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 LA FALTA DE AUTOESTIMA ES LA BASE DE LA MAYORÍA DE PROBLEMAS QUE SUFRIMOS



Octubre 21, 2015, 05:22:45 am
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"La falta de autoestima es la base de la mayoría de problemas psicológicos que sufrimos".
Sílvia Congost.


La psicóloga Silvia Congost recoge en el libro 'Autoestima automática' un método para creer en uno mismo y aprender a vivir una vida plena y realizada
La terapeuta cree que "a la gente no le apetece estar al lado de una persona que va de víctima".

Silvia Congost recibe cada mes a decenas de personas que acuden a su consulta con diferentes problemáticas que les causan inseguridad, estrés o incluso fuertes depresiones. La psicóloga tiene claro que, en la gran mayoría de ocasiones, estos problemas parten de una baja autoestima, esto es, la imagen negativa que cada uno de ellos tiene de sus fortalezas y capacidades.

Congost se decidió entonces a escribir el libroAutoestima automática (Editorial Zenith), una guía práctica con testimonios reales con el que pretende concienciar al lector sobre la importancia de tener una autoestima alta y aprender a ser asertivos para poder desarrollar todo el potencial interno. La psicóloga asegura que poseer una autoestima alta no significa pensar que somos mejores que los demás, sino creer en que tenemos las habilidades y recursos necesarios para poder abordar con éxito los retos que tengamos por delante. Cuidar diariamente la autoestima pasa por revisar nuestro diálogo interior, rescatar al niño interior que todos tenemos dentro y tener unos propósitos claros en la vida.

-Descríbame el concepto de autoestima que ha elegido como base de su libro…
-La autoestima es la imagen que tenemos de nosotros mismos y las cosas con las que nosidentificamos, tanto a nivel de fortalezas y capacidades, como a la hora de sentirnos importantes y valiosos.


-Es un término que socialmente genera cierto debate. ¿La frontera entre el egoísmo o la vanidad y una autoestima sana es tan difuminada como parece?
-Tener una autoestima sana significa sentirte importante y valioso, eso sí, igual que lo son todos los demás. No quiere decir sentirte más importante que nadie, pero tampoco menos, que es lo que hacemos cuando tenemos problemas de autoestima: nos comparamos y nos ponemos por debajo.


-A quién tratamos peor, ¿a los demás o a nosotros mismos?
-A nosotros mismos, sin duda. Nuestro pensamiento es una de las bases de todo y, la mayoría de veces, no somos conscientes de los mensajes que nos transmitimos a nosotros mismos; comentarios y frases que, probablemente, no diríamos a otras personas.


-¿Por ejemplo?
-“Eres un inútil”. “No vas a ser capaz”. “No lo vas a lograr”. No hay ninguna duda de que podemos tratarnos muy mal a nosotros mismos si nos lo proponemos.


-Nosotros nacemos con una naturaleza ligada a una autoestima alta. ¿Cómo llegamos a este punto de masoquismo?
-A nivel de capacidades y potencialidades partimos de una base que nos permite llegar donde deseemos, siempre que tengamos unos objetivos realistas. Lo que sí que es cierto es que, al ir creando esa autoimagen con la que después nos identificaremos, distorsionamos la realidad y solemos creer que somos mucho menos de lo que somos en realidad.


-¿Cuándo empezamos a gestar esa autoestima?
-Se considera que el 30% de la capacidad de superación y positivismo es innata, mientras que el70% es aprendizaje. Esta última se construye sobre todo en la infancia, a través de nuestra relación con los padres. Depende de si crecemos en un entorno en el que nos educan en elreconocimiento o nos educan a través de la desaprobación. Es decir, si nos marcan aquello que hacemos bien para que tengamos más ganas de hacerlo o nos marcan lo que hacemos mal para que mejoremos.


-¿Cuál es la mejor forma de educar?
-Lo mejor para educarnos es el reconocimiento ya que es cuando se pueden generar más ganas de seguir superándonos y hacer las cosas bien. Eso no quiere decir que no se pueda decir lo que hacemos mal para mejorar, está claro, pero sin remarcar constantemente lo que no está suficientemente bien, lo que tendríamos que hacer más o compararnos con los demás. Piensa que todo esto son señales que nosotros captamos y hacen que luego tengamos un autoconcepto demasiado bajo.


-Y eso se da básicamente cuando somos niños…
-Sí, especialmente en la infancia. La adolescencia es una época en la que, con los cambios hormonales y demás, podemos estar muy sensibles y depende de las situaciones que vivamos, especialmente en el colegio, se puede profundizar más esa herida.


