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 EL DIVORCIO: PROCESO DE RENOVACIÓN Y APRENDIZAJE - 1ª parte



Agosto 14, 2014, 08:04:21 am
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EL DIVORCIO: PROCESO DE RENOVACIÓN Y APRENDIZAJE - 1ª parte
« en: Agosto 14, 2014, 08:04:21 am »
Y... ¿colorín colorado?: El divorcio, un proceso de renovación y aprendizaje


¿Morir de amor?...¡¡jamás!!

 “Sin mi marido, yo no sería capaz de sobrevivir; preferiría estar muerta
antes que estar sin él”

Esa era mi forma de pensar (hoy lejana y absurda), desde que me uní de manera emocional, sentimental, económica y legal a mi, todavía, esposo. Dicho pensamiento rigió mi vida durante casi 18 años de matrimonio (en verdad así lo creía, me aterrorizaba la simple idea de no tenerlo cerca). No era un secreto, vergonzosamente reconozco que acostumbraba gritarlo a los cuatro vientos, repitiéndolo incansablemente a él y a toda la gente cercana. Sin embargo, esta estúpida idea  solo contribuyó a acrecentar su soberbia y a hundirme en una triste y cruel dependencia emocional, de la que hoy, apenas comienzo a liberarme.

Hace poco más de un año comenzamos los trámites para un “sencillo y rápido divorcio voluntario”, decisión dolorosa para ambos, y sorpresiva  para la familia y quienes nos rodeaban, pues siempre nos imaginaban como una pareja perfecta, la familia ideal. Sin embargo, no lo éramos.

Hoy me encuentro en medio de una complicada e interminable separación legal de aquel hombre que creí “indispensable”, y del que pensé permanecer enamorada y unida hasta el fin de mis días, pero, inexplicablemente, mi amor por él se esfumó como se extingue la llama de una vela. Ahora, escribiendo estas líneas, puedo darme cuenta, felizmente, que no he muerto de dolor a pesar de las dificultades legales por las que atravieso.

La realidad es que he sobrevivido… ¡sigo más viva que nunca para pelear por mis derechos! Sería más fácil morirme a causa de un catarro, pero por amor… ¡¡jamás!!

En esta entrada hablaré del proceso de divorcio desde el punto de vista femenino, basándome en varios estudios, pero especialmente, desde mi propia perspectiva, desde mi experiencia...



Cuando iniciamos una relación nos imaginamos que será para siempre. Soñamos con construir un hogar, tener unos hijos preciosos y vivir juntos y "felices para siempre" (el típico final de los cuentos sobre príncipes azules inexistentes). Cuando descubrimos que este plan de vida y la complejidad de la relación de pareja no eran como lo esperábamos, comenzamos a pensar en alternativas, y quizás nos lleven a tomar la decisión de divorciarnos. Es entonces cuando sentimos que el fin del mundo (al menos el nuestro), ha llegado.

La cantidad de divorcios registrados aumenta en todo el mundo occidental de forma vertiginosa. Algunos expertos prevén que muchos más de la mitad de los matrimonios que se celebran cada año acabarán en divorcio. Por otra parte, la proporción de matrimonios de divorciados es elevada: tres cuartas partes de las mujeres divorciadas vuelven a casarse, aunque aproximadamente la mitad de ellas se divorcia de nuevo.

Los problemas que pueden deteriorar el amor de una pareja suelen ser, entre otros: El advenimiento del primer embarazo (cuando es producto de una gestación no deseada), la insatisfacción sexual, la falta de comunicación o la comunicación negativa, el tránsito del amor pasional al amor maduro, la distribución de las tareas del hogar, la intervención de la familia de ambos cónyuges en su vida, la infidelidad y los celos, el problema de los "amigos de él", los "almuerzos de ella", los problemas económicos y el maltrato.

