CÓMO SANAR TU AUTOESTIMA
Artículo sobre el libro "La viajera de la felicidad" (Ed.Createspace), de Mar Cantero Sánchez
¿Te sientes vulnerable tras haber sufrido maltrato psicológico? ¿Has perdido la confianza en ti misma? ¿Te sientes frustrada, como si toda tu vida hubiese sido un engaño? Estos son solo algunos de los síntomas que sienten las personas cuya autoestima ha sido dañada. Anímate, porque en este artículo te damos algunas pautas para recuperarte.
En el libro La viajera de la felicidad, Miriam, la protagonista, tuvo una vida realmente difícil, se sentía frustrada y se despreciaba a sí misma, sin embargo, siempre creyó que la vida de los demás era peor que la suya, por eso, cuando estaba triste o enfadada, se sentía culpable. Fue todo un descubrimiento comprender que su vida no había sido de las mejores y que, no tenía por qué seguir haciendo como si nada hubiera pasado. Era el momento de reconocer que había sufrido maltrato psicológico durante toda su vida.
¿Qué es y cómo se manifiesta?
El maltrato es la vulneración de tus derechos más íntimos y básicos, como son: el derecho a tener una opinión respetuosa sobre ti misma; a decidir desde tu propio criterio; a vivir en paz y tranquilidad, sin miedo ni angustia; etc. Podríamos seguir citando los derechos básicos del ser humano que son vulnerados cuando recibes maltrato y que al final, se reducen al deseo impositivo de dominación, de una persona sobre otra. Muchas veces, son los otros los que ven con más claridad esta realidad, sobre todo si la víctima está acostumbrada a sufrirlos desde la infancia. Tanto si fue de niña o de adulta, la persona que los sufre se siente cada vez más confundida consigo misma y no es capaz de reconocer los signos de lo que le está pasando.
Una violencia sutil
Cuando alguien te trata de forma agresiva, con gritos, amenazas y gestos intimidadores, es más fácil reconocer el maltrato psicológico. Pero existe otra forma, más sutil, que va destruyendo poco a poco la capa protectora que todos tenemos para evitar que nos hagan daño, y una vez que ha sido destruida, es fácil seguir dañando de la misma forma casi imperceptible. Algunos ejemplos son: subestimarte continuamente, con frases que derrumban tu autoestima; el engaño continuado; la infidelidad recurrente; la continua negación a apoyarte y a animarte a tomar tus propias decisiones, a intentar llevar a cabo tus proyectos, consiguiendo que se tambalee siempre tu seguridad en ti misma, etc. Si estás escuchando siempre que no eres capaz de hacer algo, o hay alguien a tu lado para recordarte que no vales lo suficiente, también estás sufriendo maltrato.
Tú no eres culpable
Saber el porqué, te ayuda a comprender algo muy importante para la recuperación de tu autoestima: tú no eres responsable de cómo se comportan los demás contigo. Salvo en algunos casos, el maltratador suele ser inconsciente de lo que hace, pues su primer impulso es negarse en banda a esta posibilidad, ya que significaría que tiene un problema. Suelen ser personas que tienden a la prepotencia, para solapar el gran complejo de inferioridad que sienten con respecto a los demás. Nadie lo diría por sus acciones, pero cuanto más dominador, más inferior se siente, pues una persona que se está bien consigo misma, no desea dominar a nadie y respeta que cada uno actúe y sea como es, con libertad.
La dependencia
La mayoría de las personas que maltratan son seres dependientes. Descubrir esto, suele resultar chocante para la víctima, pues es ella quien se cree dependiente, pero es por este motivo precisamente. El maltratador depende de su víctima y por eso, intenta conseguir que esta dependa de él, pues es la finalidad inconsciente del deseo de dominación que siente. Que no se vaya de su lado; que no tenga una vida propia y ajena a la suya; que no sea capaz de hacer cosas por sí misma, no vaya a superarle; y otras muchas, son las razones que llevan a una persona a maltratar psicológicamente a otra, pues cree que esta es la única forma de retenerla a su lado. Ambos tienen baja autoestima pero hay una diferencia, la de la víctima está destruida por al maltrato, pero la de quien maltrata, es así debido a su complejo.
