EL MIEDO A LO DESCONOCIDO: UN PROBLEMA IRREAL.
Jesús Millán
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Este es un tema sobre el que mucho se habla y se sigue hablando: qué es y cómo superar el miedo a lo desconocido. No podría ser de otra forma; nos demos cuenta o no estamos inmersos en un momento de profundo cambio, junto al cuál viene adherido una incómoda pero necesaria sensación de incertidumbre.
No saber comprender y gestionar esta sensación, puede significar una de las barreras más limitantes (tan común y tan ficticia) que nos encontremos en nuestro crecimiento como seres humanos. Más aún, probablemente sea la única línea invisible que, trazada sobre el papel, divide la felicidad en dos: in-felicidad.
En este artículo entenderás de qué manera afecta el miedo a tu vida y cómo gestionarlo mediante la actitud adecuada. Pero sólo te daré un tip para hacerlo y un bonus extra.
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HEMOS CREADO UN GRAN PROBLEMA.
Es cierto que hoy en día tenemos a nuestro alcance no muchos, sino muchísimos recursos para afrontar toda clase de limitaciones que aparecen en nuestro camino. Elconocimiento sería la primera de las variantes necesarias para sortear estos setos que aparecen en nuestro camino: es lógico pensar que necesitamos conocer las soluciones a los problemas que nos plantea la vida para poderlo ejecutarlos.
El segundo, la voluntad de hacerlo. Si conoces la solución a un problema, pero no tienes la voluntad de ejecutarlo, estás peor que al principio.
Pecando de reduccionismo, todo podría quedar reducido a estas dos variables.
¿Qué harías si quisieras ponerte en forma? ¿Falta información accesible para poner en práctica? Más bien al contrario: debes adquirir la habilidad de desechar toda aquella información que no sólo no te es útil si no que puede entorpecerte en tu objetivo de lograr un cuerpo 10.
Cuando hablamos de hackear nuestra mente para superar nuestros miedos, nos encontramos con el mismo problema: técnicas, estrategias, trucos, preparación,… mucha y muy buena información. Pero, ¿la aplicas?… ¿o ya te has vuelto a colapsar?
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EL MIEDO TIENE MUCHAS CARAS. UNA DE ELLAS ES LA INCERTIDUMBRE.
Y sé que nos gustaría que no fuera así. En un mundo supuestamente ideal, nos encontraríamos muy bien, felices y realizados viviendo en nuestra zona explorada. Y cómo es un mundo ideal, por qué no: creceríamos y agrandaríamos nuestra propia historia sin salirnos un sólo milímetro de esa zona trillada por nuestros propios pasos.
Con tu permiso: si hubiera existido alguna vez ese mundo ideal, ahora mismo no estaríamos hablando de él.
No obstante, hemos creado un enemigo dónde no lo había.
La incertidumbre ha formado parte siempre de nuestra existencia, pero gracias a nuestra herencia cultural la hemos adornado con toda una serie de connotaciones negativas, a la vez que hemos creado en torno a ella topo de tipo de creencias y conductas desadaptativas. Súper desadaptativas.
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HEMOS DOTADO A LA INCERTIDUMBRE CON UNA NEGATIVIDAD QUE NO LE CORRESPONDE
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¿Por qué? ¿Por qué nos hemos jodido de esa manera? ¿Por qué nos hemos echado tierra encima gratuitamente? ¿A caso no estamos diseñados para aceptar la incertidumbre y trascenderla cuando la situación así lo requiera?
La verdad es que huimos de la incertidumbre para aferrarnos a la (sólo) promesa de una seguridad que no existe. Una promesa que todo tipo de instituciones (políticas, eclesiásticas, financieras,…) se ha encargado de renovar a diario en forma de leyes, creencias, contratos,…
Y al final, quién sufre esa mentira es cualquiera de nosotros, en nuestro día a día y para toda la vida.
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Sólo está en tu mente.
Y en ninguna otra parte. Bueno, tal vez sí. En la mente de todos.
Lo que pretendo decir es que podemos interpretar el miedo como el equivalente mental de un peligro no real.
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EL MIEDO ES EL EQUIVALENTE MENTAL DE UN PELIGRO NO REAL.
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El miedo tiene su función. Probablemente ya lo hayas leído (mil veces): tratará de evitar conductas temerarias que puedan poner en jaque tu integridad física o mental.
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Por esa misma razón, se anticipa a tu cuerpo. Mientras éste está aquí y ahora, presente en el presente, tu mente esté proyectada en un futuro que no conoce, incierto y para el cuál requeriría de todas tus capacidades para resolverlo, si es que fuera real.
En el momento presente, no existe el miedo. ¿Quieres la prueba? Respóndeme: ahora, en este preciso instante, ¿sientes miedo?. No, no quiero que pienses en cómo será tu día de mañana si sigues así, ni en el futuro inseguro de tus hijos,… sino ahora mismo, en este momento:¿tienes miedo? Yo tampoco.
