10 FRASES PARA CALMAR A UN NIÑO ANSIOSO
Jennifer Delgado
La ansiedad forma parte del desarrollo normal de los niños. A algunos pequeños les preocupan los cambios, como la entrada al jardín de la infancia o al colegio, y experimentan una gran ansiedad cuando este momento se acerca. Otras veces sus temores son menos concretos o provienen de su fantasía, como el miedo a la oscuridad o a los monstruos. Sin embargo, esos miedos, aunque sean irracionales, también les generan ansiedad.
Experimentar cierto nivel de ansiedad es normal, pero también es importante ponerle coto para que no se continúe desarrollando porque si no lo hacemos, terminaremos criando a niños miedosos y aprehensivos. La estrategia paracombatir la ansiedad infantil no consiste en restarle importancia o negarla, sino en validar su existencia y enseñarle al niño a gestionar esas sensaciones.
¿CÓMO TRANSMITIRLES SEGURIDAD Y SERENIDAD A LOS NIÑOS RÁPIDAMENTE?
1. “Te amo. Estás a salvo.” La ansiedad nos hace sentir inseguros, en nuestro cerebro se activa inmediatamente una señal de alarma. Por eso, cuando notes los primeros signos de ansiedad en tu hijo, abrázale y hazle saber que está seguro. De esta forma su cerebro se tranquilizará y la ansiedad remitirá. Si es necesario, quédate un rato a su lado.
2. “¿Qué es lo peor que puede pasar?” La ansiedad es, básicamente, un estado de expectación negativa. La persona cree que pasará algo malo, aunque no puede decir con precisión qué será. Por eso, es conveniente ayudarle al niño a identificar sus peores miedos y pesadillas. Cuando se dé cuenta de que se trata tan solo de una sensación pero en realidad no tiene nada que temer, la ansiedad se disolverá. También puedes ayudarle a buscar una solución en caso de que se verifique el peor escenario posible. Tener un guión estructurado que les permita saber cómo desenvolverse alivia considerablemente la ansiedad.
3. “Vamos a contar hasta…” A medida que concientizamos la ansiedad, esta crece. Mientras más nos fijamos en las palpitaciones, el nerviosismo o la angustia, más se incrementan estos síntomas. Por eso, una buena estrategia para calmar a los niños ansiosos consiste en desviar su atención de la ansiedad. Para lograrlo, puedes pedirle que cuente el número de personas con relojes que ve pasar si estáis en una consulta o que cuente los árboles si estáis de viaje por carretera. La idea es centrar su atención en cualquier otra cosa que lo mantenga distraído.
4. “Dibuja cómo te sientes.” Se ha demostrado que dibujar, colorear o simplemente garabatear sobre un papel tiene un increíble efecto calmante. Puedes aprovechar esta actividad como una técnica para calmar la ansiedad de tu hijo. Por otra parte, dibujar es aún más eficaz en los niños pequeños ya que así pueden expresar las emociones que les resulta difícil poner en palabras debido a que aún tienen un vocabulario muy limitado y su Inteligencia Emocional no está muy desarrollada.
5. “Somos un equipo inseparable.” En muchos casos los niños pequeños se sienten ansiosos por miedo al abandono, sobre todo cuando sufren lo que se conoce como “ansiedad de separación”. Sin embargo, a medida que crecen y concientizan las expectativas que los padres han puesto sobre ellos, estas también les generan ansiedad. Por eso, es importante que asegures a tu hijo y aproveches cualquier momento para confirmarle que sois un equipo y que siempre puede contar contigo, independientemente de sus errores. Así se sentirá más tranquilo y sabrá que sus padres son un refugio seguro.
6. “Respira profundamente.” Nunca es demasiado temprano para enseñarle a tu hijo una técnica de respiración. Cuando sufrimos ansiedad nuestro pulso se acelera y la respiración se hace entrecortada, el cerebro capta esos cambios y activa el modo lucha/huída porque cree que estamos en peligro. Respirar profundamente contribuye a que estos cambios fisiológicos vuelvan a la normalidad y el cerebro comprenda que ha sido una falsa alarma y que todo está bien.
7. “¿Te acuerdas cuando…?” A menudo la ansiedad nubla nuestro raciocinio y borra de un plumazo nuestra memoria porque solo podemos pensar en lo mal que lo estamos pasando. Sin embargo, es probable que en el pasado hayamos pasado por momentos peores. Por eso, es recomendable recordarles esos momentos a los niños ansiosos. Recuérdale, por ejemplo, aquella vez que fue al dentista y lo bien que se portó, o lo bien que lidió con el primer día de colegio, a pesar de su nerviosismo. De esa manera el niño recuperará el control y la seguridad en sí mismo.
8. “Avísame cuando hayan pasado dos minutos.” La ansiedad se alimenta de la ansiedad. Por eso, una de las estrategias más eficaces para eliminarla consiste en desvirtuar la atención de las sensaciones que estamos experimentando. Pídele a tu hijo que se fije en el movimiento del reloj, hasta que pasen dos minutos. El movimiento de las manecillas del reloj tiene un efecto casi hipnótico que ayuda a relajar la mente.
9. “A veces las preocupaciones son buenas.” Muchas personas que sufren ansiedad se sienten mal porque no aceptan esas sensaciones, las catalogan como negativas e inadecuadas y quieren escapar de ellas. Por supuesto, sabemos que estas sensaciones no son muy agradables, pero están ahí por una razón y no debemos negarlas ni resistirnos a ellas. Por eso, en vez de minimizar los sentimientos de tu hijo, valídalos y explícale que en ocasiones las preocupaciones son buenas, pero que en otros casos simplemente son excesivas. Dile que para evitar sentirse así, lo mejor que puede hacer es buscar soluciones y establecer planes de acción. De esta manera mueves el centro de atención de la preocupación que genera ansiedad a la solución, que brinda seguridad.
10. “Yo también he pasado por eso.” Cuando experimentamos ansiedad nos sentimos agobiados, saturados por nuestros propios pensamientos, como si estos nos atraparan. Para salir de ese bucle, puedes intentar que el niño se ponga en tu lugar. Cuéntale aquella vez en la que tú también sentiste miedo y ansiedad. De esta forma no solo estás captando su atención para que deje de fijarse en sus síntomas sino que también estarás transmitiéndole la idea de que no está solo y que lo que experimenta es algo normal con lo que todos tenemos que lidiar.
Rincón de la Psicología