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 DOLOR Y SUFRIMIENTO



Marzo 27, 2012, 06:19:10 am
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DOLOR Y SUFRIMIENTO
« en: Marzo 27, 2012, 06:19:10 am »
DOLOR Y SUFRIMIENTO: CUANDO UN ALMA OPRIMIDA NO PUEDE MANIFESTARSE.



El dolor es la expresión del alma hecha cuerpo cuando no puede expresarse con libertad, experimentar el amor que es, y concretar su propósito, única causa de verdadero sentido en esta vida.

La tristeza es la emoción que aparece cuando perdemos algo querido o necesitado.

El sufrimiento es el resultado de la lucha interna entre el yo falso y el alma.

La depresión es un alma que intenta expresar su impotencia frente a un ego que la daña y no la deja desplegar su divinidad en la tierra.

Dentro de cada uno de nosotros vive un aspecto eterno, divino, infinito, nuestro ser Esencial, y un aspecto que tiene una forma definida más visible, que es nuestra personalidad.

La personalidad, que vamos construyendo con la guía del mundo externo, es el instrumento a través del cual el Ser puede manifestarse o puede permanecer en el encierro.

El tipo de educación que hemos recibido, tanto de nuestros padres como de las instituciones, no está orientado a facilitar el autoconocimiento, la conexión con la verdad intuitiva, emocional, sensitiva, el reconocimiento y uso de los derechos universales del ser, el reconocimiento del poder personal y el ejercicio de la libertad responsable.
Todo lo contrario.
Esta ausencia sumada a las características avasallantes e imponedoras del sistema educativo, dan como resultado la construcción de una personalidad adaptada para servir a la verdad que impone el afuera.
Para poder hacer esto, el niño, el joven, el adulto, han de buscar maneras de oprimir al ser esencial y con esto, su verdad.
Para ello irá creando una personalidad mental cargada de mandatos y creencias limitantes, que terminará siendo una estructura que sofoca, tapa, reprime, limita y lastima al verdadero ser.
Al alejarse cada vez más la personalidad de la Esencia se produce la gran enfermedad del hombre: el desconocimiento de sí mismo.

Cuanto mayor sea el desvío mayor es el grado de sufrimiento, mentira, ansiedad, vacío, depresión y violencia.

Una personalidad que bloquea la manifestación del Ser esencial es la única y principal fuente de violencia, considerando como tal, todo lo que impida la vida y la manifestación de lo que de verdad Es.

Con esta realidad interna, salimos a la “vida” y reproducimos esta matriz en el mundo externo.

A la violencia estructural interna, se sumará luego la violencia estructural externa, manifestada en los sistemas creados para organizar la vida del hombre.
Cada vez, sé hace más visible la necesidad de transformar la educación actual y esto es una tarea más que posible.
El primer paso requiere que los adultos (madres, padres y maestros) transformen y recreen su propia personalidad. Esto supone entrar en un proceso que posibilite ir reconociendo las creencias limitantes que oprimen la manifestación plena de su ser esencial y entrenar la liberación.

No se necesitan leyes ni permisos externos para la transformación, se necesita que nos apropiemos de nuestra propia vida, de nuestro propio poder y que nos comprometamos con nuestro proceso de transformación.

ESTA TRANSFORMACIÓN ES LA QUE TRANSFORMA EL SISTEMA.

Sólo si podemos transformarnos, el sistema se transformará por añadidura. Y todos contamos con el poder para hacerlo. La evolución de la sociedad será un espejo de la evolución que como hombres hayamos alcanzado.
Estamos invitados en este tiempo a ampliar la conciencia para poder ver más allá de lo que a primera vista se ve, e intentar así crear alternativas y propuestas educativas en las que la esencia encuentre un canal e instrumentos para la expresión libre, responsable, constructiva, intuitiva y genuina.

Estamos invitados a recrear nuestra personalidad de modo tal que deje de ser un instrumento interno, destructivo y opresor para convertirse en el mejor servidor del alma, del ser.

Detrás de toda forma impuesta está la esencia que buscará siempre manifestarse.

Las manifestaciones de sufrimiento humano que hoy vemos en los niños, jóvenes y adultos, son modos de expresión de un sufrimiento interior que ha alcanzado grados de intensidad insoportables.

Las adicciones son intentos desesperados e ineficaces que buscan apaciguar este profundo dolor.

Lo mejor que podemos darle a nuestros hijos es guiarlos desde la temprana edad en la construcción de una personalidad que sea funcional al ser esencial que habita dentro de ellos mismos. Una personalidad que les permita ir expresando lo más verdadero de sí mismos y de ese modo ir desplegando su potencia de una manera constructiva y amorosa.
Pero esto no podremos dárselo si los adultos no hacemos esta tarea primero con nosotros mismos.

Vivir desde el ser, es bajar el cielo a la tierra, única causa verdadera de dicha, alegría y plenitud que como humanos divinos podemos experimentar. Este es el mejor regalo que le podemos dar a nuestros niños y a la existencia. Lo único que nos puede liberar del juego absurdo del sufrimiento.


Carina Tacconi
(La educación del ser)

 

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