Las mujeres no incluimos la separación dentro de nuestros planes. Pero si llega el momento, nos surgen las siguientes interrogantes: ¿Y ahora qué hacemos? ¿Cómo afrontarlo? ¿A quién podemos pedirle ayuda? ¿Divorciarse quiere decir que hemos fracasado? ¿O es una etapa más en la vida que debemos asumir y verla como una oportunidad para crecer?

¿CÓMO MANEJAR EL DIVORCIO?

El divorcio, desde el punto de vista psicológico, puede verse como cualquier otro proceso de duelo, ruptura, separación o muerte. Requiere elaboración y trabajo para superarlo.

El divorcio trae consigo profundos cambios, así como la pérdida de un sueño de proyecto de "familia feliz".

Toda crisis matrimonial, que desemboca en un divorcio, suele conllevar una gran dosis de sentimientos encontrados, tanto de decepción, soledad, fracaso, como de rabia, impotencia, ira, frustración…


ETAPAS

Incertidumbre:
En esta etapa nos preguntamos: ¿Será la mejor decisión? En los primeros días (antes o después de la firma de papeles), se vivirá en gran medida  la parte emocional del proceso: llanto, pena, preocupación, preguntas sobre el porqué de la situación, rememoración de momentos pasados, culpabilidades, etc.

Shock:
Quedamos impávidas y absortas, imaginando una vida difícil, insegura y casi imposible, pues estamos acostumbradas a una vida (quizás no tan cómoda como creemos), pero conocida. La tentación hacia el conformismo y a evitarnos problemas, pleitos legales, emociones y discusiones, nos invaden en varios momentos.

Rabia:
¿Por qué me pasa a mí? Vemos el proceso como un fracaso. Nos preguntamos a cada momento, por qué no pudimos salvar la relación. Sentimos rabia contra la pareja y contra nosotras mismas. Aunque hayamos sido nosotras las que propiciamos la separación. La depresión, tristeza y dolor son inevitables.

Nostalgia:
Luego viene una fase de anhelo, extrañar a la pareja, es una etapa de más apaciguamiento, pero con mucha nostalgia.

Aceptación:
Generalmente no lo haremos con alegría, no importa quién lo haya decidido o propiciado, pues aunque hayamos sido nosotras,  tendremos que vivir el duelo y al final  asumir la situación.


Desde la etapa de shock hasta la aceptación, suceden en forma simultánea; no son diferenciadas. No nos damos cuenta cuando estamos tristes, cuando sentimos rabia o cuando ya estamos aceptando la situación. Sin embargo, siempre vivimos este proceso, sobre todo, cuando la ruptura se da de forma abrupta. Todas las mujeres tienen que pasar por estas etapas para poder superar el divorcio.
Poco a poco nos iremos acondicionando a la nueva vida. Es entonces cuando entrarán en escena nuevas preocupaciones, tales como las pérdidas económicas, materiales, de propiedades, las relaciones familiares y con los amigos mutuos...

Si te encuentras en una etapa avanzada de tu divorcio, o tienes algún tiempo separada, los siguientes criterios pueden ayudarte a evaluar tu etapa de aceptación y adaptación:
•   ¿Has aceptado que tu matrimonio se terminó?
•   ¿Has hecho las paces con tu ex-esposo, a modo de llevar una relación respetuosa y cordial por el bien de tus hijos?
•   ¿Has analizado cómo contribuiste para llegar al divorcio? (sin sentirte culpable, solo como una forma de asumir tu parte de responsabilidad)
•   ¿Has establecido un soporte o red de apoyo con tu familia, amigos, grupos de ayuda o profesionales?
•   ¿Has pensado en un proyecto a futuro diferente de las metas que tenías planeadas en el pasado? En otras palabras, planea tu vida como una mujer soltera.
•   
ASESORÍA LEGAL:

Es recomendable que desde antes de iniciar el proceso, casi desde los primeros avisos, solicites asesoría legal, principalmente. Las leyes, los jueces, tus derechos y la forma de exigirlos estarán mejor protegidos y los comprenderás mejor cuando un verdadero profesional te asesore.