-¿Qué consecuencias acarrea en nosotros tener una autoestima baja?
-Hay muchas. Una muy frecuente son las conductas celosas en las relaciones de pareja. Hay quien se considera poco importante y es ahí donde aparece el miedo de que nuestra pareja encuentre a alguien mejor. Como parten de la base de que no cuesta mucho encontrar a alguien mejor, están siempre con ese sufrimiento. También solemos perder muchas oportunidades por sentir que no estamos a la altura. Otras veces una autoestima baja nos puede generar un tipo de relación de dependencia emocional en la relación de pareja, ya que por miedo a no encontrar a alguien mejor nos aferramos a esa relación aunque sea tóxica.


-¿El hecho de escoger bien tu pareja es determinante para nuestra autoestima?
-Sí, por supuesto. Si eliges una pareja que te dice que no eres suficiente o que trata mal y no te respeta, tu autoestima se va haciendo cada vez más pequeña. Si lo permites en esos momentos iniciales en los que tendríamos que poner límites, la autoestima se va debilitando hasta que el otro logra anularte por completo.


-Usted visita anualmente a muchísimos pacientes. ¿Cuál diría que es el factor unificador en la mayoría de casos que sufren problemas con su autoestima?
-Todo lo que está en nuestra cabeza. Si nos vemos de una manera determinada convertimos esa imagen en una creencia, y las creencias son como verdades absolutas que nos imponemos. Si yo tengo claro que soy fea o que los demás son mejores que yo me enfrentaré a todas las áreas de mi vida partiendo de esa base. Es por ello que luego todo va mal y puede ir empeorando.


-¿Compararse con alguien que tiene éxito en la vida y a quien le salen las cosas bien es positivo o nos puede perjudicar?
-Depende de cómo sea la técnica de modelación. Si nos comparamos sintiendo que nosotros estamos por debajo y que nunca llegaremos a ese punto es algo muy negativo y que suele suceder cuando tenemos una autoestima baja. ¿Qué sería lo ideal? Poder tener a alguien como referente sabiendo que si te esfuerzas y haces los mismos pasos que esa persona, probablemente, llegarás al mismo punto. Es importante partir de la base de que se puede llegar ahí si se sigue más o menos su ejemplo.


-Hace falta algo más que voluntad…
-Tenemos que partir de la certeza de que nosotros tenemos la capacidad para desarrollarnos y llegar a esos objetivos aunque en un momento inicial no tengamos los aprendizajes adecuados.


-Y objetivos realistas. Entiendo que una autoestima alta nos puede llevar a cometer errores de selección de metas…
-Si somos personas centradas ya no nos plantearemos objetivos que no estén a nuestro alcance. Lo que sí que hay que tener claro es que muchas veces no podremos llegar ahí, pero sí que nos habremos acercado mucho más que si no lo intentamos.


-La autoestima es fluctuante. ¿En qué tenemos que fijarnos cuando esa autoestima nos hace un bajón?
-Se trata de que nos conozcamos muy bien para poder detectar que la autoestima va bajando y nos sentimos más vulnerables; además de aprender una serie de herramientas, que las tengamos incorporadas y que las utilicemos en esos momentos. Por ejemplo, fijarnos en los pensamientos, que es una de las partes básicas para una autoestima sana. Hacerse preguntas como “¿qué nos estamos diciendo en ese momento?”. Ese diálogo interior es lo que hace que nos sintamos inseguros y con miedos, además de tener conductas de bloqueo. Se trata de revisar constantemente qué nos estamos diciendo y cambiar ese diálogo en caso necesario trabajando con afirmaciones positivas: “yo puedo”, “yo soy capaz”, “lo voy a conseguir”. Eso sí, no como un loro que repite las cosas, sino tomando conciencia de que en el fondo esas afirmaciones son verdaderas y que no nos estamos planteando nada que sea imposible para nosotros.


-Que nadie se preocupe si en algún momento de su vida sufre un bajón de autoestima, ¿ese es otro de los mensajes?
-Claro. Hay que abrazar todas las emociones, también las más negativas como la tristeza, el miedo o la pena, pero siempre intentando restablecer ese equilibrio lo antes posible.


-Asegura también que tener una autoestima alta no significa no tener miedo…
-Es normal que nos den miedo las cosas desconocidas o los cambios que significan medirse a cosas a las que no nos hemos enfrentado nunca. Lo que sucede es que cuando conectamos con el miedo tenemos que pensar si el miedo es racional o no, si hay un peligro ahí para nuestra integridad. Si no es así, aunque tengamos miedo, tiraremos adelante con él, pero lo haremos porque sabemos que no pasa nada y que, una vez que nos pongamos en marcha, esos miedos se irán diluyendo por el camino.


