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 NI TÚ NI YO SABEMOS ENCAMINAR BIEN NUESTRA VIDA



Diciembre 23, 2015, 07:47:36 am
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Desconectado Francisco de Sales

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NI TÚ NI YO SABEMOS ENCAMINAR BIEN NUESTRA VIDA
« en: Diciembre 23, 2015, 07:47:36 am »
NI TÚ NI YO SABEMOS ENCAMINAR BIEN NUESTRA VIDA

En mi opinión, ni tú ni yo sabemos encaminar BIEN nuestra vida. Y bien que nos gustaría, porque, en teoría –sólo en teoría-, vivir es lo que hemos hecho hasta ahora, lo que hacemos en cada momento, y lo que tenemos previsto hacer… mientras podamos.

Pero no es así.

Analizadas racionalmente, y comparándolas con lo que podría llegar a ser cada una de las vidas, nos quedamos muy lejos o muy por debajo de las posibilidades que nos ofrecen.

Todos tenemos unos “destellos de iluminación”, en los que tomamos consciencia de que, efectivamente, la vida sigue transcurriendo aun a pesar de nuestra desatención, y que la vamos llenando con vacíos más que con momentos continuos de plenitud.

Hay diferentes razones para no vivir una vida en plenitud. Estas son algunas de ellas:


NUESTRA DESATENCIÓN

Esta es bastante habitual. Eso de que cada día al despertar nos encontremos con otro día nuevo, y que hagamos con naturalidad planes para dentro de unos cuantos años con la seguridad de que llegará esa fecha, nos provoca una equivocada sensación de inmortalidad y una especie de certeza –que es irreal- de que tenemos mucha vida por delante. “No importa perder un día cuando tengo tantos”, pensamos equivocadamente. Y esto es de una negligencia que debiera ser castigable.
La realidad de esta vida es que es IRREPETIBLE e IRRECUPERABLE. No tiene marcha atrás ni pause. Sigue a pesar de nuestra desatención, a pesar de que aplacemos el momento de hacernos cargo de ella responsablemente, y de ese modo vamos acumulando motivos para después arrepentirnos de no haber vivido con plenitud.


VEMOS DEMASIADAS SITUACIONES DESAGRADABLES

Nos hemos acostumbrado a una vida en la que queremos que prime el confort, la ley del mínimo esfuerzo, vivir tranquilos, no tener que enfrentarnos a nada que resulte incómodo ni a cosas que nos hagan pensar mucho o tener que tomar decisiones difíciles y de mucha responsabilidad.
Así que cualquier cosita la elevamos a la categoría de difícil y perjudicial. Y es que, la verdad, no tiene ninguna gracia estar en una situación desagradable cuando es más cómodo no estarlo.
Pero en la vida se nos presentan situaciones que, en muchas ocasiones, son el resultado de lo que no hemos hecho antes, por aplazarlas, y que en algún momento tenemos que enfrentar y resolver. Y mientras antes sea, mejor.
Las situaciones que calificamos como “desagradables” se pueden evitar, en muchas ocasiones, si se resuelven la primera vez que se presentan. Es cierto que también hay otros asuntos que realmente son graves, pero forman parte de la vida y no los podemos evitar.
Así que es mejor no hacer un drama de ello y entender que, aunque no nos gusten, están ahí y hay que resolverlas.


EN ESTO DE VIVIR SOMOS INEXPERTOS

En esto de vivir no tenemos una preparación impecable que nos ayude a ir resolviendo, del modo óptimo, todo aquello que se nos presenta. Ante un “problema” serio, y si no sabemos cómo resolverlo, en algunas ocasiones acudimos a consultarlo con amigos que, con su mejor voluntad pero con nuestra misma inexperiencia, nos asesoran mal, o nos dan tantas opiniones distintas como personas consultemos; lo cual agrava nuestro estado de confusión porque pasamos de tener nuestras dos opciones sobre las que decidir a tener un abanico demasiado amplio que nos crea aún más confusión.
Hay que ser decididos –no irresponsables- y tomar decisiones asumiendo por adelantado el posible riesgo de equivocarnos.
A veces no es posible aplazar continuamente los asuntos esperando a tener la respuesta perfecta. Pensar demasiado, y no hacer, es el resultado de lo que se denomina “Parálisis por análisis”: todo se queda parado porque se le da vueltas una y otra vez a lo mismo.
Y en muchas ocasiones es peor no hacer que hacer medio mal.