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¿Una vida segura? No, gracias.
Porque a nadie le gusta morir antes de tiempo.
Ese es el gran problema (si es que le podemos llamar problema) del miedo al miedo: nos impide crecer en detrimento de una supuesta seguridad. Pero sólo hay algo seguro y ya sabes a lo que me refiero…
Piensa en todas las veces a lo largo de tu vida, que las ha habido, en las que decidiste actuar pese a tener miedo. Probablemente supusieron para ti crecimiento, a costa de éxito o aprendizaje. Y seguramente ahora te sientas satisfecho y pienses que no fue para tanto.
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Pero en su momento sí lo era. La percepción del mismo hecho, pasado el tiempo, es totalmente distinta.
?Antes del reto, sientes miedo: no lo tienes controlado y nadie te garantiza el éxito.
?Durante el reto, estás plenamente atento y consciente. Ya no sientes miedo. Estás demasiado ocupado resolviendo la tarea como para dejarte imbuir por emociones paralizantes.
?Tras el hecho, te sientes satisfecho. Quizás el resultado no fuera el esperado, pero decidiste actuar aún sintiendo miedo.
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Sólo la seguridad (que repito, no existe como tal) es la que te impide vivir este precioso periodo de 3 etapas.
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La seguridad es no intentarlo. No intentarlo es quedarte como estás. Quedarte como estás es frustrarte por no intentarlo, pero en tu entorno de seguridad. No quieras entrar en el bucle de la infelicidad.
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#1. El único tip que puedo darte.
Se va… vuelve. Se vuelve a ir… vuelve a venir. No permitas que tu mente se proyecte a su antojo. Mejor dicho: si te das cuenta, no permitas que siga así y tráela de nuevo junto a ti.
Es una locura pretender controlar la mente a nuestro antojo en todo momento. Pero mayor locura es dejar que ella nos controle a su antojo.
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TOMA CONSCIENCIA DE TU ATENCIÓN, CONVIÉRTETE EN EL DUEÑO DE LA MISMA
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Tu mente crea tu propia realidad y te hace experimentar aún cuando no estás experimentando. Es experta en dibujar un futuro que no existe y lo hace en ausencia de certezas. Y como no hay certezas, hay incertidumbre. Pero nadie puede viajar al futuro para traernos seguridad (a parte de Marty McFly en su DeLorean).
Lo sé: a base de entrenamiento podemos hacer mil maravillas con nuestra mente. Con tiempo y esfuerzo, podemos moldearla “a nuestro gusto”. Aunque si quieres un sólo ejercicio que puedes poner en práctica desde ya, aquí lo tienes: cada vez que te descubras con tu mente en un momento que no sea ahora, devuélvela a ti.
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Deja que tu cuerpo sea tu aliado. Puedes evitar la incertidumbre volviendo al presente, una y otra vez, a través de tu propio cuerpo. Te dejo dos vías:
• A través de tus sentidos, por ejemplo. Lleva tu atención a lo que ves, oyes, tocas, saboreas, hablas, haces,… No se puede sentir miedo en ninguna de sus formas mientras estás ocupado descodificando la información que tus sentidos te dan. Hacen muy buen su trabajo. ¡¡Compénsalos con un poco de atención!!
• A través de tus emociones: ¿te estás permitiendo sentir ahora lo que estás sintiendo? ¿Por qué no experimentar ahora lo que sientes en este momento y no lo que sentirías si pasase tal o cuál cosa?
Sientes alegría: siéntela ahora. Sientes tristeza o asco: siéntelo ahora. Acepta tu emoción presente y estarás aceptando, sin darte cuenta y sin etiquetas de ningún tipo, la incertidumbre como lo que es: un camino que aún no existe.
A fin de cuentas, la incertidumbre no es más que ese camino que espera ser creado mientras lo transitas.
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CAMINANTE NO HAY CAMINO. EL CAMINO SE HACE AL ANDAR.
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Necesitarás cumplir con tu propia voluntad.
No podía dejarme lo más importante.
Puedes vivir en el presente y convivir así con la incertidumbre, sin temerla más de lo necesario. Hacer lo que tengas que hacer, pese a… todo.
Pero no harás nada si no tienes la voluntad de hacerlo; elegir hacer lo que quieres hacer de entre todo lo que podrías o no hacer.
Sin voluntad, no hay estrategias que valgan. Y la voluntad por hacer algo te la marca tu espíritu, no tu mente. Tu mente creará deseos; tu espíritu, voluntades.
Si tienes un faro que te guía; un propósito al que orientarte, tendrás la chispa necesaria que encienda en ti la voluntad de transgredir tus propios miedos. La motivación y el entusiasmo, nacerán en ti sin necesidad de buscarla fuera. ¡¡Abrázalos!!
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Entonces, en ese momento te encuentras en la situación perfecta:
sentirás la incertidumbre justa y necesaria con la que debes convivir para realizar los deseos de tu alma.
