Buscandome

Bienvenido(a), Visitante. Por favor, ingresa o regístrate.

Ingresar con nombre de usuario, contraseña y duración de la sesión

 


Traductor Google

 ¿CÓMO FOMENTAR LA AUTODISCIPLINA EN EL NIÑO?



Abril 14, 2015, 07:27:24 pm
Leído 1685 veces

Desconectado milena

  • Sr. Member
  • ****

  • 447
    Mensajes

  • Karma: 0

¿CÓMO FOMENTAR LA AUTODISCIPLINA EN EL NIÑO?
« en: Abril 14, 2015, 07:27:24 pm »
¿Cómo fomentar la autodisciplina en el niño?
Consecuencias de la educación del premio y castigo


Un niño realiza los deberes y tarea pendiente de la escuela, o cumple con cierta actividad, ¿por entusiasmo, ganas de aprender, o porque de lo contrario recibirá una mala calificación?
Se comporta “bien”, evita ser agresivo, ordena, permanece sentado, escucha, ¿para evitar un castigo, obtener una grata apreciación de sus maestros, o porque esto es lo que quiere hacer realmente?

Cuando un niño hace algo, algo bueno, esa respuesta esperada por muchos, recibe por ello halagos, buenas calificaciones, premios emocionales, incluso, materiales. Todos se sienten contentos con este pequeño tan bien educado; pero, ¿qué pasa si solo se comporta así para obedecer a alguien o para cumplir con una regla de cierto ámbito? Y ¿qué sucedería si en realidad pudiera elegir, si nadie estaría viéndolo, si nadie lo castigaría por hacer otra cosa?, ¿realmente haría lo mismo?

Si lo que se hace es para cumplir con la exigencia del afuera, no hay elección real, por lo tanto, no hay aprendizaje real tampoco. Lo que se hace, solo es hecho para obtener ciertos beneficios o evitar sanciones. En otras palabras, se hace por miedo, y no por amor o por conciencia.

Este tipo de actos responden a un estilo de moral, que Piaget llamó “la moral de la obediencia”.
La moral de la obediencia es la que vamos construyendo con las indicaciones o imposiciones del afuera. Si cumplimos, recibimos aceptación y premios, de lo contrario, rechazo y castigos.
Es muy común escuchar a padres decir a sus hijos “Si apruebas tal examen, podrás salir con tus amigos”, “Si ordenas tu cuarto, podrás ver televisión”, “Si terminas la comida, tendrás el postre”, o negociaciones similares.
Este tipo de educación puede parecer efectiva, pero solo lo será a corto plazo, nunca en forma permanente. Además debiéramos preguntarnos qué consecuencias puede tener esta presión constante sobre su conducta.

Consecuencias de la educación del premio y castigo

Los premios y castigos debilitan el criterio, el propio juicio, el hacer por amor. El niño es “bueno” para obtener un permiso, algún regalo; pero en ningún momento decide por sí mismo si eso que hace, lo quiere realmente o es lo mejor para él.

Quien es comúnmente castigado o manipulado a través de premios o sanción, aprende a responder de tres maneras:

La mentira: Posiblemente tenderá a repetir el mismo acto, pero tratará de no ser descubierto. Sin darnos cuenta estaremos contribuyendo a crear un especialista en el arte de engañar o mentir.

La sumisión: Muchos niños deciden mantener una actitud sumisa y conformista, ya que de esta manera no tienen que tomar decisiones, solo deben obedecer. Pero, el problema surge cuando tienen decidir o elegir algo, simplemente no saben cómo o qué hacer. Están más acostumbrados a acatar o seguir a alguien, que a tomar sus propias decisiones e iniciativas.

La extrema rebeldía: Otro posible resultado es la explosión. El niño se cansa de tener que agradar a todos, de siempre tener que obedecer o cumplir, y como contra respuesta explota; se rebela contra cualquier orden o amenaza, tornándose un niño excesivamente rebelde.

Bajo presión, no hay alegría, placer, amor. Nadie quiere ni puede aprender así. Si no hay variedad de caminos y posibilidades; si solo hay una única ruta, la cual es la correcta, no hay instancia de elección ni de transformación interior.

Autodisciplina y autonomía

Hay otra posibilidad, una manera que realmente le permite al niño aprender, que lo hace protagonista, responsable, participante activo.

Cuando el pequeño se encuentra ante la posibilidad de elegir, de reflexionar y discernir sobre lo que está bien o no, se forja en él un nuevo tipo de moral, la cual llamó Piaget “moral autónoma”. Esta es la que construimos nosotros mismos, basándonos en la experiencia, aciertos y errores, y en base a los propios valores. Es el ejercicio puro de la conciencia.
Esta moral no es ejercitada si se reciben constantemente del afuera instrucciones o prohibiciones.

Henning Köhler en el libro "Niños temerosos, tristes e inquietos", dice lo siguiente al respecto: "La moral que es forzada sutil o grotescamente, conforma un obstáculo para la moral autónoma que es la formadora de los ideales autónomos. Cuando la educación parte de enseñarle al niño que renunciando a algo determinado, finalmente se obtendrá un beneficio mayor, desvirtúa esta innata facultad de altruismo."

La autodisciplina se desarrolla gracias a la experiencia, las posibilidades de elegir que permiten el “darse cuenta”. Para dar permiso a este tipo de educación, debemos primero dejar de lado el apuro por resolver el problema o por evitarlo; principalmente observando el miedo que aparece ante el ejercicio de la libertad.

Como siempre, o como tantas veces, la mirada que parece al principio posarse en los pequeños, gira y se vuelve hacia adentro de los adultos. ¿Qué nos sucede ante la posibilidad de elegir?; nos sentimos más cómodos, ¿obedeciendo que eligiendo? ¿experimentando lo propio o repitiendo modelos?

Para ayudar al niño a desarrollar la autonomía, será necesario permitir un marco de libertad, por supuesto, dentro de una responsabilidad y mirada adulta.
Si gracias a tener libertad se ha elegido cierto camino, pero este ha perjudicado a otros, o a si mismo, se deberá entonces trabajar en reparar lo sucedido, para luego volver a elegir. Este ejercicio fortalece la conciencia, forja un criterio (moral autónoma), y nos responsabiliza de nuestros actos.

Todos sabemos lo que se aprende luego de un error. Nunca olvidaremos aquello que nos ha hecho llorar, o jamás quisiéramos repetir lo que ha tenido consecuencias desagradables… Qué gran maestra resulta ser la experiencia, qué disciplinados nos hace, qué nobleza y amor despierta en nuestro corazón y nuestra conciencia.

Autora: Nancy Erica Ortiz
Pedagoga Integral

 

TinyPortal 1.6.5 © 2005-2020