Si deseas asesoría, puedes dirigirte a las instancias que aparecen en la barra derecha de este blog. Para comenzar el trámite de divorcio, lo correcto es acudir al Juez Familiar del Tribunal Superior de Justicia que te corresponda. Cada entidad federativa cuenta con instancias gubernamentales que proporcionan "abogados o defensores de oficio". En dicha barra puedes localizar el enlace respectivo...

Muchas mujeres aceptan, sin luchar, los pormenores de la separación, perdiendo así gran parte de sus derechos (por experiencia propia, puedo decir que es el peor error que se comete, pues recuperarlos implica un mayor desgaste económico y emocional). Esto se debe a que se toman decisiones en un momento poco adecuado, al dolor, la culpa, y, muchas veces, al acostumbrado sometimiento que las mujeres padecemos, a través de sugerencias, órdenes y hasta amenazas que la pareja ha ejercido de forma normal en contra de nosotras durante la relación, lo cual, se ve reflejado mayormente, también en esos momentos.

Cuando pasamos por una etapa altamente emocional y estamos deprimidas, angustiadas o tensas, es mejor no tomar decisiones, porque podemos equivocarnos. Nuestra culpabilidad o nuestra responsabilidad nos harán tomar decisiones erróneas de las que nos arrepentiremos más adelante.

Casos como perder una propiedad por no pelear con el ex-marido, hace que luego la mujer se encuentre en una situación inferior, en desventaja, sin un sitio donde vivir y sin el dinero que le corresponde.

Si las cosas surgen muy precipitadamente y no te encuentras con ánimo de tomar decisiones, busca ayuda profesional (psicológica pero, principalmente, legal) y asesórate con alguien que te ayudará a buscar la parte más beneficiosa para ti. No estará involucrado emocionalmente y podrá luchar mejor por tus intereses y propiedades.


EL DOLOR:

El divorcio es uno de las cosas que causa más tensión en una persona. El cónyuge que se va, frecuentemente experimenta un alto sentido de remordimiento y culpa, mientras el que se queda, se encontrará desprevenido para el final de la relación. La decisión para el divorcio es hecha típicamente con ambivalencia, incertidumbre y turbación. Es un paso muy difícil. La identidad de toda la familia cambia, de la misma forma que los principales involucrados.

El dolor y el sentido de pérdida son comunes en estos casos. Aun cuando tú seas quien quiere el divorcio porque te hayas dado cuenta que ya no amas a tu marido, puedes sufrir la pérdida del utópico sueño de “vivir felizmente para siempre”.

Por ejemplo, si la familia era un grupo cercano, que gozaba de eventos deportivos y reuniones, esa identidad va a cambiar. Si eran parte importante de tu entorno y de tu vida, podrás experimentar dolor por la pérdida de dichos integrantes.


Si tienes hijos, puedes afligirte por ellos, o sentirte culpable acerca de los cambios en sus vidas que serán ocasionados por el divorcio.

El dolor es normal, pero si la intensidad del dolor es demasiado grande, o el tiempo de pérdida parece muy largo, entonces buscar consejos entre gente que te quiera o de algún profesional en ayuda emocional, puede ser útil y apropiado.

Pronto te darás cuenta que el divorcio no es un evento con un claro principio o final… ¡¡es un proceso!! Este proceso frecuentemente comienza mucho antes de cualquier acción legal, y puede durar años.

Si eres tú quien pide el divorcio, tendrás que enfrentarte a tu propia decisión, y además, deberás explicarlo a todo tu entorno familiar y social más íntimo y cercano, así mismo, deberás tener en cuenta, todas las circunstancias y consecuencias de dicha decisión.

