¿PARA QUÉ SIRVE SUFRIR?
En mi opinión, para nada positivo.
Y si te conformas con esta respuesta, que es el resumen de todo lo que viene a continuación, ya no es necesario que sigas leyendo.
El sufrimiento, en mi opinión actual, es como una insistencia innecesaria en el dolor. A lo largo de la vida todos vamos a tener ocasión de vivir experiencias o situaciones dolorosas sentimental o emocionalmente, y eso es algo que resulta difícil de eludir porque, en muchas ocasiones, se nos presentan sin que nosotros tengamos nada que ver con ello. Ese dolor simple, directo, puro, producto de una situación concreta, es útil para darse cuenta y comprender algo, para aprender de la experiencia. Es una manifestación espontánea.
Yo distingo entre el dolor, que es casi racional, del todo humano, y el sufrimiento es como la redundancia de ese dolor, como el efecto insistente porque no permitimos que se diluya; el sufrimiento es el apego a una situación dolorosa que no permitimos que se extinga por sí misma una vez ha aportado la lección que llevaba implícita. En el sufrimiento veo masoquismo, una insistencia que sobra, un aferramiento a la tragedia y al malestar que debiera haber sido de una duración natural limitada. Es un atentado –innecesario- contra la propia integridad psíquica y moral.
No deberíamos permitir que nada nos haga sufrir.
Porque… ¿Para qué sirve?
¿Qué va a aportarme?
Hechas de este modo las preguntas, quedan desautorizadas todas las respuestas prefabricadas y todas las excusas. Exigen un ejercicio de conciencia y realidad para responderlas con la misma contundencia que están hechas.
Entiendo que a ningún Dios, padre, o Creador le hará gracia vernos sufrir. Más bien al contrario: sufrir es una oposición a su deseo de felicidad para sus creaturas.
Por respeto, por amor a mí mismo, por dignidad, por Dios… cualquier razón para dejar de sufrir está cargada de fuerza y es suficiente.
Insistir en la flagelación del autocastigo nos aleja cada vez más de nuestro Centro, y del Ser de Amor que somos.
El sufrimiento –que sólo se sigue manifestando porque nosotros lo autorizamos-es un enemigo inútil. La permanencia en él –que resulta ser absolutamente prescindible, insisto- nos va a aportar, entre otras desgracias y estados desagradables, esto:
- Un período continuado de desánimo.
- Una visión pesimista de la vida y de nuestra vida.
- Un ataque brutal a la Autoestima.
- Desconfianza en uno mismo.
- Un distanciamiento de uno mismo.
- Sensación de un presente trágico.
- Miedo al futuro.
- Pérdida del humor y de la esperanza.
Y lo peor de todo: somos nosotros los primeros en padecer nuestro sufrimiento
Queda claro que no tiene nada de positivo el estancamiento en el sufrimiento, así que… ¿Para qué permanecer en él?
Insisto nuevamente en que se puede evitar. No es real, es sólo un producto de la mente, y uno tiene el poder suficiente como para deshacerse de él. Es un conjunto de emociones y pensamientos que se juntan, generalmente de un modo inconsciente para nosotros, y de esa unión consiguen mucha más intensidad y duración que el dolor emocional. Si no se ataja, puede durar todo lo que se le permita, aunque la situación que lo provocó ya se haya solucionado.
Tal vez el sufrimiento sea el resultado de un dolor que no se ha vivido con plenitud, que no ha tenido su correspondiente duelo y el consiguiente desapego tras la comprensión y la aceptación del mismo. Comprender esto puede ser útil para la próxima vez en que uno se vea en una situación realmente dolorosa. Entonces, en vez de negar el dolor fingiendo ser duro e inafectado, o en vez de alargarlo más de su tiempo natural –que es corto y tiene una duración limitada-, uno lo vivirá plenamente, permitiéndose pasar por los estados que ese dolor provoque
El dolor es inevitable, el sufrimiento es una opción.
DOS FRASES PARA SENTIRLAS MUY DENTRO:
“Todas las cosas del mundo tienen exclusivamente la importancia que uno les quiera dar. Uno tiene el poder de hacer que sean tremendas o maravillosas”.
“Nos resultaría mucho más fácil olvidar los asuntos que nos hacen sufrir si no insistiéramos tanto en recordarlos”.
Te dejo con tus reflexiones…
