LA MENTE Y EL PENSAMIENTO
Toda la creación humana es producto de un pensamiento. Los pensamientos surgen de la mente como impulsos creativos y cuando éstos se manifiestan en forma organizada, producen una expresión creativa. Todos tenemos la misma capacidad desde el nacimiento para organizar los pensamientos; por lo tanto, se puede considerar a la mente como una estructura que tiene un poder organizador.
Este poder no está ubicado solamente en el cerebro; abarca todo el cuerpo hasta cada una de nuestras células y se puede decir que todo en la naturaleza posee el mismo poder organizador e inteligencia creativa.
Cuando hablamos de meditación, nos referimos a relajarnos físicamente y a vaciar nuestra mente de sus contenidos, tratando en ese proceso de concentrarnos en un espacio sin pensamientos.
Pero la concentración mental nos resulta muy difícil porque los pensamientos nos invaden. No podemos evadirnos de ellos porque el pensamiento es mecánico, está siempre comparando y es el reflejo de la memoria. Si no hubiera conocimiento, no habría pensamiento porque este siempre opera en el campo de lo conocido, en el pasado, y también se anticipa al futuro.
El pensamiento no capta la experiencia como es, sino que forma una imagen de lo que la persona quiere o no quiere que sea; de modo que la experiencia no es vivida plenamente tal cual es y es archivada en la mente como recuerdo deseado o rechazado.
El pensamiento siempre está activo y fluctúa entre el pasado y el futuro: “debería hacer esto, no debería hacer aquello” o “por qué hice esto, por qué hice aquello”.
Pero la mente puede lograr liberarse de los pensamientos. La mente puede vaciarse a sí misma de todas las imágenes si no formamos imágenes ahora, viviendo las cosas tal cual son sin rechazarlas, negarlas o modificarlas.
Una mente confusa recuerda poco y una mente clara retiene con facilidad las imágenes en la memoria. Cuando la mente no es coherente y está poco organizada, la memoria será escasa.
. Lo que hacemos, lo que decimos, lo que sentimos, todo tiene su origen en la mente. La energía de lamente humana es el pensamiento. Posiblemente es el mayor, pero a la vez el menos comprendido de los recursos energéticos del universo.
Los tipos de Pensamiento
Lo primero, antes que empecemos a aprender a pensar en positivo, es saber cuántos tipos de pensamientos puede crear nuestra mente.
Los cuatro tipos de pensamientos son:
Pensamientos necesarios.
Pensamientos inútiles.
Pensamientos negativos.
Pensamientos positivos.
Pensamientos necesarios: son aquellos que tratan con la vida diaria como “qué comemos, qué tengo que hacer hoy…”
Pensamientos inútiles: son los que no tienen utilidad ni constructiva ni negativa. Se refieren generalmente a cosas del pasado como “si esto no me hubiera ocurrido, por qué me dijo eso…” Demasiados pensamientos sobre algo que ya no podemos cambiar. También sobre el futuro, como: “¿qué va ha ocurrir si…?, ¿qué haré si…?”. Nuestra fuerza interior y nuestra habilidad de concentración se debilita con los pensamientos inútiles. Una persona que tiene muchos pensamientos inútiles a menudo se encontrará muy cansada, ya que está gastando su energía en crear miles de pensamientos sin sentido
Pensamientos negativos: debilitan nuestra fuerza interior, están basados en la ira, avaricia, expectativas insatisfechas, celos… No importa cuánta razón tengamos, pensando negativamente siempre seremos los perdedores. Casi siempre la gente que piensa negativamente sobre los demás a menudo se encontrará sola.
Pensamientos positivos: son aquellos que nos permiten acumular fuerza interior y nos llevan a ser constructivos. Pensar positivamente no significa que ignoremos la realidad a nuestro alrededor y pretender vivir en lo irreal o pretender ser otro. “Es fácil ser pesimista, igual que ser optimista, pero necesitamos tener mucho cuidado y ser maduros para ser realistas”. Cuando estamos contentos interiormente tenemos la fortaleza para aceptar a los demás tal como son sin querer cambiarles. Nuestro cuerpo también experimenta gran beneficio, ya que, cuando nuestra mente está en equilibrio y en armonía, somos menos sensibles a las enfermedades. Si nuestros pensamientos son positivos nuestra actitud también será positiva y esa es la mayor protección de la negatividad en nosotros y a nuestro alrededor. Tenemos que ser conscientes de que donde quiera que se dirijan mis pensamientos, es ahí donde irá también nuestra energía.
