¿Eres dependiente emocional?
Cuando constantemente sentimos que estamos complaciendo los deseos y necesidades de otras personas, sin haber alcanzado nuestros deseos ni haber satisfecho nuestras necesidades estamos ante un síntoma muy claro de dependencia. Por ejemplo en el trabajo hacemos nuestro mejor esfuerzo y sentimos que los demás aprecian poco lo que hacemos a pesar que les brindamos toda la atención que necesitan ante sus exigencias. Estamos otra vez dependientes emocionalmente de nuestros jefes. Cuando estamos en una relación de pareja y tratamos de satisfacer al 100% las necesidades de ella, sin importar las nuestras, estamos dando otra vez muestras de dependencia. Sin embargo cuando somos nosotros quienes necesitamos de ellos, a ellos no les importa como estemos o como nos sintamos.
La dependencia emocional es “un patrón de necesidades emocionales insatisfechas desde la niñez, ahora de mayores buscamos satisfacer, mediante la búsqueda de relaciones interpersonales muy estrechas”.
¿Como reconocer la dependencia?
Somos dependientes emocionales si percibimos que los otros están felices con nosotros, entonces somos felices, si los demás: Familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, etc., no nos aprueban, entonces sentimos que no valemos la pena y nos sentimos agobiados y deprimidos.
Somos dependientes emocionales si sentimos un fuerte temor porque lo que digamos o hagamos pueda ofender a alguien y mejor evitamos los conflictos para no ser rechazados o marginados.
Somos dependientes emocionales si decimos si, cuando realmente deseábamos decir no y nunca nos gusta contradecir en las discusiones de grupo por temor a molestar o incomodar, de modo tal que nos acomodamos a los planteamientos de la mayoría, así no pensemos de ese modo.
En resumen somos dependientes emocionales cuando hacemos que nuestro bienestar esté en manos de otras personas de nuestro entorno, porque somos incapaces de autoafirmarnos en una personalidad propia y así poder percibir lo bueno de nuestra propia imagen, y lo capaces que podemos ser al tener una voz propia.
¿Por qué somos así?
Una de las interpretaciones más directas revisadas las historias de este tipo de personas, nos señala una carencia afectiva primaria, una falta de valoración y aprecio por parte de los padres o adultos significativos. Emocionalmente la persona aprende a mantenerse en espera permanente del afecto que le fue negado y para eso debe comportarse agradando, para recibir una muestra de cariño. Estos hambrientos crónicos muchas veces no son conscientes de si estatus de deprivación, pues todo lo asumen de una manera natural. El intenso deseo de apreciarse, amarse o negarse o rechazarse se articula en la primera infancia cuando los padres hacen sentir a sus hijos pequeños importantes y objetos de todo su afecto. En caso contrario el niño habrá de crecer con una deprivación que se manifestara en su comportamiento emocional.
¿CÓMO ACTUA UN DEPENDIENTE EMOCIONAL?
Un dependiente emocional espera el cariño y cuando lo obtiene no se cree merecedor de este afecto y hasta lo rechaza. Es incapaz de ofrecer un afecto maduro y responsable. Busca apego a alguien que idealiza y que adopta como modelo. Entiende el amor como “servicio”, enganche, sumisión, admiración a la otra persona y no como un intercambio recíproco de afecto.
Su relación con otra persona se basa en la necesidad excesiva de aprobación, al vivir con una autoestima baja, trata de que los demás cercanos logren realizarse, pues el se considera incapaz de hacerlo.
Se empeña en lucir una buena apariencia. Expresa de distinta manera sus demandas de atención y afecto: haciendo regalos o favores que no le piden, preocupándose y estando pendientes de los demás.
Se entrega emocionalmente a la primera persona que le toma interés, sin evaluar si es conveniente o no. Vive pendiente de las personas que son significativas. Es capaz de soportar, maltratos emocionales y humillaciones. Sus propios gustos e intereses son relegados a un segundo plano.
Un dependiente emocional requiere de una terapia a largo plazo, donde pueda procesar sus carencias afectivas y reconstruya una autoestima que nunca fue lo suficientemente fuerte para permitirle que pueda conseguir el respecto por si mismo y el que los demás debieran prodigarles.
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