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 LA ILUMINACIÓN, EL SER Y EL SABER



Julio 28, 2015, 09:03:19 am
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LA ILUMINACIÓN, EL SER Y EL SABER
« en: Julio 28, 2015, 09:03:19 am »
LA ILUMINACIÓN, EL SER Y EL SABER


Obtener la Iluminación de los grandes maestros de la humanidad significa salir de nuestra oscuridad o ignorancia. De tal modo que al buscar la iluminación vamos a buscar el saber, el conocimiento, entonces podemos caer en un error y es confundir el simple saber, el adquirir ilustración con el verdadero conocimiento; ¿Cúal es la diferencia entre el saber y la verdadera iluminación?, pues que el saber debe de ir dirigido al conocimiento de sí mismo, por lo que el saber debe de ser operativo, practico y funcional. Esto significa que debemos unir el Saber con el Ser, si adquirimos todo el conocimiento habido y no hemos modificado o transformado nuestro  Ser, entonces habremos cometido el error como nos dice el antropólogo y filósofo Samael Aun Weor de ser unos “ignorantes ilustrados”.

Unir el Ser y el Saber es imprescindible para alcanzar la iluminación. El Ser tiene infinidad de niveles desde la persona dominada por los instintos más bajos que le llevan a realizar actos contra natura, pasando por las personas que se dejan dominar por sus vicios alcohol, juego, drogas, etc. después es común las personas que sin tener luz interior nos dejamos llevar por celos, envidias, orgullos, ira, y mil un defecto más, de tal modo que nuestra existencia pasa entre penas y alegrías fugaces. Cuando buscamos la iluminación pretendemos salir de nuestra existencia efímera, para encontrar una verdad trascendente que nos permita comprender principalmente la razón por la cual sufrimos, padecemos y llenamos este mundo de miseria, corrupción, odio, violencia, etc. Por ello debemos unir Ser y Saber tal como lo han hecho los verdaderos maestros de la humanidad, que se convierten en ejemplos y referencias de una vida plena, feliz, compasiva, con abundante sacrificio por la humanidad doliente. Cuando alguien me hace referencia hacia algún nuevo “maestro espiritual” les suelo preguntar si es ¿un buen o mal maestro? Esta pregunta suele sorprender a las personas porque se da por hecho que un maestro espiritual es bueno pero ¿en qué medida es bueno? ¿en qué nivel de Ser se encuentra? a ¿podido trascender todas las miserias humanas, todos los defectos psicológicos que nos caracterizan? Es capaz ese nuevo maestro de vivir en la pobreza, de enfrentar la humillación,  de superar las dificultades de todos los comunes mortales, etc. El hecho de que un “maestro espiritual” tenga muchos conocimientos de psicología, mística, religión, filosofía, cábala, astrología, yoga, etc. no indica que haya elevado su nivel de Ser. La Iluminación se obtiene en la escuela de la vida y es en esa escuela donde debe de dar la nota; por desgracia muchos seudo-maestros espirituales hoy en día no dan siquiera un aprobado un suficiente.


LA ILUMINACIÓN

Abordar las técnicas de meditación, yoga, psicología, etc. para un fin terapéutico es bueno, pero no es el objetivo, no es la finalidad. La iluminación tiene como objetivo convertirnos en maestros, en ejemplos vivientes de lo que es el verdadero conocimiento. Muchas veces esta búsqueda de la iluminación se convierte en una verdadera tortura, pues parece que nuca se alcanza dicha iluminación; parece que este camino del despertar y la obtención de la iluminación se vuelve un laberinto, un camino tortuoso lleno de enigmas, misterios, símbolos indescifrables, penurias y lamentos porque no hayamos la Luz o comprensión. Se aspira a obtener la luz de los grandes maestros Buda, Lao Tse, Platón, Plotino, Jesús, etc., etc. buscamos esos estados de éxtasis o samadhi que nos permitan siquiera acercarnos a estos grandes maestros, pero es nuestra propia confusión e ignorancia la que no nos permite salir de nuestra penumbra.