Las influencias que reciben la Mente y el Pensamiento
Nuestra mente es nuestro mejor amigo si la alimentamos sólo con pensamientos positivos, pero se convierte en nuestro peor enemigo si le permitimos que piense pensamientos negativos o inútiles. La mente es algo invisible, pero aún así, sus efectos se pueden ver en nuestra cara, nuestras palabras o en nuestro comportamiento. “Nuestras palabras y acciones son el espejo de nuestros pensamientos”.
Hay dos factores que influyen en nuestra forma de pensar:
Todas las influencias externas en nuestra vida diaria, en función del interés o la atención que les demos, influyen en nuestra mente. Con trabajo continuado, las influencias externas y mis reacciones hacia ellas se pueden modificar. Por ejemplo, veo que me estoy enfadando debido a lo que alguien me está diciendo algo y esto está creando pensamientos negativos en mi mente, así que poniendo atención en mí mismo pongo un freno, un punto final para parar la reacción innecesaria.
Impresiones de nuestro subconsciente; estas impresiones pueden ser positivas o negativas. Las últimas a menudo se deben a profundos hábitos causados por acontecimientos del pasado. La influencia de los hábitos fuertes o del pasado, profundamente enraizados en la conciencia del ser, son más difíciles de detectar y, por tanto, más difíciles de revisar y de controlar.
Pero, sea la influencia del exterior o del interior o de ambos, la respuesta es la misma. En algún lugar en mi interior tengo que tener la capacidad o el poder para filtrar o analizar los patrones o tipos de pensamientos creados, de manera que mis palabras y acciones puedan ser positivas y de beneficio para mí y para los demás.
Las partes integrales de la Mente y el Pensamiento
En el ser hay tres facultades que forman la conciencia humana: la mente, el intelecto y las impresiones.
El trabajo de la mente es crear pensamientos, luego éstos se convierten en palabras y acciones.
El intelecto, cuando está atento, puede desapegarse y observar los hábitos y cómo influyen en el ser. Con práctica el intelecto aprende a filtrar lo que es correcto de lo incorrecto e intenta poner sólo los pensamientos correctos en la mente. Sin embargo, a menudo, aunque el intelecto se da cuenta de lo que es correcto e incorrecto, no hay el poder para poner lo correcto en la práctica.
Las impresiones son características de la personalidad que constantemente alimentan a lamente y determinan la reacción con las influencias exteriores El poder para cambiar, para ser más positivo y mejor, reside en uno mismo, no en ningún poder exterior.
Cuando he aprendido el arte de controlar lo negativo de lo positivo, entonces puedo dar más bienestar a los de mi alrededor.
Entender cómo funciona nuestra mente es fundamental para que podamos crear un equilibrio entre nuestro mundo interior (pensamientos, sentimientos, impresiones) y nuestro mundo exterior (palabras, acciones, comportamientos, relaciones). “El equilibrio es la base para la armonía en todos los aspectos de la vida”.
Es necesario expresar nuestra opinión acerca de algo que es erróneo, pero por falta de autoconfianza, de inseguridad o por miedo a la reacción de los demás, preferimos mantener silencio y no hacer o decir nada. Por eso, hemos de estar atentos al momento adecuado para decir algo y al cómo decirlo, de manera que haya comunicación.
Viendo el lado positivo, en los demás somos capaces de darles respeto y consideración. Todos somos libres de escoger qué queremos hacer y hasta qué punto. Lo importante es que yo esté haciendo lo que es correcto; revisar esto es mi primer deber.
El equilibrio es una función especial del intelecto, ya que es solo mediante el entendimiento de lo que se necesita, de cuándo se necesita y hasta en qué punto, es que nuestra vida podrá ser positiva y feliz.
Una persona irresponsable nunca es libre. Irresponsable significa el que usa mal su propia libertad o restringe la libertad de los demás debido al egoísmo o al ego. Esta persona nunca es libre ella misma porque siempre tiene que pagar el efecto de tal actitud y tales acciones. Las consecuencias pueden ser en forma de soledad, falta de amor, vacío interior, depresión…
La libertad y la responsabilidad son las dos caras de una moneda y son absolutamente inseparables.
Una vida sin un objetivo es como un barco sin timón. El resultado es un ir a la deriva, agotador y sin una meta. Las energías, especialmente las de la mente, están dispersas, no hay un punto donde reunir y concentrar las energías del ser y utilizarlas de forma constructiva.
La meditación ha sido reconocida como un método viable para ayudar al ser humano a reorientar su vida y conseguir una estabilidad interior.