Buscandome

Bienvenido(a), Visitante. Por favor, ingresa o regístrate.

Ingresar con nombre de usuario, contraseña y duración de la sesión

 


Traductor Google

 EL ETERNO CONFLICTO MENTE - CORAZÓN



Enero 24, 2016, 06:10:52 am
Leído 2076 veces

Desconectado Francisco de Sales

  • Administrator
  • *****

  • 7321
    Mensajes

  • Karma: 8

EL ETERNO CONFLICTO MENTE - CORAZÓN
« en: Enero 24, 2016, 06:10:52 am »
EL ETERNO CONFLICTO MENTE - CORAZÓN



La mente reeducada es optimista.

Si entiendo por mente el pensamiento, y por corazón los sentimientos, veré que a lo largo de toda mi vida siempre he actuado así: teniendo pensamientos que casi nunca coinciden con algo que es irracional, desconocido, que no se sabe de dónde sale ni porqué, a lo que llamamos “sentimientos”.

El corazón es puro, no ambiciona, no entiende de cosas ni intereses materiales. El corazón, ama; la mente, quiere. Querer, en castellano, curiosamente, significa “exigir una cosa por algo”, y también “desear, apetecer algo”.

El corazón se nutre de sentimientos y emociones; la mente necesita reconocimiento ajeno o resultados satisfactorios materiales para sentirse mejor.

La única función válida de la mente con respecto al corazón es la de despertar cuestiones y ponerlas delante, para que el corazón sienta.

El corazón no busca alocadamente enfrentamientos: sólo hay una forma de sentir, con diferentes intensidades, y hay muchas formas de pensar; el corazón se contenta en el silencio y la mente necesita llenarse de explicaciones y trata de aclarar cosas de las que no entiende; el corazón conoce su función y, cuando se le permite, la ejercita, mientras que la mente se enrola en cualquier guerra y trata de conseguir las cosas mediante el esfuerzo; en el corazón sólo cabe la paz, en la mente existe el sufrimiento: no puede haber más antagonismo.

Sus lenguajes son distintos: su esencia no tiene nada en común; su forma de ver la vida es absolutamente dispar; las situaciones se vivencian de forma totalmente distinta.

El único equilibrio es que cada una de las partes actúe donde y cuando les corresponde: que ninguna interfiera a la otra, ni se meta en sus dominios. Separar los asuntos: asuntos de la mente y asuntos del corazón. Así como llamo al fontanero cuando se escapa el agua y no al piloto de aviones, y exijo que sea un piloto quien conduzca el avión y no un fontanero, así de sencillo lo haré.

Si tengo que ducharme y desayunar, que sea la mente (la lógica pertenece a la mente) quien decida qué he de hacer primero. Si me emociono escuchando una música (y la emoción es un asunto del corazón) no he de ponerme a buscar con la mente qué está haciendo cada uno de los instrumentos para que la emoción me penetre, ni quién es el autor de la obra, ni cuánto cuesta un violín, ya que estos son asuntos de la mente y no debe interrumpir al corazón en su emoción.

El conflicto surge cuando dejo opinar a los dos, y cuando los dos quieren ser tenidos en cuenta o imponerse.

El corazón puede distraer a la mente; la mente siempre mata al corazón.

El corazón sólo puede ser él en total libertad; la mente es rígida consigo misma, puede llegar a ser obsesiva, se encierra en un círculo del que no quiere escapar, añade a cada por qué otro por qué.

A la mente sólo se interesa el final de las cosas y se olvida que lo interesante es el proceso que lleva hasta ese fin, y que si sólo conoces el fin, tendrás que volver a repetir el proceso para saber por qué ése es el fin y no otro. Un dramático juego.

Mejor lo tiene el corazón, que es femenino y receptivo, y cuando ama emite un continuo amor… hasta que aparece la mente pretendiendo decir cuándo se debe amar, a quién, por qué, cómo, a cambio de qué… otro conflicto por la invasión de un área ajena.

Sthedall, el escritor, entendía lo que es mente y lo que es corazón. Cuenta que estaba totalmente enamorado de una mujer y que ésta, cuando lo supo, se puso frente a él y le dijo: “Dicen que está usted enamorado de mí”, a lo que respondió: “Así es. Pero se trata de un asunto que me incumbe a mí exclusivamente”. Su corazón amaba independientemente de que ella lo supiera o no, y de que ella sintiera lo mismo o no.

La solución, en teoría, ya quedó apuntada: no permitir que se produzca el conflicto.

La mente deberá recordar que el corazón tiene razones que no puede razonar, y que debe detener ahí su inquisitivo cuestionamiento, rendirse en ese aspecto, descansar. Ahorrar fuerzas para cuando las vaya a necesitar.

El corazón deberá comprender que la mente no está hecha de su misma materia.

Y entre ambos deberán firmar un pacto de cooperación y una renuncia expresa a seguir enfrentándose en interminables conflictos que, siempre, los sufre alguien que es ajeno y la suma de los dos a la vez: Uno mismo.


Te dejo con tus reflexiones…

 

TinyPortal 1.6.5 © 2005-2020