(Este artículo es el que aparece con el mismo título en LO QUE OPINO SOBRE...)
“El objetivo de la vida no es sólo desarrollar el alma,
sino ser feliz durante el proceso”.
(Anónimo)
Siempre he incluido en la lista de los derechos de las personas, en primer lugar, y no sólo como derecho sino como una obligación de cada humano, la Felicidad.
La felicidad es algo más que otro buen propósito, porque implica el hecho de recibir inmediatamente su disfrute; el propósito de encontrar y gozar la felicidad, se cobra al contado. No es un resultado que se conseguirá tras largos años de espera, sino que se instala en un instante y se manifiesta.
La felicidad es un estado de ánimo (un estado del alma); es una experiencia subjetiva, interior, que analiza la propia vida y extrae de ella una impresión positiva (felicidad) o negativa (infelicidad).
Esto, refiriéndonos a ella como estado permanente y mayoritario, porque hay momentos breves que sentimos como felices, como por ejemplo la carcajada después de oír un buen chiste, o cuando oímos a un hijo decir, por primera vez, papá ó mamá.
De la felicidad, como del amor, se han dicho infinidad de cosas. La mayoría de ellas, ciertas.
Se dice que la felicidad consiste en saber disfrutar las cosas pequeñas, y es cierto. Se dice que la tranquilidad es sinónimo de felicidad, y no es cierto. Se dice que la felicidad es no sentir tensiones, y no es cierto: la felicidad es algo más que no sentir tensiones, así como vivir es algo más que no estar enfermo. Conformarse con equiparar felicidad a la no presencia de problemas o sufrimientos, es pobre y de un conformismo vergonzoso. Vivir no es sólo no sufrir, sino que debiera ser, además, ser feliz.
Vivir no es solamente no padecer, sino que es, además, cobrar un premio y disfrutarlo durante la vida.
La felicidad acaba siendo un momento aislado que, en realidad, deberíamos repetir, muy, muy a menudo, hasta convertirlo en constante y continuo.
La felicidad, como propósito a realizar de ahora en adelante, es el más legítimo de los derechos, el primordial motivo de vida, la más honrada aspiración; el más recto proceder será incorporarla, y su continuidad en cada uno, el más justo anhelo.
La felicidad es un estado de consciencia que ya existe en cada ser humano, lo que pasa es que la tenemos relegada por todas las distracciones o intranquilidades. Fíjate en esto: cuando estás feliz es cuando dejas de pensar en tus preocupaciones; en ese momento no hay otra cosa en tu presente que prestarle atención a la felicidad. La felicidad entonces lo ocupa todo, te planta una sonrisa en los labios y en el alma, y sientes que en ese estado eres más tú mismo.
Una de las cosas que nos pueden ayudar a vivir más cerca de la felicidad, es el buen humor. El concepto de humor no es simplemente estar alegre, hacer reír y captar los chistes y ocurrencias más o menos divertidos. El humor es un medio de expresión, de difusión y relajación de tensiones, y, básicamente, es un ingrediente a introducir en nuestro comportamiento íntimo para prevenir unas reacciones y aliviar otras que parecen difícilmente superables si no se adopta una actitud positiva.
Lo que pasa es que muchas veces repetimos que “la felicidad no existe”, porque de esa forma evitamos tener que plantearnos el tener que descubrir ese maravilloso don que Dios instaló en cada uno de nosotros.
Si uno se convence de la realidad de los beneficios que aporta instalarse en la felicidad, conseguir que salga a la luz en cada momento es ya su responsabilidad.
DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL
La felicidad mora dentro de cada uno de nosotros y nadie nos la debe quitar. Somos sus guardianes y sus Señores.
Ni nadie ni nada la debe amenazar.
Es la expresión natural del alma, y la expresión de su sonrisa.
Ni siquiera Uno Mismo tiene derecho a impedir que se manifieste con todo su potencial, porque es el regalo de Dios, y, posiblemente, su idioma.
DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL
La felicidad, al igual que el amor, es extraordinaria en el sentido de que proviene de una fuente inagotable que se reproduce continuamente, y de un modo mágico. Mientras más se da, más se tiene.
