EN LA VIDA NO HAY COSAS QUE TEMER… SÓLO HAY COSAS QUE COMPRENDER.
(El temor no es más que el recelo de un daño futuro.)
En mi opinión, demasiados aspectos de la vida, y de nuestra propia vida, nos las tomamos demasiado en serio.
Las cargamos de una gravedad y una preponderancia que se nos llegan a quedar demasiado grandes, las convertimos en algo oneroso exageradamente inflado, y les damos un valor que no tienen por sí mismas.
Somos nosotros solitos quienes cometemos la torpeza de convertir en una guerra lo que no es más que un paseo breve por la vida.
Nos cargamos de miedos hacia lo que pueda llegar a suceder –que aunque sucediera no será tan grande y tan grave como lo hemos llegado a inflar-, tememos que algunos objetivos no se cumplan, que lo indeseado llegue a convertirse en realidad, o estamos en tensión ante esto “tan complicado” en que llegamos a convertir el hecho de vivir.
Ya sé que estoy escribiendo de un modo generalizado –grave error- y que cada uno puede estar pensando en algo distinto de lo que piensa otro. Ahí está lo bueno. Porque cada uno se inventa sus temores, y cada uno es quien les da de comer para que sigan creciendo, y si no les ponemos remedio acaban siendo más grandes que nosotros mismos y, lógicamente, nos vencerán.
Los temores son inventos personales, y por eso algunos son incapaces de hacer lo que a otros no les asusta: tirarse en paracaídas, correr una carrera de coches, salir por la calle de noche, ir al dentista, morir…
Lo que ya nos provoca miedo es simplemente utilizar la palabra miedo para hablar de algo, y ponernos en el lugar pesimista e indefenso en el que nos coloca la palabra.
Permitir que la palabra miedo nos robe toda la energía es un despropósito.
Nos desgravaría de su mala influencia el hecho de calificar a las cosas del modo adecuado. Por ejemplo: tal vez uno no “tenga miedo” a ir a un cementerio de noche, sino que sea algo que, simplemente, no le agrada. Y no es lo mismo “yo tengo miedo a ir a los cementerios de noche” que “a mí no me agrada ir a los cementerios de noche”. ¿A que no es lo mismo?, ¿A que deja de intimidar en cuanto se cambia la composición de la frase?
El temor no es más que el recelo de un daño futuro ante la sospecha o la posibilidad –real o imaginaria- de que algo indeseado llegue a suceder. Pero no existe. Sólo es una presuposición.
Supongo que ya conoces la frase: “A la única cosa que debes temer es a tu propio miedo”.
Se puede conseguir eliminar los temores con un ejercicio de reflexión, cordura y juicio. Desmontándolos. Des-preocupándose. Estando abierto a que pueden suceder cosas que no sean de nuestro agrado pero que, a pesar de ello, son inevitables. Siendo comprensivo con uno mismo y con la parte de la vida que no es de nuestro agrado. Confiando. Y trabajando con perseverancia en ello. Porque no es sencillo, y aunque en algún momento seamos capaces de comprenderlo con claridad, de racionalizarlo, de asumirlo, también es posible que en algún otro momento volvamos al principio, cosa que no debe desmoralizar porque es del todo comprensible. No hay que olvidar –cosa que olvidamos muy a menudo- que somos Humanos.
Eliminar los miedos –y no me refiero a los miedos a las cosas que ponen en peligro nuestra integridad física, sino a los miedos psicológicos- es un asunto de reflexión y comprensión.
Uno mismo puede hacerse preguntas que vayan desmontando el tinglado que hemos construido para albergar los miedos. Uno puede desmitificarlos, despojarlos de la apariencia que en algún momento se les dio. Sacar a la luz sus pies de barro y su fuerza sólo imaginaria.
¿Quién manda aquí?, ¿Yo o mi mente?
¿Cómo estoy permitiendo que algo tan irracional, que no va más allá de un pensamiento incontrolado, altere mi vida y afecte a mi estabilidad y felicidad?
Sí, lo sé, no es fácil. Pero tampoco es imposible. Y si uno quiere resolverlo y encuentra dificultades para hacerlo por su cuenta, siempre puede recurrir a un profesional titulado que le apoye en el proceso.
Para las personas que padecen miedos o temores irracionales, es muy importante que tomen conciencia de la gravedad y de los trastornos que le causan, y que sea muy consciente de que está viviendo en una tiranía innecesaria teniendo en cuenta que tiene la opción de deshacerse de ellos.
Te dejo con tus reflexiones…