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 RE-EDUCAR LA MENTE



Mayo 28, 2012, 07:00:15 am
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Desconectado Francisco de Sales

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RE-EDUCAR LA MENTE
« en: Mayo 28, 2012, 07:00:15 am »
RE-EDUCAR LA MENTE


La mente nos juega muchas malas pasadas.

Una de ellas, es que nos complica la vida.

Desde el gobierno auto-impuesto de su dictadura, ya que raramente nos encargamos de controlar su capacidad para administrar nuestra vida, o desde su autoridad más que cuestionable -incluso es cuestionable la moralidad de nuestra propia mente-, dirige nuestra vida de un modo caótico, autoritario, y condicionada por sus propios miedos y confusiones.

Nadie tiene una mente limpia, pura, descondicionada.

Todos estamos influenciados, en mayor o menor medida, por nuestra educación, nuestras circunstancias, y nuestro pasado.

La aparente libertad de pensamiento de la que gozamos no es más que un espejismo que nuestra mente nos proporciona para que creamos que somos nosotros quienes pensamos, y para que no nos metamos con ella.

En realidad, casi nunca somos nosotros quienes pensamos, sino que es nuestra propia miente quien dirige a su antojo la dirección de nuestros pensamientos.

No pensamos: somos pensados.

Quizás el único momento en que contactamos con la parte pura y descondicionada de nuestra mente es cuando estamos en una meditación o en una relajación, y conseguimos evadirnos del ego, y de la actividad frenética de la mente -de esa mente que se obstina en buscar lo que cree que son nuestros intereses, que en realidad son los suyos-.

La tarea que estaría bien que nos propusiéramos –que es una tarea larga y lenta-, es descondicionar la mente, descontaminarla, despojarla de prejuicios, de miedos, de rutinas; reducarla en libertad, en la costumbre de ver todo nuevo y todo como si fuera la primera vez; en ser comprensiva, en aceptar que las personas y las cosas son como son, y que no es bueno que se inmiscuya –y nos inmiscuya-, en todos los asuntos.

La mente es, y esto debiéramos tenerlo muy claro, un instrumento a nuestro servicio.

Un instrumento que hay que utilizar como utilizamos una mano o utilizamos las piernas -que nosotros decidimos cómo, hacia dónde y cuándo mover-.  ¿Te imaginas si tuvieran autonomía propia y fueran ellas quienes decidieran qué quieren coger o dónde nos quieren llevar?

Pues eso es lo que hace nuestra mente.

Divaga, especula, decide, mariposea, redunda una y mil veces en lo pesimista, imagina cosas casi inimaginables…

Y somos nosotros quienes pagamos sus errores, quienes sufrimos sus disquisiciones, víctimas de sus caprichos, por no saber imponer el orden, y no tomar las riendas en tan delicado asunto.

A la mente conviene tenerla encerrada en un cajón, y sacarla solamente cuando se necesite –no olvidar que es un instrumento a nuestro servicio, y que nos pertenece y no le pertenecemos-, y hemos de controlar todo el proceso mental, siendo nosotros, estando conscientes de ello, quienes indiquemos el modo.

Porque nos engaña una y otra vez.

De pronto, nos presenta una propuesta, una solución, una idea, y creemos que somos nosotros quienes hemos pensado eso, y lo aceptamos sin más, sin condiciones.

Y no es cierto. Es la mente quien ha pensado por su cuenta, y esa mente, siempre, está subordinada a sus miedos, está manipulada por su propia inseguridad, y asustada ante el temor de que se descubra su impostura, y la fragilidad sobre la que se sustenta.

La tarea que nos propone la vida es gobernarla, y no ser gobernados por la mente.

Lo que nos propone es encontrar la coherencia entre lo que pensamos, lo que sentimos y cómo procedemos.

Para ello es imprescindible conocer sobre qué principios o normas se erige la mente, qué modo de actuar tiene, en qué se basa, cuáles son sus reglas y raíces, en qué se manifiesta con rectitud y en qué es injusta.

Es una hermosa tarea la de descubrirse.

Y es hora de ponerse a ella, para conseguir una mente libre, que acepte y comprenda todo y a todos, que entienda que cada quien es cada cual y es como es; que hay cosas a las que es inútil enfrentarse; que cada uno busca la paz en vez de la auto-confrontación; que conviene desdramatizar en lo posible las cosas desagradables; que hay que saber apreciar el alimento de la música o del silencio; que es necesario estar abiertos a nuevas experiencias y conocimientos; y que es necesario desestancarse, escapar de los prejuicios, y estar abiertos a evolucionar y crecer.

Seremos los primeros beneficiados del resultado.


Y ahora que lo sabes… ¿vas a hacer algo para re-educarla?





Agosto 19, 2019, 07:35:52 am
Respuesta #1

Desconectado Tadeo Rivas

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Re:RE-EDUCAR LA MENTE
« Respuesta #1 en: Agosto 19, 2019, 07:35:52 am »
Me parece muy interesante esto.

 

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