todo amor.

Teníamos mucho por jugar y nos olvidábamos de Él.
Le recordábamos, eso sí, cuando había algún problema grave en la familia o alguna persona querida fallecía y nos venían con el dicho de que Dios se lleva a los buenos. Nos hablaron de su Cielo y del infierno del demonio, de la Eternidad, de sus infinitos poderes…
Más adelante nos planteamos en alguna ocasión, y en un gesto de secreta rebeldía, por qué la Iglesia tiene el monopolio y se han convertido en sus intermediarios, por qué esa distancia y esas barreras entre Dios y nosotros, por qué los dogmas, por qué tanto misterio sin explicar, porqué nos engañaron tanto y nos seguían engañando…

Alguien nos decía que Dios era cierto y otro alguien decía que era un invento del ser humano que necesita encontrar una justificación para dar sentido a su vida.
En el interior nos resonaba como si fuera cierto.
Algo tiene que haber.
Todo esto no puede aparecer de la nada.
Alguien ha tenido que crearlo todo, pero… ¿quién ha creado al Creador?, ¿hay otro Dios por encima de este Dios?, ¿y otro más aún por encima del Creador del Creador?
Tantas preguntas sin respuesta invitaban a dejar ese asunto para los eruditos.

Comenzamos a admirar a Jesucristo cuando supimos de él.
A veces, incluso le poníamos por encima del propio Dios.
Su ejemplo nos llevó a la Búsqueda y al Amor con más intensidad.
Intuíamos a Dios, sabíamos en lo más profundo que era innegable, que a pesar de su invisibilidad (aunque se Le puede ver por todas partes) existía y estaba, que era necesario encontrar los lazos que nos unen, quedar un día y conocernos más y mejor.
Mientras aún quedaba alguna duda, a los ojos atentos Él se repetía continuamente por todos los sitios aunque con otros nombres: vida, flor, sonrisa, amanecer, escalofrío…

¿Qué es Dios?... preguntamos, como si fuera algo,
¿y si no es algo?,
¿y si sólo es un sentimiento?, 
¿tiene que ser otra cosa?, 
¿es necesario que exista o con saber que uno lo siente dentro de sí es suficiente?

¿Confundimos al Dios "Creador", que evidentemente no somos ninguno de nosotros, (por lo menos creadores de grande milagros, porque pequeños sí que hacemos) con el Dios "Espiritual" que quizás sí somos?...
En espíritu y esencia parece que sí somos iguales.


Francisco de Sales









 

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