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 EL EFECTO EN LOS NIÑOS DE LAS DISCUSIONES DE PAREJA



Septiembre 10, 2014, 06:26:34 am
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EL EFECTO EN LOS NIÑOS DE LAS DISCUSIONES DE PAREJA
« en: Septiembre 10, 2014, 06:26:34 am »
EL EFECTO EN LOS NIÑOS DE LAS DISCUSIONES DE PAREJA




Quede claro, amigo lector, que no pretendo hacer ningún ensayo de psicología ni nada parecido. No me voy a amparar en estudios ni en ninguna otra cosa que mi experiencia como terapeuta para poner de manifiesto los devastadores efectos en los niños de las discusiones de pareja.

Bueno, he dicho en los niños, pero esto afecta a toda la vida del ser, desde su más tierna infancia hasta el fin de sus días, si no lo remedia antes, ya que los conflictos que la pareja manifiesta con discusiones y peleas y los que no manifiesta, son experimentados y recogidos por la antena emocional del niño.

Así, es habitual encontrar niños que presentan procesos de asma y otros problemas en su respiración, es incluso resfriados y alergias demasiado frecuentes como para ser considerado normal. Todas estas manifestaciones fisiológicas tienen que ser tratados con medicamentos porque rápidamente, estos niños “enfermizos” son llevados al médico el cual aplica su método.

Pero la cosa no queda ahí. A lo largo de toda la vida, la actitud, la personalidad, las creencias, los valores y muy especialmente la autoestima de esa persona se van deteriorando a lo largo de toda la vida, de tal manera que en muchos casos se encuentran desubicados estén donde estén, e incluso no queridos, a la par que esas sensaciones son origen de ansiedades y depresiones.

Además, todos estos aspectos emocionales y de actitud ante la vida se ven ampliados con una salud habitualmente más débil en cuanto a que esas personas suelen presentar una sintomatología de tener unas bajas defensas, de ser enfermizos en cuanto a resfriados, gripes, amigdalitis y otros tipos de problemas de las vías respiratorias, lo que supone un calvario añadido a la vida de la persona.
 
¿Cómo se descubre que las discusiones afectan al niño?

A lo largo de la experiencia en terapia regresiva he podido constatar como en innumerables ocasiones ante el uso del detonante de una emoción o un síntoma nos lleva a momentos, en muchos casos olvidados, de la vida de niño, momentos en los que la persona revive aquellas circunstancias de la infancia y pide que los padres no discutan más, que le resulta insoportable.

Inexorablemente la regresión en casi todos los casos nos va llevando a aquellos momentos en los que la pareja se enzarzaba en una disputa verbal, como dos gallos de pelea ante la mirada atónita y atemorizada de una criatura que no sabe lo que está pasando y que en muchos casos se siente culpable, desvalorizado, no querido, espectador de un mundo que se resquebraja. No estoy hablando de malos tratos, que aún puede ser peor. Solo de disputas de pareja.

Incluso encuentro muchos casos en los que desde la vida intrauterina la criatura experimenta ya todo ese ambiente hostil que le espera fuera y que ya le va haciendo sentir infinidad de emociones negativas y estrés, y que le va haciendo vivir una experiencia totalmente influyente en su salud física y moral. Cuando el ambiente se puede cortar con cuchillo se torna “irrespirable” y de ahí que las afectaciones físicas se den sobre todo en las vías respiratorias.

Ni que decir tiene que el hecho de volver a experimentar aquellos conflictos de la infancia no supone ningún nuevo trauma que reaparece después de estar olvidado, ya que los traumas, por muy olvidados que estén, continúan influyendo y afectando de forma activa durante toda la vida. Más al contrario, el mero hecho de la revivición de ese síntoma ya supone un paso terapéutico que reparación. Además se pueden aplicar otras técnicas que todavía ayudan más a superarlo.
 
Si los padres ven al hijo sufrir ¿Por qué siguen discutiendo?

Saber por qué las personas actúan como actúan es algo que ya pertenece a la investigación científica y existen numerosos estudios tanto a nivel de psicología social como en otras disciplinas del ámbito del comportamiento humano.  Pero no obstante y a simple vista se puede uno dar cuenta que es el ego, esa parte de nuestra mente que nos comunica con el mundo 3D, el principal causante de tales actitudes, por supuesto auspiciado por el miedo que es el que lo hace detonar.

Este ego hace salir sus cualidades habituales, tales como “quiero tener razón”, “necesito quedar por encima”, “debe respetarse mi voluntad” y todas aquellas manifestaciones de necesidad de torcer el curso de las cosas y de oposición a todo lo que sucede, sin pararse a pensar en qué es lo que más conviene a todos ni en qué estamos sintiendo, tanto yo como los demás.

Recordemos que estos conflictos se están produciendo en el ámbito del hogar, un lugar lleno de sentimientos y de emociones, un lugar que supone el refugio, la protección y la seguridad, un lugar donde suelo estar y donde están mis seres más queridos. Y en ese lugar, desde el punto de vista del niño, son mis seres queridos los que permanentemente están creando un conflicto de intereses en la mayoría de los casos carente de importancia o relevancia.

Esa típica necesidad que tenemos de tener razón unida a los miedos, a la educación recibida, a los valores, al mismo hecho sufrido por esos padres cuando eran niños, llevan a que la pareja tenga que estar discutiendo permanentemente y es curioso que a veces solo quiere discutir uno pero el otro sigue devolviendo la pelota en lugar de buscar una solución que termine con ese ambiente de conflicto permanente.

Puede ser que una disolución de la pareja sea la solución pero antes de llegar a eso siempre hay muchas más opciones, que evidentemente pasan por hacer una introspección por parte de los padres, de hacer un crecimiento personal, de solucionar sus propios conflictos internos y de, sobretodo, sacar aquellas emociones negativas ancladas en nuestro cuerpo como puedan ser la rabia y el miedo. Éstas solo conducen al conflicto y son el producto de la experiencia personal.

En definitiva, que no siempre los divorcios y separaciones son debidos a estas discusiones, ni recomiendo a nadie que lo haga pero tengo muy claro que muchos niños se han visto beneficiados en el aspecto de haber dejado de sufrir en vivo las discusiones paternas, aunque luego se hayan visto convertidos en niños "proyectil"

 

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