El Budismo chan en china llevado por Bodidharma y el budismo Zen que estableció el maestro Dogen en Japón, buscan un modo directo y sencillo de adquirir esa Luz, aunque mediante una tarea o disciplina muy ardua que exige un camino de renuncia, retirándose a un monasterio alejándose de la vida ordinaria. Su método es directo “za zen” que significa meditar sentado, renuncia uno entonces a sus vicios, bajas pasiones, placeres cotidianos, etc. buscando obtener, serenidad, paz, quietud de la mente y con ello la Luz interior. El Maestro Dogen nos dijo: “Debemos lograr la iluminación antes de lograr la iluminación”. Un nuevo enigma para quienes buscan la luz, no deja de ser en cierto modo tortuoso el camino zen pues es inevitable en este camino pasar por nuestra oscura o ignorante mente. Pero para aquellos que hemos pasado por el zen y la meditación y hemos pasado a la “otra orilla” podemos entender que ciertamente debemos primero iluminarnos para obtener la iluminación. Esto significa que hay que despertar conciencia más allá de los límites del cuerpo, los afectos y la mente, cuando superamos los limites o condicionamientos de nuestro cuerpo, nuestras emociones o afectos y de nuestra mente, entonces puede la conciencia observar, ver, comprender y actuar libremente. A eso se refería Dogen  pues es requisito fundamental despertar y activar la conciencia para llegar a la iluminación. Dicho de otro modo: no podemos sacar luz de la oscura ignorancia; la luz surge de su propia condición y naturaleza.



BUDISMO ZEN

Cualquier disciplina que no nos permita despertar conciencia más allá del cuerpo, los afectos y la mente,  no será útil para alcanzar la iluminación. Por mucho que sepamos si no activamos la conciencia nos convertimos en ignorantes ilustrados; todas las practicas que realicemos si no nos permiten activar la conciencia solo servirán como preámbulos, prólogos y prefacios del verdadero camino. Las enseñanzas del tantra y la alquimia exigen como requisito imprescindible despertar el bodichita que es la conciencia despierta y compasiva, y en la versión alquimista se necesita haber adquirido un poco de oro para obtener más oro, ese oro es la misma conciencia despierta y compasiva del bodichita. Por tanto también en esta vía o enseñanzas es necesario despertar conciencia e iluminarse, antes de iluminarse.

El cristianismo autentico, el cristianismo gnóstico es decir el cristianismo que nos salva de la ignorancia parte del nacimiento o alumbramiento del niño-Cristo.  Este niño es la misma conciencia despierta y compasiva, es el niño sol de la alquimia. El Cristianismo autentico solo es accesible para aquellos que despertaron a su niño-Cristo dentro de sí mismos. Por ello pocos, muy pocos han podido convertirse en auténticos cristianos, pues para ello primero deben de despertar e iluminarse y de ese modo poder reconocer la plenitud de la luz de Cristo.

Una vez salimos de la penumbra de nuestra oscura ignorancia acotada por el cuerpo, las emociones y la mente, de manera que nuestra conciencia puede tener un espacio incondicionado y libre entonces la luz de la conciencia puede generar más luz, mucha más luz tal como el Cristo, buda, Krisna, Hermes, etc., en su plenitud nos mostró. Iniciamos entonces una escala donde el Ser puede elevarse en niveles y niveles más enaltecidos de la conciencia cósmica. A lo dicho añadimos del Maestro Samael:

Existen dos tipos de iluminación: la primera suele llamarse “agua muerta” porque tiene ataduras. La segunda es elogiada como “La gran vida” porque es iluminación sin ataduras, vacío iluminador.
En esto hay grados y grados, escaleras y escaleras; es necesario llegar, primero, al aspecto iluminado de la conciencia y, después, al conocimiento objetivo, al vacío iluminador.
(Del libro: El CollardelBuda)         

                           
Alcanzar primero, al aspecto iluminado de la conciencia es la tarea del principiante, aunque para ello tengamos que trabajar arduamente durante varias décadas. Después con la iluminación sin ataduras alcanzaremos grados y grados, niveles y niveles en un espacio ilimitado y atemporal. Una de las pruebas que deberá pasar el que accede a la iluminación con ataduras, es dejar el deseo de iluminarse; pues tal deseo impide progresar, ya que en el deseo existen residuos del “yo” o egocentrismo. Diferente es la iluminación de “La gran vida” o sin ataduras, donde no existe deseo personal y si un anhelo sin fin por ayudar a nuestros semejantes; entonces entramos en la propia naturaleza de la Luz y sin cortapisas ni inconvenientes alcanzamos el conocimiento objetivo, mediante el Ser que sustentara la sabiduría en hechos vividos y experimentados en nuestras propias carnes.


Atentamente
Rafael Pavia.



 

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