-¿Tenemos que trabajar nuestra autoestima cada día?
-Sí. Si nos habituamos a trabajar con pensamientos positivos y somos conscientes de ello, y trabajamos para ser más asertivos, para poner límites, para expresar lo que sentimos, para aprender a decir “no” sin miedo a que los demás se enfaden, nos rechacen o nos abandonen y, además, tenemos unos propósitos claros en nuestra vida que nos darán una dirección determinada, convertiremos todo esto en un hábito, fluiremos más y nos será mucho más fácil tener esa autoestima alta incorporada.


-Frecuentemente estamos expuestos a los inputs de los demás: familia, amigos, pareja, sociedad, trabajo. Mantener ese nivel no es una tarea fácil….
-Es así. Además, si nos relacionamos con los demás vemos que nos tratan de una manera determinada pero por sus propias historias y pensamientos. Tenemos que aprender a diferenciarlo que realmente va con nosotros o lo que va con la otra persona a la hora de decidir poner una barrera.



-Da la sensación, y no sé si la famosa crisis económica ha tenido algo que ver, que nos hemos vuelto excesivamente quejosos por naturaleza. ¿Lo ve usted así?
-Lo peor que podemos hacer es entrar en esa fase de victimismo. La víctima no consigue nada y, al final, genera rechazo en su entorno; a la gente no le apetece estar al lado de una persona que va de víctima. Por el contrario, lo que tendríamos que hacer siempre es responsabilizarnos y darnos cuenta de que la situación siempre es la que es y, a partir de ahí, ver qué opciones se tienen y ponerse en marcha. Si estamos en una situación en la que, por ejemplo, no estamos bien en el trabajo pero no nos podemos permitir dejarlo, asumir que decidimos quedarnos ahí a pesar de esa situación pero porque es lo mejor que podemos hacer y que, en cuanto podamos, haremos un cambio. Lo importante es tener claro que lo estamos decidiendo y que quejarse no tiene demasiado sentido.


-Usted va más allá y propone que la autoestima sea también una asignatura en las escuelas…
-Enseñar a los niños a amarse o a aprender a tomar conciencia de sus capacidades y de su potencial para ver cómo construir una sana autoestima es vital. Lo que vemos en la consulta es que, sea el que sea el motivo por el que la gente acude, debajo siempre hay un problema de autoestima. Siempre. Si reforzamos esa enseñanza en la primera etapa de nuestros estudios será más fácil que en la adolescencia seamos jóvenes mucho más seguros a la hora de enfrentarnos a todo lo que nos viene.


-Que no es poco. A medida que crecemos la posibilidad de sufrir algún trastorno psicológico es cada vez mayor…
-La baja autoestima es precisamente una de las bases de todos los problemas psicológicos que sufre el ser humano. Lo veo en la consulta cada día cuando, sea el problema que sea el que tiene la persona que acude, si refuerzo la autoestima ese problema desaparece o mejora notablemente. Siempre existe esa relación directa. Si tenemos un problema a la hora de gestionar determinadas emociones, relacionarnos o marcarnos objetivos, siempre influye muchísimo el cómo nos vemos o nos sentimos con nosotros mismos.


-Confiesa en su libro que pasó por una etapa de muy baja autoestima a consecuencia de una relación de dependencia emocional. ¿Cuál fue el punto de inflexión que le propició el cambio?
-Siempre hay un despertar, que es ese momento en el que uno abre los ojos y entiende que el problema que hay es una falta de autoestima, que si te sintieras bien y te respetaras como debes no permitirías ciertas cosas en tu entorno y empezarías a poner límites. No permitirías que nadie te tratara como tú no te querrías tratar. Cuando tomas esa conciencia es cuando empiezas a buscar información o a actuar para cambiar esa tendencia. Al final, la autoestima es sentirte seguro y confiar en tus propias capacidades para conseguir todo lo que te vayas proponiendo.


-¿La sociedad actual es demasiado competitiva?
-Sí. Somos muy competitivos y, al final, lo que uno tiene que darse cuenta es que eso no conlleve querer siempre estar por encima de los demás o destacar. Está claro que todos queremos ser la mejor versión de nosotros mismos y queremos avanzar, pero eso debe ser junto a todos los demás, no por encima de nadie.

 

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