Los orígenes
A veces, en las personas que suelen mostrarse agresivas con los demás, el origen está en algunos hechos que intentaron tapar durante un largo período de tiempo y que su complejo. La educación que hemos recibido la mayoría en la infancia, no ha ayudado mucho a evitar este problema, pues se tiende a crear ideas equivocadas, como que la masculinidad, el poder, la fuerza, etc., se demuestran mejor de forma agresiva, pero esto es totalmente erróneo. Lamentablemente, es difícil saber por qué se produce, pues suele darse en todo tipo de ambientes y sectores sociales, familias y colectividades de todo tipo.
¿Por qué se permite?
Basta con que estés escuchando continuamente frases como: ¡Eres inútil! o ¡Cállate!, para que tu sensibilidad te haga sentirte cada día más vulnerable. Y cuanto más débil te sientes, menos capaz eres de ver lo que está ocurriendo. Por eso es tan difícil evitarlo y muchas personas lo han sufrido alguna vez, ya sea en breves o en largos períodos de tiempo. Es tan subliminal y penetra tan rápidamente, que empiezas a verlo sólo cuando llegas al límite de tus fuerzas. Por tanto, puede parecer que las víctimas son muy permisivas, pero no es así, es que no son conscientes de ello, hasta que ya no pueden más. Es como el agua que va cayendo dentro del vaso gota a gota, hasta desbordarse.
¿Qué hacer con el sufrimiento?
Crees que si una persona te está haciendo daño, solo tienes que liberarte de ella para dejar de sufrir, sin embargo, ese sufrimiento ya está integrado en ti y seguramente necesitarás ayuda profesional para eliminarlo por completo. No obstante, hay algunas cosas que puedes hacer por ti misma. Reconocerlo es un gran paso. Dejar de ocultarlo, de evitarlo, de cederle la responsabilidad a otros, es una buena manera de eliminarlo. Aceptarlo y llorar todo lo que sea necesario, te liberará enormemente. El sufrimiento trae consigo una distorsión de la realidad y de todo lo que te rodea, incluida tú. Es lo que pasa cuando sufrimos, que se borra todo recuerdo de cómo éramos antes y necesitas conocerte de nuevo para seguir adelante.
Recupera tus valores
Una grave consecuencia de la autoestima dañada es la pérdida o confusión de los valores. Esto hace que te sientas insegura y en ocasiones incluso falsa, como si ya no supieras quién eres, ni cómo eres. Saber qué cosas son las más importantes para ti; qué no volverías a permitir en tu vida; qué cosas quieres que estén siempre en ella; etc, es muy importante. El amor, la pasión, la verdad, la libertad, la comprensión o la bondad, son los valores que todos solemos querer en nuestras vidas, pero seguramente hay muchos más que quieres tener. Recupéralos y no los olvides, te fortalecerá saber que están ahí y que ya nunca volverás a caminar sin ellos.
Encuentra tus propios significados
¿Qué es para ti el amor, el respeto, la felicidad, etc? Seguramente tu percepción sobre estos temas, ha cambiado considerablemente. Hemos hablado de que es necesario que recuperes tus valores, pero ¿sabes cómo son o cómo quieres que sean? El respeto o el amor no son lo mismo para todo el mundo y es importantísimo que tú les des tus propios significados. Plantéate qué es para ti el amor y qué no lo es. Piensa en si te has sentido alguna vez respetada, según tu criterio. Da un significado propio a tus valores, sin tener en cuenta la opinión de los demás. Si para ti el amor es mucho más que lo que has vivido, alégrate por tener una visión personal e íntima y no pares hasta encontrarlo.
