Según la Wikipedia:
Crisis (del latín crisis, a su vez del griego ???s??) es una coyuntura de cambios en cualquier aspecto de una realidad organizada pero inestable, sujeta a evolución; especialmente, la crisis de una estructura. Los cambios críticos, aunque previsibles, tienen siempre algún grado de incertidumbre en cuanto a su reversibilidad o grado de profundidad, pues si no serían meras reacciones automáticas como las físico-químicas. Si los cambios son profundos, súbitos y violentos, y sobre todo traen consecuencias trascendentales, van más allá de una crisis y se pueden denominar revolución.
Según la Real Academia Española (reverencias por favor):
Crisis. (Del lat. crisis, y este del gr. ???s??).
1. f. Cambio brusco en el curso de una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el paciente.
2. f. Mutación importante en el desarrollo de otros procesos, ya de orden físico, ya históricos o espirituales.
3. f. Situación de un asunto o proceso cuando está en duda la continuación, modificación o cese.
4. f. Momento decisivo de un negocio grave y de consecuencias importantes.
5. f. Juicio que se hace de algo después de haberlo examinado cuidadosamente.
6. f. Escasez, carestía.
7. f. Situación dificultosa o complicada.
Observemos: crisis = cambios. La RAE comienza con la una definición relativa a las enfermedades, prosigue con el concepto de cambio y termina con referencias a dificultades, escasez, etc. Será por eso que tememos a las crisis? Porque si una crisis sólo significa un cambio, no necesariamente tiene que provocarnos miedo. Prefiero la definición de la Wikipedia, menos académica y más popular, pero que nos habla de cambios, de inestabilidad, de evolución y de consecuencias trascendentales.
Una crisis es un cambio y punto. Que estemos tan apegados a lo conocido que ese cambio nos de miedo es algo que depende de nosotros y no de la crisis en sí misma. Un amigo me enseñó que una crisis es una excelente oportunidad en la vida para crecer, para aprender, para elegir, para cambiar.... y es cierto. Para no quedarnos atados a un presente que no nos gusta, que nos hace infelices, que nos martiriza. Lo que pasa es que tenemos miedo de dejar nuestro nidito torturante pero conocido y supuestamente “seguro”, para dar ese salto que yo llamo cuántico, hacia lo desconocido, hacia la incertidumbre...