TENER FORTALEZA INTERIOR
En mi opinión, la fortaleza interior es una de las grandezas que tenemos, y nos conviene asentarla, vigorizarla, y llenarla de confianza para que esté pletórica cuando la vayamos a necesitar.
Primero, sepamos el significado de la palabra fortaleza: quiere decir fuerza y vigor, y como tal la entendemos.
Ya habrás pensado en que vas a necesitar fortaleza para superar ciertas circunstancias que se van a suceder durante TU proceso de Desarrollo Personal. Pero hay otra curiosa definición de la palabra: “una de las cuatro virtudes cardinales, que consiste en vencer el temor y huir de la temeridad”. Por tanto, se trata de no temer nada de lo que pueda suceder, tanto interior como exteriormente; se trata de no temer que las pruebas sean insoportables, incomprensibles, imposibles…porque no lo serán. Dios y nuestra parte divina nos conocen mejor que nosotros mismos y ya saben cuál es el límite.
Esto no es una guerra a muerte –no me gusta el término Guerrero Espiritual- sino que se trata de un encuentro con la vida. La vida no trata de embrollarnos, sino de auparnos. El siguiente nivel, tras cada situación, independientemente de cómo la hayamos resuelto, será superior, será un paso adelante: no es habitual ir hacia atrás, difícilmente perderemos lo que con esfuerzo y sufrimiento hayamos logrado. Todo lo logrado es nuestro aliado.
Se ha de vencer el temor, pero sin caer en la osadía descontrolada, sin ir a la temeridad sintiéndose amparado y protegido personalmente por los Dioses y con derecho a cualquier riesgo. Uno no ha de estar retando constantemente, ni ha de manifestarse desmesuradamente, ni ha de estrellarse intencionadamente contra todo para comprobar que está bien protegido por el Cielo.
Fortaleza es, también, un recinto fortificado, como un castillo o una ciudadela. Pero ninguna fortaleza es inexpugnable, o sea que quedarse en ella encerrado para que no suceda nada que venga del exterior es una defensa temporal. Lo que tenga que suceder para nuestro bien, sabrá encontrar la grieta o el momento por el que colarse. Se trata de conocer un sitio seguro, donde uno puede retirarse a meditar, o a descansar, con seguridad y confianza, con la comodidad de los sitios conocidos, pero no para huir, sino para reponer fuerzas; para paladear y disfrutar lo que ha sucedido fuera, para ver la nueva conquista personal, y pensar en otros pasos y otras metas.
Bien, pues esta Fortaleza Interior de la que quiero hablar se va construyendo con los pequeños y los grandes logros, que se transmutan en esta fuerza interior. Se va construyendo un Fondo Personal, que es nuestro propio valor como persona. Es la suma de lo que nos queremos y de cuanto nos odiamos; la suma de lo que somos y lo que sabemos, descontando aquello en lo que no nos gustamos.
La Fortaleza Interior es el almacén de nuestras capacidades, y contiene todo aquello que vamos a necesitar en los momentos difíciles, cuando las circunstancias nos oculten la esperanza, cuando no tengamos otro sustento para seguir adelante que la fe, la certeza en un plan grande al que pertenecemos, y la confianza propia y la autoestima que se nutren de las cosas de nosotros que sí nos gustan, de esos aplausos propios que hemos guardado, de la confianza personal que nos hemos ganado con nuestros avances, y las ilusiones que hemos atesorado en los momentos de ánimo.
Conviene que dispongamos de esta fortaleza porque en los momentos malos nos podemos encontrar muy perdidos y no saber a dónde recurrir para disponer de la energía que se necesita entonces.
Conviene que cada uno vaya atesorando –como eficaz hormiga- todo aquello que sepa que va a serle de utilidad cuando lleguen esos momentos más difíciles. Y que cada uno decida si en esa fortaleza quiere meter el cariño que ha ido sintiendo a lo largo de su vida, a sus mejores amigos y a sus seres queridos, aquello suyo de lo que se siente especialmente satisfecho, sus valores, su fe -para que quede a salvo de los vaivenes circunstanciales-, su autoestima, sus mejores momentos y recuerdos, todas sus ilusiones y sus proyectos de futuro…y amor, mucho amor: amor a la vida y amor propio.
Te dejo con tus reflexiones…
