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 DEJA DE INTENTAR SER PERFECTO



Agosto 29, 2013, 06:14:00 am
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Desconectado Francisco de Sales

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DEJA DE INTENTAR SER PERFECTO
« en: Agosto 29, 2013, 06:14:00 am »
DEJA DE INTENTAR SER PERFECTO



El culto a la perfección impera más que nunca en nuestras sociedades y superarse a uno mismo está cada vez más de moda. Desafíos cotidianos que pueden salirnos caros y nos condenan a una frustración constante. ¿Por qué no empezar a aceptar nuestras imperfecciones?


La necesidad de ser el mejor en todo es uno de los rasgos característicos de la época en la que vivimos. En el trabajo, con nuestros hijos, hasta debajo de las sábanas, el perfeccionismo condiciona hasta la última de nuestras acciones hasta obligarnos a escoger el mejor detergente o la crema más efectiva.

El culto a la perfección nos convierte en perfeccionistas condenados a competir constantemente, queriendo superar siempre los límites de una felicidad imposible de alcanzar. Sin embargo, querer ser el mejor padre, el mejor amante o el mejor empleado, acaba acarreando muchas frustraciones. En su libro “El aprendizaje de la imperfección”, el profesor de psicología positiva Tal Ben-Shahar, estima que “abandonando la perfección conseguirás aceptar lo que la vida te ofrece y sacar de ello el mejor partido”.


EL PERFECCIONISTA

Cada vez que actúa se pregunta si habrá hecho bastante. Sin llegar a la caricaturización, podemos decir que los perfeccionistas presentan una serie de rasgos en común: “el perfeccionista intenta, por encima de todo, ser el mejor y mostrarse altamente eficaz. No importan los medios ni cómo se siente, lo único que cuenta es el resultado”, explica el filósofo Fabrice Midal, editor de Tal Ben-Shahar.

Rechaza todo lo que se aleja de su visión idealizada de la vida donde no hay lugar para los errores ni para los defectos. Necesita controlarlo todo para sentir que tiene el poder aunque este sentimiento en realidad sea falso. En el fondo, y aunque no lo reconozca, sufre cada vez que no consigue llegar a su altos niveles de exigencia.


LOS PELIGROS DE LA BÚSQUEDA DE LA PERFECCIÓN

El fijarnos objetivos casi inalcanzables no nos da para nada la felicidad, al contrario, “este comportamiento puede llegar a hacernos muy infelices”, intenta demostrar Tal Ben-Shahar en su libro. El problema es que el perfeccionista no consigue sacar satisfacción alguna de sus éxitos porque una vez alcanzado el objetivo, necesita siempre superar un nuevo reto, “resultando en una insatisfacción crónica y en un sentimiento de frustración constante”, añade Fabrice Midal.

Además, vive en un mundo idealizado, donde no existen los pensamientos dolorosos, que le lleva a negar la realidad y que a la larga le sale caro porque le crea angustia. El miedo al fracaso planea sobre él, como un fantasma o como una sombra pegada a los talones de la que no se puede desprender.

En algunos casos, un simple fracaso puede hacer que todo su mundo se desmorone.


APRENDER A SER IMPERFECTOS

El deseo de mejorar forma parte de la naturaleza humana y nos ayuda en muchas ocasiones. Sin embargo, cuando se lleva al extremo, hace más mal que bien. “El modo en el que hemos proyectado nuestra búsqueda de la perfección nos ciega y todavía nos queda mucho trabajo que hacer para deshacernos de esta creencia”, insiste Fabrice Midal, haciéndose eco de las palabras del profesor de psicología positiva. En lugar de mostrarnos a los demás como si no tuviéramos defectos, deberíamos hacer todo lo posible por aceptarlos. Cuando tenemos una visión “imperfecta y aceptable”, las emociones dolorosas forman parte de nuestra vida. ¡Es completamente normal estar nervioso antes de una entrevista de trabajo!

Según Tal Ben-Shahar, existe una diferencia entre la aceptación activa de nuestras emociones, la cual nos sirve para aprender a sacar lo mejor de ellas, y la prohibición de sentirlas, la cual nos inhibe. En cuanto al fracaso, podemos aprender de ello. Al final, lo que realmente importa es el camino que seguimos, o nuestro recorrido, más que el destino o el resultado.


VALORAR MÁS NUESTRA VIDA

La aceptación de la imperfección se basa en una idea fundamental: aprender a valorar nuestra vida en lugar de desafiarla constantemente. Según un estudio dirigido por los psicólogos Robert Emmons y Michael McCullough*, las personas que diariamente piensan en cinco cosas, pequeñas o grandes, por las que se sienten agradecidos (personas que tienen el sentido de la gratitud más desarrollado) afirman sentirse mejor que las que no lo hacen. ¿Cuál es el motivo? “Cuando desarrollamos la gratitud, ya no necesitamos que pase algo extraordinario para ser felices. Son las pequeñas cosas las que pueden llegar a emocionarnos”, responde el filósofo.

Su consejo: pensar cada día en 3 o 5 cosas por las que te sientas agradecido.


LOS DEMÁS TAMPOCO SON PERFECTOS

Atrapado entre el miedo al fracaso y la obligación de dar siempre lo mejor de sí mismo, el perfeccionista suele ser muy exigente con los demás. El más mínimo contratiempo puede llegar a poner en juego una relación. El aprendizaje de la imperfección pasa, por una parte, por aceptar el conflicto, que ya es un paso para llegar más lejos. Por otra parte, hay que dejar de lado expectativas idealistas con respecto a los demás y fijarnos otras más acordes con nuestras propias necesidades y con el respeto de las de los otros.

Por todo ello, aprender a no ser perfectos puede convertirse en el camino de vuelta a nuestra humanidad.

C. Maillard


http://bienestar.doctissimo.es/psicologia/desarrollo-personal/perfeccionismo.html

 

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