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 AFRONTA TUS PROBLEMAS



Febrero 03, 2016, 06:42:21 am
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Desconectado Francisco de Sales

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AFRONTA TUS PROBLEMAS
« en: Febrero 03, 2016, 06:42:21 am »
AFRONTA TUS PROBLEMAS



En mi opinión, no es lo mismo afrontar que enfrentar. Por eso el título no es ENFRÉNTATE A TUS PROBLEMAS, y es que yo, que soy tan habitual a recurrir a los diccionarios, en este caso no estoy de acuerdo con su decisión de que ambas tienen el mismo significado, y yo distingo, y distingo claramente, lo que me sugieren una cosa y otra:

ENFRENTAR: combatir, desafío, hostilidad, oposición previa, contienda…
AFRONTAR: Plantar cara dignamente, atreverse, resolver, tener determinación…


En mi opinión, los problemas hay que afrontarlos. Hay que ponerse frente a ellos, dar la cara sin eludirlos, mirarles fijamente a los ojos sin miedo, y desde la mayor objetividad posible, eliminando cualquier tipo de prejuicio, ponerse a la tarea de aclararlos como paso previo imprescindible para deshacerse de ellos.

Los “problemas” –y esto ya lo he repetido mil veces- no son “problemas”, sino asuntos a resolver, y lo distingo -igual que enfrentar y afrontar- por lo que me sugiere cada una de las cosas en vez de lo que dice el diccionario:

PROBLEMA: Drama, preocupación, catástrofe, miedo, incapacidad de resolver, presión, rigidez, enemigo, paralización, resistencia, peligro, dolor, tensión, tormento, nerviosismo, ahogo, desazón, difícil de solucionar, va a poder conmigo…
ASUNTO PENDIENTE DE RESOLVER: Inconveniente que tengo que aclarar…

Esto que escribo no es sólo mi parecer, sino el resultado de una amplia consulta entre personas de diferentes países y culturas, estatus social, educación, y edad. Solamente con el hecho de cambiar el modo de denominarlo desaparece toda esa prevención y estado angustioso que tenemos preparado para cuando tenemos un PROBLEMA.

A todos nos sucede lo mismo si lo llamamos PROBLEMA: nos hundimos antes de empezar. Partimos asustados, con la idea de que va a haber sufrimiento, con el pensamiento de que no estamos bien –porque tenemos un “problema”- y, siempre, cada persona se siente asustada e impotente ante el “problema”, porque presuponemos que nos viene encima una situación nada agradable para la que creemos no estar preparados.

En la misma encuesta, el mismo día y a las mismas personas, y hablando de la misma cosa, al llamarla ASUNTO PENDIENTE DE RESOLVER pierde toda la rigidez. Uno parte desde una tranquilidad que condiciona favorablemente la forma de verlo; se desdramatiza, ya no es el enemigo sino un asunto más de los muchos que aparecen a lo largo del día.

Lo que ayuda en este caso es procurar dejar a un lado la pre-ocupación, porque siempre hace perder la objetividad, y afrontarlo con serenidad.

“Divide y vencerás”. Lo mejor es desmenuzarlo, no verlo como un todo global que le hace parecer más grande, sino compuesto de diversas partes pequeñas que no tienen tanta fuerza por separado como juntas.

Lo que también ayuda es verlo como si fuera ajeno, como si le estuviera sucediendo a otra persona. Desde dentro del asunto pendiente de resolver todo se ve peor y más complicado, porque están implicadas las emociones y los sentimientos, o porque el resultado de la decisión que se tome al resolver el asunto pendiente puede afectar a la economía, a la familia, a la vida sentimental, al futuro…Si uno está muy pendiente y muy preocupado por lo que se juega con la decisión que tome, eso le crea más tensión, o sea menos objetividad, menos serenidad, menos claridad de ideas.

Cuando otra persona nos cuenta su problema, como no es nuestro y no estamos involucrados, como no nos jugamos nada, nos resulta más fácil ver la solución. Eso podemos hacer. Verlo como ajeno. Verlo sin aprensión. Verlo como realmente es y no como creemos que es.

Los asuntos pendientes de resolver son de cada uno y cada uno debe resolverlos. Y esto, que es tan obvio, a veces no se ve claro. Por eso algunas personas lo aplazan continuamente, esperan que sea el destino quien venga a resolverlos, o deja que pase tiempo y más tiempo. Esto último sólo es bueno cuando uno está demasiado eufórico y optimista, o demasiado pesimista. En cualquiera de esos casos hay muchas posibilidades de equivocarse con la decisión, y es mejor aplazarlo hasta un momento de más ecuanimidad.

La vida es una continua toma de decisiones.

Y hay que afrontar los asuntos que se tengan pendientes de resolver y los que sigan surgiendo.


Te dejo con tus reflexiones…

 

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