CUANDO DESCUBRES QUE LA OTRA PERSONA NO ES COMO CREÍAS
Por Ana Muñoz
El inicio de una relación de pareja puede estar lleno de dudas y confusiones. Puedes preguntarte si estás yendo demasiado rápido o demasiado despacio, si la otra persona siente lo mismo, si uno de los dos va en serio pero el otro solo está divirtiéndose, si es la persona que buscas…
Por supuesto, el mejor modo de iniciar una relación es aquél que está en consonancia con lo que estás buscando (una relación estable, nada serio, ver qué pasa, etc.).
Si lo que buscas es una relación seria y duradera, seguramente no quieres perder el tiempo con relaciones destinadas al fracaso, ni con personas que no desean comprometerse. En este último caso, tendrás más probabilidades de hallar lo que buscas si tienes en cuenta lo siguiente:
Las fases del inicio de una relación
Las relaciones suelen establecerse siguiendo una serie de etapas. La primera etapa consiste tan solo en salir con alguien. En esta etapa nos encontramos con dos personas que no se conocen y que comienzan a salir juntas como un modo de pasarlo bien y empezar a saber algo más el uno del otro. Suele ser una fase superficial mediante la que vais descubriendo si tenéis aficiones en común, vuestros gustos, cómo os sentís estando juntos, así como algunos aspectos de su forma de ser, forma de relacionarse contigo y cierta información personal.
En algunos casos es suficiente una única cita para saber que no es la persona que buscas y en otros casos puede hacer falta algo más de tiempo.
Si tras estas primeras citas llegas a la conclusión de que quieres seguir viendo a la otra persona, entonces empieza una etapa en la que os vais conociendo mejor, compartiendo información más privada y estableciendo un vínculo emocional más profundo.
La tercera fase implicaría una relación física. Es decir, es cuando entra el juego la intimidad física y el sexo. Por una parte, este tipo de intimidad hace que dos personas sienten que realmente son pareja, pero al mismo tiempo ejerce un efecto muy poderoso sobre las personas que hay que tener muy en cuenta si no quieres acabar con la persona equivocada.
Cuando dos personas inician una relación física, tienen muchas más probabilidades de idealizar a la otra persona, creer que es la persona que has estado buscando y esperando y atribuirle todas las cualidades positivas que consideras debe tener tu pareja perfecta. Y si eso sucede cuando aún apenas conoces a la otra persona, puedes acabar enamorándote de alguien que solo existe en tu imaginación. Es decir, la gente tiende a pensar algo así como: “Si siento esta conexión tan fuerte, si siento que me he enamorado a primera vista y si estoy manteniendo una relación sexual que, además, es satisfactoria, entonces seguro que es mi pareja ideal y, por tanto, tiene todas las cualidades que busco”. Pero este modo de pensar carece de toda lógica y esa persona que idolatras poco tiempo después de conocerla, puede no tener en absoluto las cualidades que buscas en tu pareja.
Todo esto da lugar a relaciones muy frustrantes porque, conforme empiezas a conocer realmente a esa persona, te vas dando cuenta de que no es como creías y puedes pensar incluso que te ha engañado, cuando lo cierto es que te enamoraste de alguien que estaba solo en tu imaginación. Así, tras un año o dos en una relación que empieza a ser insatisfactoria a los pocos meses, acabas rompiendo, arrepintiéndote de haber mantenido una relación con una persona tan inapropiada para ti y con la sensación de haber estado perdiendo el tiempo.
Si esto te ha sucedido más de una vez, ya sabes a qué se debe.
Para que no vuelva a suceder es importante tener en cuenta el efecto que puede causar en ambos el inicio de la intimidad física y las relaciones sexuales y marcar el ritmo más adecuado para el tipo de relación que buscas.
Si tan solo buscas una relación corta sin compromiso y no sientes un vínculo emocional fuerte con la otra persona, entonces es muy probable que no te dejes cegar al comenzar una relación física. Pero cuanta mayor sea la sensación que tienes de conexión emocional o de amor a primera vista y cuanto mayor sea tu tendencia a sentir esos intensos flechazos o enamorarte con rapidez, más peligro tienes de que la intimidad te ciegue.
Si este es tu caso, puede ser preferible que dediques primero un tiempo a conocer mejor a la otra persona (y dejar que te conozca a ti) para asegurarte de que no la estás “inventando”.