SOMOS UN POCO PESIMISTAS

Creo que por naturaleza todos somos un poco pesimistas, un poco dramáticos, un poco quejicosos, un mucho inseguros, comodones…
Tenemos un cúmulo de insatisfacciones con nosotros mismos.

Es bastante habitual tener un concepto propio poco generoso, y en muchas ocasiones confiamos poco en que seamos capaces de llevar nuestra vida de un modo correcto. Creemos tener una idea de que somos capaces de lidiar con las cosas cotidianas y con aquellas en las que tenemos una relativa experiencia, pero cuando se trata de enfrentarse a una situación nueva nos empezamos a poner nerviosos y a temblar. La idea secreta que nos ronda es que somos aún más inseguros de lo que aparentamos y algunos llegan a pensar que son un fraude como personas y que en cualquier momento eso lo van a descubrir los otros.
Es aceptable el realismo y no menospreciar la importancia de las cosas, pero instalarse en un pesimismo paralizante no es lo más adecuado.
Conviene informarse bien y después hacer lo mejor posible lo que haya que hacer.


TENEMOS POCA TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN

No todos nuestros deseos pueden cumplirse.
No siempre suceden las cosas como a cada uno le gustaría.
Las cosas pueden salir “bien” pero también pueden salir “mal”.
Los dioses no están a nuestro servicio para resolver los asuntos a nuestro gusto. Hay que aceptar de antemano, y sin que ello resulte traumático, que nos vamos a equivocar en muchas ocasiones, y que vamos a meter la pata más de una vez, y que tendremos que renunciar a casi todas las utopías y que la realidad no se construye sólo con desearla.
Y, a pesar de ello, nosotros tenemos que salir ilesos en cada una de las ocasiones. Si acaso, con un poco más de conocimientos y una experiencia nueva que nos aporte sabiduría para la próxima ocasión.
Hay que entender que el “error”, el “fracaso”, los sueños incumplidos, los desengaños, las pérdidas… forman parte de la vida y nos pueden suceder. Y, a pesar de ello, hay que seguir adelante.
Interesa colaborar con aquello que es inevitable… no oponiéndose.
Esto último cuesta entender, pero el día que se entiende… cambia la vida.


SOMOS DEMASIADO AUTO-EXIGENTES

Y nos pedimos cuentas y resultados como si fuésemos sabios o fuésemos expertos.
Nos requerimos capacidades que están por encima de nuestras posibilidades y conocimientos.
Hacemos del acierto y la perfección unas exigencias desmedidas.
Estamos en un Proceso de Desarrollo Personal y Espiritual y algún día seremos mejor de lo que somos ahora, pero… el aquí y ahora es lo que único que tenemos.
Somos lo único que tenemos en este momento y nos tenemos que aceptar así.
Somos la materia prima sobre la que podemos trabajar para mejorar.
Así que… paciencia y revisemos por si tenemos que rebajar un poco el nivel de auto-exigencia.



Y estas son sólo algunas de las cosas que nos impiden vivir una vida con un poco más de plenitud y con tranquilidad, sin la dureza que nosotros mismos le añadimos, despojándola de esa rigurosidad en la auto-exigencia que lo único que hace es añadir una tensión que nos acerca más a la intranquilidad que al disfrute.

Hay más motivos por los que no estamos encaminando bien nuestra vida, por supuesto, pero empecemos por ir resolviendo estos y más adelante iremos a por otros.

Para eso es necesario que cada uno descubra los suyos propios, y que se ponga a la noble y humana tarea de resolverlos, para convertir la vida en un apacible disfrute en vez de una contienda en la que siempre uno resulta herido.

O sea, que te pongas ya a descubrirlos para poder deshacerte de ellos.


Te dejo con tus reflexiones…
« Última modificación: Julio 15, 2020, 11:29:23 am por francisco de sales »

 

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