Tus propios mandamientos
Las leyes o mandamientos se hacen para que sean cumplidos y la mayoría vivimos respetando esta idea, pero seguramente nunca te has preguntado cuáles son tus propias leyes o mandamientos. Quizá has sido una persona que nunca se ha negado a nada y siempre ha dicho que sí a todo, con la consecuencia de haberte sentido después, como si estuvieran abusando de tu confianza. No te has sentido valorada y tampoco tú te valorabas a ti misma. Es hora de que cambies esto y reescribas aquellas cosas que harás y respetarás a partir de ahora, como por ejemplo: decir No cuando no quieres hacer algo; pensar en ti y cuidar de ti misma; no permitir el abuso de los demás; etc.
Sé flexible contigo
Después de haber sufrido, tus emociones están descontroladas y es importante saber que lo que piensas o sientes, en un momento o situación determinados, puede ser una equivocación. Es mejor que seas un poco flexible contigo misma, porque probablemente seguirás equivocándote en algunas cosas, hasta que te recuperes del todo. No te exijas más de lo que le exigirías a cualquiera que hubiera pasado por lo que mismo que tú. Sé como el junco que se dobla hasta tocar el suelo si es necesario, para evitar partirse.
Encuentra el término medio
Las cosas más importantes se suelen hacer despacio, con el tiempo y la dedicación necesarios para que salgan lo mejor posible. Sé que tienes prisa y te sientes impaciente, porque lo has pasado tan mal que estás deseando ser feliz, pero la felicidad es un estado que tienes que aprender a crear dentro de ti, con raíces firmes para que nada ni nadie, pueda volver a arrancártela. Los cimientos son los que mantienen en pie a un edificio. Para alcanzar esa paciencia que necesitas ahora, lo mejor es disfrutar de cada momento. El presente es el único tiempo real y para tener un buen futuro, has de tener primero un buen presente.
No estás sola
En cada paso que des a partir de ahora, recuerda que siempre hay alguien dispuesto a acompañarte cuando lo necesitas y a prestarte su experiencia como ejemplo. Hasta los más simples encuentros, aquellos que se producen en la vida cotidiana, pueden traer consigo una lección importante. Escuchar, hablar, observar, participar y empezar a sentirte libre de ser tú misma con los demás, te ayudará a seguir caminando. No te avergüences, tú no tienes la culpa. Cuanto más hables de ello, antes lo superarás y lo dejarás atrás, y más fácil será para los otros comprenderte. Busca el apoyo que necesitas en los demás, porque no estás sola en el viaje hacia tu felicidad.
Claves para recuperar tu confianza:
. Reconoce la verdad: Elvis Presley decía que “la verdad es como el sol, puedes ocultarte de él, pero seguirá estando ahí y en algún momento tendrás que volver a mirarlo de frente.” Podemos engañar a los demás, durante un tiempo, pero no a nosotros mismos. Reconocer la verdad es una gran liberación.
. Escribe lo que sientes: Saca de ti los malos recuerdos y plásmalos en un papel. Te aseguro que una vez fuera, no volverán a molestarte.
. Habla contigo misma cada día: En ti puedes encontrar a la mejor amiga, dedícate un tiempo cada día para hablarte a ti misma hasta que recuperes la conexión con tu interior.
. Cuida de ti: ¿Hace cuánto que no cuidas de ti misma? No puedes saber lo que necesitas o te hace falta, hasta que hayas tomado la decisión de dártelo. No esperes que te lo den los demás. Hazlo tú.
. No tengas en cuenta lo negativo: Aunque es bueno reconocer lo que has sufrido para asumirlo, los malos recuerdos no te harán falta en tu viaje. Saber lo que estuvo mal en tu vida, no significa que siempre tengas que tenerlo presente. Mira hacia delante.
. Descubre tus herramientas: Seguramente te sientes incapaz, débil y al borde del abismo, sin embargo tienes la fuerza y la resistencia suficientes, pues ya te lo has demostrado a ti misma. Solo necesitas encontrar las herramientas necesarias para seguir adelante.
. Busca ayuda profesional: La psicología es de gran ayuda en estos casos, sobre todo si no te ves con fuerzas para continuar sola. No te avergüences y busca ayuda, saldrás ganando
Mar Cantero Sánchez
Autora de "Escribe para ser feliz" y "La viajera de la felicidad"
