EL CAMINO DEL BUSCADOR
En mi opinión, ante nuestros pies se extiende un Camino hacia el Desarrollo Personal, hacia el encuentro con la Espiritualidad, con el Uno Mismo que se ha desgajado y ha perdido el rumbo.
Es un Camino que nos llama poderosamente aunque tratamos de acallarlo a veces, aplazamos con mil y una excusas el momento de iniciarlo… porque es un Camino Iniciático, que nos lleva a una experiencia decisiva. Es la iniciación de un rito.
No nos lleva a un destino lejano: nos trae de vuelta al inicio, hacia el punto en el que llegamos a cierta bifurcación y elegimos el sendero menos correcto.
Algunos lo llaman el Camino del Héroe o del Guerrero, pero tú y yo somos simplemente humanos, poquita cosa, y apenas tenemos fuerzas y seguridad para dar el siguiente paso.
El Camino del Buscador es un nombre apropiado.
No impresiona y hace creer que se podrá realizar.
Este trayecto es igual, poco más o menos, para todos.
Vivimos, aunque no somos muy conscientes de que estamos viviendo.
Somos conscientes, hasta llegar a cierta edad de nuestra vida -pero sin ser MUY conscientes-, de que nos levantamos y nos acostamos, de que nos pasan cosas, de que soportamos demasiados inconvenientes; maldecimos a veces; la rabia nos ofusca y las lágrimas indeseadas nos ensopan en muchas ocasiones; sufrimos, pero nos conformamos con ese sufrir y nos parece que forma parte indisoluble de la vida; nos atrevemos a hacernos alguna pregunta transcendente, pero lo hacemos ligeramente, y en voz muy baja para no enterarnos y no tener que vernos obligados a buscar las respuestas.
Un día pasa algo -y ese algo es distinto para cada persona- en el que ya no podemos silenciarnos más, o en que una llamada interior -que se nos ha presentado en otras ocasiones pero la hemos desoído-, esta vez es un grito clamoroso, innegable y despierta la poca lástima que nos podamos tener y la poca dignidad que nos queda y, sin saberlo, nos ponemos en marcha en un Camino cuya meta se encuentra al final de nuestra vida.
Abandonamos, muy poco a poco, lo que ha sido nuestro modo de vida hasta entonces. Seguimos en ella porque no hay otro sitio donde estar, pero uno de nuestros pies va haciendo incursiones en el nuevo rumbo, cada vez con más asiduidad.
Aún no lo sabemos bien, aunque lo intuimos y lo deseamos, pero es un Camino de regreso hacia el interior donde nos vamos a encontrar, si perseveramos, con lo mejor y lo auténtico de nosotros mismos.
En algún momento, diversas voces, que pueden ser de la clarividencia, de la conciencia, de la sabiduría aletargada que todos tenemos, o de Lo Superior, nos ponen en marcha.
Si no lo hacemos por propia voluntad, un atávico instinto de supervivencia espiritual nos empujará.
Pondrá en el Camino a otras personas, aparecerán frases –tal vez las mismas que hemos oído mil veces pero sonando de distinto modo y provocando sensaciones distintas-, o toques de atención, o una nueva forma de ver y sentir… lo que se le ocurra a la vida, con tal de ponernos en marcha para ese viaje imprescindible e inevitable.
Nos hará sentir que tenemos derecho a la felicidad, a más felicidad, o a otro tipo de felicidad. Y que tenemos que hacerlo ya sin más aplazamientos inútiles. Hay que ponerse en marcha.
Hará que nos demos cuenta de que lo cotidiano no nos satisface del todo, o no satisface plenamente al Todo que somos.
Veremos que la escala de valores que ha regido nuestra vida se tambalea, y hay otras cosas que empiezan a destacar y llamarnos más la atención.
Habremos de prepararnos para atravesar valles suaves y floridos y para sortear comprometidos barrancos; para muchos y leves cambios, y también para espectaculares cambios.
Es un viaje arquetípico, que forma parte de todo el inconsciente colectivo y, en el fondo, aunque con diferentes matices, todos vamos a hacer el mismo Camino.
Todo ese alboroto, a veces silencioso, es el principio. Estamos iniciando el Camino.
Lo que teníamos hasta ahora, aunque no nos gustara, era lo único conocido. A partir del primer paso, es todo un descubrimiento continuo, todo es desconocido y nuevo.
Con algunas cosas nos sentiremos cómodamente identificados desde el principio; contra otras habrá luchas, negaciones, rechazos… nos vamos a encontrar con nuestra sombra y nuestra divinidad al mismo tiempo.
Las pruebas van a ser duras, y en más de una ocasión nos arrepentiremos de habernos metido en ello, y añoraremos el tiempo en que no prestábamos atención al propio descubrimiento personal y nos conformábamos con nuestra situación, aunque no nos gustara y fuera ella misma quien nos propuso o nos empujó al Camino.
Van a aparecer, con toda su crudeza, nuestros temores más profundos: los que hemos negado y los que hemos ocultado. Y vamos a tener que enfrentarnos a ellos, y les vamos a desposeer de su opresión y su maquinaria de asustarnos, y les vamos a vencer.
Que nadie olvide, ni siquiera los incrédulos, que un Ángel de la Guarda nos va a cuidar para que no nos perdamos, y nos va a empujar a retomar el viaje cuando lo estemos abandonando.
Ya nos hemos puesto en marcha. Ahora es cuando comienza la tarea de reconquistarnos. Nos liberaremos de los miedos, de las ataduras, del oscuro mundo de la propia ignorancia, y del pasado que quería eternizarse.
Los miedos y la pereza que nos han gobernado con tiranía y desatención los últimos años no van a querer soltarnos y perder la preciada presa que somos.
Al mismo tiempo, tenemos que estar preparados para algunas de las cosas que vamos a conseguir: la libertad personal y el dominio de la propia vida. Ser Uno Mismo. Erigirse en asunto primordial. Amarse.
Regresar. Aunque nunca hemos dejado de estar en nuestra vida, tendremos que regresar a ella, pero esta vez con una conciencia y consciencia distintas. Sabemos que somos diferentes de quien partió. Y se notará. Hay una vida que nos está esperando que tiene mucha más intensidad que la anterior. La mirada será distinta, el corazón será otro, los sentimientos más despiertos, la paz se habrá instalado.
Tras todo lo que acabo de enumerar, sólo hay una propuesta: iniciar ya ese Camino Sagrado, porque nuestra misión en esta vida es recorrerlo.
Prepara tus cosas y ponte ya en marcha en el Camino de Búsqueda Interior, de regreso al origen. El Camino de tu Vida.
Te dejo con tus reflexiones…