NO TENGO GANAS.
QUÉ HACER CUANDO NO TIENES GANAS DE HACER ALGO QUE DEBES HACER
Por Ana Muñoz
Hay algo que tienes que hacer porque es importante o porque no hacerlo puede traerte consecuencias negativas, pero aún así, no encuentras la motivación ni la fuerza suficiente y no pareces ser capaz de empezar, sino que te quedas mirando al vacío sin hacer nada en absoluto.
Esto pasa a menudo en los estudios, cuando debes estudiar algún tema que te resulta aburrido y sientes una gran sensación de tedio o aburrimiento solo de pensar en ponerte a estudiar.
Pero puede suceder con cualquier otra tarea, como las tareas del hogar, el trabajo, o incluso salir de la cama por la mañana a una hora en la que el cuerpo te pide a gritos que no lo hagas.
Lo que no solemos tener en cuenta cuando nos pasa esto es el hecho de que, con mucha frecuencia, la desgana desaparece en cuanto empezamos, y el problema está solo en esa etapa inicial; es decir, nos cuesta trabajo arrancar, pero luego todo se vuelve mucho más fácil. Cuando el problema es este, la solución es fácil: tan solo tienes que dividir la tarea en diversos pasos y pensar únicamente en el primer paso que tienes que dar. Por ejemplo, si tengo que escribir un artículo para esta web, el primer paso es determinar el tema. Por tanto, me propondría hacer tan solo eso: buscar un tema sobre el que escribir, bosquejar un título y actuar como si eso fuera lo único que tengo que hacer. Una vez en marcha, las ganas de seguir adelante surgen a menudo por sí solas.
LA FALTA DE GANAS GENERALIZADA
Por desgracia, a veces no es tan simple y la falta de motivación para actuar sigue presente.
En estos casos, conviene analizar si se trata de una falta de ganas generalizada. Es decir, ¿te cuesta trabajo realizar la mayoría de las tareas que debes hacer en cuanto te resultan mínimamente aburridas? ¿Tienes energía solo para hacer aquello que te gusta y te divierte pero pareces desinflarte y quedarte sin fuerzas para cualquier otra cosa? Si es así, puede deberse a que tu vida ha caído en una rutina aburrida continuada, donde el tedio, las tareas aburridas y las obligaciones predominan. Esto hace que te encuentres en un estado de aburrimiento o hastío generalizado, con poca energía, falta de entusiasmo y falta de motivación. Con un nivel de energía tan bajo, no es raro que cualquier pequeña tarea que te resulte un poco tediosa se convierta en algo abrumador y te desinfle por completo.
En cambio, cuando tu vida es más variada y rica, cuando realizas diversas actividades diferentes, te diviertes, y disfrutas del día a día, tu nivel de energía es más alto, tu entusiasmo general es mayor, y esto hace que no te cueste tanto trabajo hacer tareas desagradables, pues también las encaras con energía, con una actitud positiva y con más ganas.
Piensa, por ejemplo, en una etapa de tu vida en la que te hayas sentido especialmente feliz, tal vez porque has realizado algún sueño, o te has enamorado y estás viviendo una relación maravillosa… Seguramente te sentías con tanta energía y vitalidad que hasta hacías alegremente esas tareas que ahora te parecen una tortura.
Por tanto, si el hastío, la rutina y el aburrimiento se han apoderado de tu vida, ya sabes que lo que necesitas es empezar a hacer cosas diferentes, divertirte más, salir más, tal vez practicar algún deporte que te guste y, sobre todo, hacer un repaso general de tu vida y cambiar algunas cosas para hacerla menos aburrida y monótona.
LA BAJA TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN
En otros casos, la causa de este problema es una baja tolerancia a la frustración. Esto sucede sobre todo en personas que, desde pequeñas, se han acostumbrado a que los demás (generalmente los padres) hagan por ellos cualquier cosa desagradable, les den todos los caprichos y satisfagan de inmediato todas sus necesidades.
Cuando crecen y se enfrentan al mundo real, con sus problemas, obligaciones y tareas tediosas por hacer, siguen teniendo esa misma actitud de rechazo a cualquier cosa que les resulta mínimamente molesta. No han aprendido a ponerse en marcha y hacer lo que tienen que hacer, sin más, aunque les desagrade o no tengan ganas.
No obstante, es tan solo una actitud mental, un modo de pensar que puedes empezar a cambiar a partir de ahora. Puedes hacerlo repitiendo a menudo frases como: "Puedo hacer cosas desagradables; puedo hacerlo aunque no tenga ganas; voy a hacer eso aunque sea molesto; a veces hay que hacer cosas desagradables o que no deseo hacer porque es inevitable, así que lo voy a aceptar". Conforme adoptes este nuevo modo de pensar, tu tolerancia a la frustración será cada vez mayor y te irá costando menos hacer este tipo de tareas.
Otros motivos que pueden hacer que la frase "no tengo ganas" surja en tu mente con demasiada frecuencia son el estrés, la sensación de estar abrumado, los problemas de sueño, alguna enfermedad física que te resta energía o algún problema concreto que ocupa tu mente, te abruma y te estresa.