POR SI NO LO SABES
“La verdadera felicidad se encuentra en las pequeña cosas: una pequeña mansión, un pequeño yate, una pequeña fortuna…”
He leído que esta broma es de Woody Allen, de Óscar Wilde, de Groucho Marx… cualquiera sabe. Lo importante es que nos aporta humor, y nos aporta, si queremos, reflexión.
¿Qué o quién indica cuánta felicidad nos ha de aportar cada cosa?
¿Estrenar un coche nuevo aporta más felicidad que una sonrisa?
¿Aporta más felicidad un abrazo especial o cobrar el sueldo?
Casi todo puede aportar felicidad, por tanto acostumbrémonos a recibir la porción que cada cosa nos dé, sepamos apreciarla y disfrutarla.
Si cada cosa es un grano de arena, algún día nos podemos dar cuenta de que tenemos una gran montaña de granitos de arena, y vistos todos juntos pueden hacernos sentir que en nuestra vida realmente hay felicidad.
Personalmente, prefiero muchas pequeñas felicidades que una grande pero sola.
No nos quedemos sin disfrutar ninguna de ellas por su tamaño: todas son estupendas, y el día que llegue una grande sabremos valorarla aún más.
POR SI NO LO SABES
Escribía Miguel Hernández “tu risa me hace libre, me pone alas, soledades me quita, cárcel me arranca…” y es porque sólo la felicidad te permite ser libre, y sólo la libertad te permite ser feliz.
VISTO DE OTRO MODO
Errores relacionados con la felicidad:
PRIMERO.- Ser feliz no significa estar continuamente eufórico. Uno puede ser feliz aun cuando esté triste, por ejemplo.
SEGUNDO.- La felicidad no se persigue, porque no es algo físico ni algo que tenga entidad por sí misma, sino que es la consecuencia de algo, y se produce como resultado de algo. Hay que trabajar y cuidar ese “algo” que es su origen para que pueda producirse. El fruto es el resultado del trabajo; si no desarrollamos el trabajo, no tendremos fruto.
TERCERO. –La felicidad no está en lo exterior, ni en las cosas externas, ni en otras personas. Algunas cosas materiales, como el dinero o el poder, “parecen traer la felicidad”, pero no la traen; las personas pobres también pueden ser felices. Dos personas con diferente sensibilidad hacia lo que les hace felices, responderán de distinto modo ante la misma motivación externa.
TRABAJA TÚ
Si hay una seriedad bastante rigurosa que te dificulta sentirte feliz, y aún más mostrar los breves apuntes de felicidad que tienes... hazte estas preguntas:
¿Qué me impide estar feliz más a menudo y llegar a ser feliz?
¿Se puede ser feliz sin saberlo?
¿Tengo abandonada la felicidad?
¿Puedo gritar, sin mentir, SOY FELIZ?
¿Estás poniendo límites a tu felicidad?
¿Crees que no mereces TODA la felicidad?
¿Crees que mereces ser feliz?
¿Mi naturaleza es de feliz? ¿En cualquier situación, desde dentro, sin copas, sin un payaso enfrente, me encuentre donde me encuentre y como me encuentre y sin necesidad de huir de mí?
TRABAJA TÚ
Las respuestas a estas preguntas te darán una idea aproximada del estado de tu autoestima.
Luchas por el alimento o por el éxito, pero…
¿Luchas por la felicidad?,
¿Luchas por tu felicidad?,
¿Luchas por la calidad de vida que te proporcionaría?,
¿Te desatiendes desatendiendo el estado de tu felicidad?,
¿Te distraes con algo que has encontrado y que realmente es más importante que el disfrute de tu felicidad?,
¿Cometes el mayor pecado, que es el de engañarse uno mismo?
Te han programado para ser feliz o infeliz según vengan de tu exterior alabanzas o críticas. Has dejado en manos de los demás la opinión que tienes acerca de ti. Hay algo en el fondo que no te permite sentirte digno de alcanzar una felicidad plena, como si eso estuviese reservado sólo para algunos privilegiados. Sigue gobernándote de algún modo la fantasía de que las cosas se van a arreglar solas. Dejas a lo que llamas porvenir la responsabilidad de que te traiga cosas buenas y una vida mejor…
Es un continuo error y una falta de compromiso por tu parte.