Si tú cónyuge lo ha solicitado, deberás estar preparada para afrontar todas las consecuencias, por lo que, deberás reflexionar sobre los siguientes puntos:
•   Ten claro que un divorcio, siempre conllevará cambios en tu situación económica y financiera, estilo de vida y tradiciones.
•   Un divorcio implica aceptar la tristeza y la ira de tus hijos, que no entenderán el por qué de la ruptura (no importa la edad).
•   Un divorcio puede significar, tener que afrontar una etapa de inseguridad, miedo y temor a lo desconocido.
•   Y, por último, deberás ser capaz de romper con todo tu pasado, mental, emocional y espiritualmente, puesto que una nueva vida comienza para ti.
•   
El divorcio en todas sus fases:

EL DIVORCIO LEGAL


Disolución o conclusión del casamiento por las leyes de cada país. Es común sentirse fuera de control cuando los abogados y jueces asumen las decisiones. Si quieres tener más control durante el proceso, intenta mantener una comunicación clara y cercana con tu abogado.


EL DIVORCIO EMOCIONAL

Cadena de eventos, sentimientos y emociones que continúan durante el proceso del divorcio. El divorcio emocional significa abandonar los sentimientos que se involucraron en el casamiento. Ambos pueden sentirse desilusionados y enojados mutuamente. Lo ideal es ser conscientes del cambio, y aceptar que el casamiento entre ambos no se encuentra ya dentro de sus necesidades.

Al encarar un divorcio, ambos cónyuges necesitan relajarse para hablar; necesitan discutir planes para el futuro, incluyendo cómo educarán a los hijos, cómo trabajarán juntos como padres; las responsabilidades se dividirán y cómo involucrarán a la familia y amigos. La amargura y los conflictos deben apartarse cuando empiecen a hacer de proyectos de vida diferentes, pero integrándose por las cosas, situaciones y responsabilidades que compartirán.

EL DIVORCIO ECONÓMICO

División o repartición justa del dinero y propiedades, requiriendo que la pareja (que una vez funcionaban como socios), aprendan a establecerse de forma independiente.

Los acuerdos de divorcio aceptan a menudo el supuesto de que la mujer será autosuficiente en cuanto a sus ingresos, pasando por alto la gran disparidad existente entre los sueldos de los hombres y los de las mujeres. El divorcio de común acuerdo ha constituido un auténtico desastre económico para las mujeres que carecen de preparación profesional, de destrezas laborales o de una experiencia laboral importante.

Las mujeres son quienes más sufren una injusticia económica. Las madres son las que tendrán que trabajar más horas, reduciendo la cantidad de tiempo disponible para sus niños. Un arreglo sobre el cuidado de los niños y más confianza en que los hijos mayores ayuden con los deberes familiares, puede ayudar en tu estabilización.

Hay varias cosas que debes pensar cuando estés negociando los cambios económicos causados por el divorcio:
•   No involucrar a los niños en cargas financieras. Preocuparse por dinero puede ser difícil para ellos. Tus hijos necesitan apoyo y solidez.
•   Analiza tus necesidades financieras y tus recursos disponibles. Haz una lista de tus ingresos y gastos. Los presupuestos son instrumentos poderosos para mitigar la tensión financiera.
•   Controla tus gastos, especialmente, en los meses iniciales después del divorcio.
•   Planea mejorar tu situación económica. Es importante buscar educación adicional o entrenamiento en alguna actividad extra para poder aumentar tus ingresos en un futuro.
•   Lo más conveniente es que tu ex-pareja y tú planeen el futuro de los hijos. Ambos padres generalmente son responsables por la educación de sus hijos. ¿Será posible para guardar dinero para este propósito?
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Muchas veces, la tensión durante este proceso dificulta la comunicación entre la pareja involucrada, por eso es necesaria la intervención de algún profesional legal, que pueda planear y dirigirte en este tipo de situaciones. No minimices la importancia de los puntos anteriores, es vital que exijas tus derechos y quedes protegida junto con tus hijos.

Sin embargo, hay que reconocer que a pesar de todas las dificultades, muchas mujeres han logrado subsistir y sacar a sus hijos adelante. Señalan ciertas ventajas correspondientes a su categoría de progenitoras únicas, como la sensación de autonomía e independencia.

El estilo de vida alternativo de la mujer sin pareja se considera cada vez más válido y satisfactorio.




 

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