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 EL AUTOSABOTAJE



Octubre 17, 2010, 04:44:54 pm
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Desconectado franciscodesales

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EL AUTOSABOTAJE
« en: Octubre 17, 2010, 04:44:54 pm »
El autosabotaje es un acto involuntario e inconsciente, fruto de la baja autoestima y de la inseguridad.
Su forma de engrandecerse es muy cruel, porque se nutre de los miedos y las incertidumbres que nos plantean los asuntos nuevos, lo cual, en un desagradable círculo vicioso, nos provoca aún más miedos y más incertidumbres.
¿Por qué nos saboteamos?
Para evadir responsabilidades o por miedo a las consecuencias, incluso aunque estas fueran positivas (un éxito, que aparentemente es bueno, puede significar más trabajo, más esfuerzo o una mayor responsabilidad…)
O quizás se deba a que actuamos sin saber exactamente lo que queremos, y nos cuidamos de que no se cumpla “lo que sea” porque igual ese “lo que sea” tampoco es lo que queremos, así que, sin darnos cuenta lo saboteamos. Si supiéramos lo que queremos realmente, pondríamos todo nuestro esfuerzo e interés en conseguirlo, y lo haríamos sin boicotearnos, ya que esa certeza haría innecesario el sabotaje.
Otra razón es el miedo al cambio. Todos tenemos miedo a cambiar, incluso aunque estemos deseando cambiar. Algo, que no sé si llamar cobardía o costumbre, nos sugiere hacer caso a ese refrán que dice: “más vale malo conocido que bueno por conocer”.
A cada intento de dar un paso adelante se opone un anclaje férreo a lo que hay en este momento. ¿Es el conformismo quien colabora en el autosabotaje?, ¿O es el “siempre ha sido así”, o la tradición, o acaso una comodidad atávica que se opone a lo que sea distinto incluso aunque pudiera ser mejor?
Es como si tratáramos de acallar a nuestra conciencia diciendo “lo voy a hacer”, mientras, por otra parte y de otro modo, hacemos todo lo posible para que el proyecto no salga adelante.
Eso sí, jamás aceptaremos nuestra responsabilidad o culpabilidad en ello. Siempre acusaremos a las circunstancias, o al destino, o a la mala suerte, o a que no es el momento adecuado.
Mentira.
Seremos nosotros mismos, o será un pequeño y asustadizo yo, quien, involuntariamente, y de un modo inconsciente, provoque las situaciones que impidan el final feliz de lo que nos hayamos propuesto.
Hay muchas preguntas cuyas respuestas podrían aclararnos qué nos pasa, de verdad, en nuestro funcionamiento.

¿Por qué fallo a la hora de gobernarme?

¿Por qué sigo haciendo lo que sé que no es bueno para mí?

¿Por qué no me empeño firmemente en colaborar para que me vayan mejor algunas cosas?

Cuando me planteo un cambio, ¿pongo todo de mi parte para cumplirlo, o no me implico plenamente y sólo trato de quedar bien con mi conciencia?
Parece como si la idea de hacer algo y la voluntad para hacerlo no se pusieran de acuerdo en hacer juntos y en la misma dirección el camino a realizar.
Parece como si la razón funcionara perfectamente en su lógica, pero luego no encontrara el aliado adecuado para llevar sus deseos a buen término.
La vida es un cambio continuo, y sin esos cambios está estancada, y se vuelve aburrida y monótona. La vida, quieta, se muere.
Continuamente hacemos cambios. Unos simples, en la comida o en la ropa. Otros, más decisivos, como tener un coche nuevo o cambiar de trabajo. Otros, son realmente importantes, como casarse o decidir seguir en la soltería, o cambiar de casa o de ciudad.
Está claro que sabemos hacer cambios, o sea que si no los hacemos es porque no queremos.
Aquí vuelve a quedar patente la importancia de tomar de un modo firme la responsabilidad de la propia vida.
Aunque parezca que le tengo que agradecer poco a mi vida, es mía y yo soy el único responsable.
Es mi vida y tengo la obligación de hacer de ella una buena vida.

Conviene tener muy clara la razón de por qué no se hace un cambio: si de verdad es mejor no cambiar, o si vuelve a ser un autosabotaje.
Por ejemplo, si uno sigue soltero conviene tener claro el por qué. Si es una decisión no condicionada, estupendo: puede ser una buena y acertada decisión. Pero conviene comprobar que no sea el miedo a dejar la comodidad y las ventajas de la soltería, o la pereza de empezar todo de nuevo, o el miedo a la responsabilidad de mantener ese amor vivo y la convivencia con otra persona, o que posiblemente se creen unos hijos a partir de esa unión, y eso implica nuevas responsabilidades
Deepak Chopra dice: “El amor no es sólo un sentimiento. El amor es un sentimiento seguido de un comportamiento”. Por ello, ¿provoco un autosabotaje cada vez que conozco a una persona de esas que podrían entrar directamente en mi corazón?, ¿Le encuentro pegas por todos los lados?, ¿Le saco mil defectos?, ¿La menosprecio?, ¿Trato de convencerme de que no es ella la adecuada con el argumento de que tengo que esperar un poco más hasta que aparezca otra mejor?, ¿Son verdaderas las respuestas a estas preguntas que me hago, o son también un autosabotaje?

Sabemos que somos gobernados por dos mentes, la consciente y la inconsciente, y que rara vez se ponen de acuerdo para funcionar en la misma dirección y al mismo tiempo.
Si conscientemente decidimos una cosa, sólo mientras actuamos de un modo consciente estamos atentos a ello, porque en cuanto nos distraemos de esa atención, entra en funcionamiento el piloto automático que es el inconsciente, y este no respeta los deseos ni las decisiones del consciente. Sus intereses son otros, y sólo sigue las directrices de sus normas, siempre antiguas y condicionadas.
Freud nos hizo ver que al ser humano le interesan, sobre todo, las cosas que le producen un placer instantáneo. Más que las cosas que requieren una planificación y un esfuerzo. Por eso es fácil que le venzan la pereza o la desgana.
La mente consciente y racional es la que le tiene que convencer al ser humano de que, a veces, hay que invertir en tiempo y esfuerzo para ver los resultados más adelante. El inconsciente está más gobernado por el placer inmediato, y se preocupa menos de las inversiones. ¿Podemos deducir de esto que es el inconsciente el que provoca los autosabotajes? Pues es así, pero eso no nos sirve para eludir lo que es, sin duda, nuestra responsabilidad.
Presta atención a tus pensamientos, que son producto de tu mente, y comprueba si son de tu mente consciente o la inconsciente. En el primer caso, habrás sido tú quien habrá controlado el proceso mental y por eso puede ser que ese pensamiento sea correcto y adecuado, y sea fruto de tu verdadero deseo. Hazle caso a él, porque es el auténtico, y no al otro.
Y vive muy conscientemente, para darte cuenta cada vez que sientas un estancamiento en el desarrollo de tus propósitos; averigua quién es el boicoteador, y no le permitas que te ponga trabas o zancadillas.

(Basado en algunas ideas de un texto de Mar Cantero Sánchez)


Diciembre 17, 2010, 12:29:10 pm
Respuesta #1

Desconectado lolo

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Re: EL AUTOSABOTAJE
« Respuesta #1 en: Diciembre 17, 2010, 12:29:10 pm »
Me ha gustado el artículo.
Tengo la impresión de que todos llevamos escondido un pequeño, o grande, saboteador y que tardamos mucho tiempo en darnos cuenta de su existencia, y aún un poco más en destituirle del cargo que nunca le dimos.

Saludos,

 

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