Tú, sólo tú, tienes que poner todos los medios, incluso extraordinarios, y la dedicación necesaria, para lograr que tu vida sea plena y absolutamente feliz. Y puedes y debes conseguirlo.
ATENCIÓN
Copia esta frase en un folio para que la veas a menudo, y respétala:
PROMETO NO ABANDONARME NUNCA MÁS.
CUENTECITO
“¿Qué es una persona feliz?”, preguntó el discípulo.
“La que no tiene recursos ni esperanzas… ni desea tenerlos”, respondió el Maestro.
(Del libro Un minuto para el absurdo, de Tony de Mello)
CUENTECITO
“Un hombre estaba siempre importunando a Dios con toda clase de pedidos. Un día, Dios lo miró y le dijo: “Ya estoy harto; tres pedidos y no más. Tres peticiones, y después de darte eso, no te daré más. ¡Di tus tres deseos!”
El hombre quedó encantado y preguntó: “¿Puedo pedir cualquier cosa?”
Y Dios dijo: “¡Sí! ¡Tres pedidos y nada más!”
Y el hombre habló: “El señor sabe que tengo vergüenza de hablar, pero me gustaría librarme de mi mujer, porque es muy aburrida y siempre está… El Señor sabe. ¡Es insoportable! No logro vivir con ella. ¿Podría librarme de ella?”
“Está bien”, dijo Dios, “tu deseo será satisfecho”. Y la mujer murió.
El hombre se sentía culpable por el alivio que sentía, pero estaba feliz y aliviado, y pensó: “Voy a casarme con una mujer más atractiva”. Cuando los parientes fueron al funeral y comenzaron a rezar por la difunta, el hombre volvió de pronto en sí y exclamó: “Mi Dios, yo tenía esta mujer encantadora, y no la apreciaba cuando estaba viva.” Entonces se sintió muy mal, fue corriendo al encuentro de Dios y le pidió: “Tráigala de vuelta a la vida, Señor.”
Dios respondió: “Está bien, segundo deseo concedido”.
Ahora le queda sólo un deseo. Pensó: “¿Qué debo pedir? Y fue a consultar a los amigos. Algunos dijeron: “Pide dinero; si tienes dinero puedes tener lo que quieras.” Otros dijeron: “¿De qué te servirá el dinero si no tienes salud?” Otro amigo dijo: “¿De qué te sirve la salud si un día morirás? Pide la inmortalidad.”
El pobre hombre ya no sabía qué pedir, porque otros decían: “¿De qué te sirve la inmortalidad si no tienes nadie a quien amar? Pide el amor.”
Entonces, pensó, pensó… y no llegó a ninguna conclusión, no conseguía saber lo que quería. Cinco, diez años…
Un día Dios le dijo: “¿Cuándo vas a hacer tu tercer pedido?”
Y el pobre hombre dijo: “¡Señor, estoy muy confuso, no sé qué pedir! ¿Podría el Señor decirme qué pedir?”
Dios se rió cuando oyó esto y dijo: “Está bien, te digo lo que debes pedir. Pide ser feliz, no importa lo que te pase. ¡Ahí está el secreto!”
REFLEXIONES PETULANTES
La felicidad se encuentra en la sencillez, en el hacer las cosas sin buscar ni necesitar el agradecimiento, el reconocimiento o la satisfacción. En la ausencia de deseo, en comunicarse, en ver salir el sol o verlo acostarse; en la aceptación de las cosas que suceden, como parte del aprendizaje; en
Toda la felicidad es gratuita. Lo que producen las cosas de pago es placer, que también es bueno, pero no es lo mismo.
RESUMIENDO
Alcanzar la felicidad, si no plena por lo menos continua, es un objetivo posible que te aportará una sonrisa agradable en la boca y en el alma. Además, es una de esas sonrisas contagiosas. La felicidad, aún viviendo en condiciones que sean más propicias a la infelicidad, es posible. La felicidad no tiene que ver con las circunstancias que nos estén sucediendo, porque puede brillar por encima de cualquiera de los pesares, puede sobreponerse a cualquier pesar, y triunfar. ¿Estás convencido de que te mereces la felicidad? Si es así, pídetelo, ruégatelo, no pares hasta que la consigas. Haz lo que sea necesario por esa felicidad que no es la efímera que provocan los bienes materiales, sino la que es interior, irreductible, cierta.