Una de las experiencias más gratificantes y a la vez más difíciles en la vida de una persona es SER PADRE. Aquell@s que decidimos pasar por esta experiencia sabemos lo que nos despierta esa personita, y de lo que somos capaces de hacer por ella. Pero no hay que perder de vista que son personas independientes, que nos necesitan para satisfacer sus necesidades básicas físicas y emocionales, pero que NO SON NUESTROS. Ese es uno de los grandes errores que cometemos muchas mamás, y también papás: considerar que nuestros hijos son nuestros y que siempre serán nuestros bebés. Por supuesto que siempre vamos a estar para ellos, pero eso no significa que tengan un contrato firmado con nosotr@s.
Algo que "recordé" en mi camino de desarrollo personal es respetar las decisiones del otro, a pesar de que no me gusten. Cada hijo recibe de nuestra parte todo aquello que creemos que necesitan, ya sea educación, amor, alimento... pero ellos crecen y hacen su camino. Son dueños de su propia vida, y tienen derecho a vivir como quieran y puedan, igual que lo hicimos nosotros. El gran problema son las expectativas que ponemos, indefectiblemente, sobre ellos. Y cuando no responden a ellas ... NOS ENOJAMOS !! Si, la tristeza, la decepción, la angustia que nos despiertan sus conductas no son más que un espejo de nuestra frustración ! Inconscientemente sentimos que tienen la valentía, el coraje de vivir como les gusta (algo que casi nunca hicimos nosotros) y eso nos frustra.
Hagamos el ejercicio diario de observar con objetividad a nuestros hijos, y disfrutemos de la libertad que sienten haciendo su camino. No podemos evitar que se entristezcan, que se decepcionen, que sufran, pero sí podemos acompañarlos con un sano respeto, ese que sale del corazón. Y admirémoslos. Ellos son seres hermosos y perfectos que nos fueron "prestados" por un ratito para vivir esta experiencia. No la desaprovechemos.
L@s quierooo !
Yo La Morocha Ale
