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Niveles de la conciencia humana
A través de los años que duró este estudio, millones de calibraciones definieron fielmente a un rango de valores correspondientes a un grupo de actitudes y emociones reconocidas y localizadas según los campos atractores específicos de energía, así como los campos electromagnéticos atraen al hierro. Hemos adaptado la siguiente clasificación de estos campos energéticos de manera que sea comprensible, así como clínicamente exacta.
Es muy importante recordar que las cifras de calibración no representa una progresión aritmética, sino logarítmica. Por consiguiente, el nivel 300 no es el doble de la amplitud de 150; es 10 a la 300ava potencia (10300). Un incremento de hasta unos pocos puntos representa un gran avance en poder, la tasa de incremento en el poder al ir subiendo en la escala es enorme.
Las formas en que los distintos niveles de la conciencia humana se expresan son profundas y distantes, sus efectos son a la vez ordinarios y sutiles.
Todos los niveles bajo 200 destruyen la vida a la larga en el individuo y en la sociedad; todos los niveles sobre 200 son expresiones constructivas de poder. El nivel decisivo de 200 es el fulcro que divide las áreas generales de la fuerza y el poder.
Describir lo emocional se correlaciona con los campos de energía de la conciencia, pues tenga en cuenta que raramente se manifiestan como estados puros en un individuo. Los niveles de conciencia están siempre mezclados, una persona puede operar en un nivel en un área determinada de la vida y en otro nivel completamente distinto en otra área. El nivel global de conciencia de un individuo es la suma de los efectos totales de estos niveles diversos.
Nivel de energía 20: Vergüenza
El nivel de Vergüenza está peligrosamente cercano a la muerte, a la cual se puede optar debido a la Vergüenza como un suicidio de la conciencia o más sutilmente elegida ante la frustración de tomar medidas para prolongar la vida. La muerte debido a accidentes evitables es común en estos casos. Todos tenemos algún tipo de percepción sobre el dolor de “caer en desgracia”, desprestigiados, o sintiéndonos como un “ente sin vida”. En la Vergüenza, apagamos nuestros cerebros y nos escabullimos, deseando que fuésemos invisibles. El destierro es un compañero tradicional de la vergüenza y en las sociedades primitivas, de las cuales todos somos originarios, el destierro es equivalente a la muerte.
Las experiencias tempranas de la vida que conducen a la Vergüenza, tales como el abuso sexual, tergiversan la personalidad durante toda una vida, a menos que se trate el tema por medio de la terapia. La Vergüenza, tal como lo determinó Freud, produce neurosis. Destruye la salud emocional y psicológica y, como consecuencia, baja la auto-estima, dejándolo a uno propenso al desarrollo de enfermedades físicas. La personalidad con tendencia a la vergüenza es tímida, retraída e introvertida.
La vergüenza se usa como una herramienta de crueldad y sus víctimas se vuelven crueles a su vez. Los niños avergonzados son brutales con los animales y con los demás. La conducta de las personas cuya conciencia está en lso 20 es peligrosa: Tiende a las alucinaciones de tipo acusatorio, así como a la paranoia, algunos son sicóticos o comenten crímenes estrafalarios.
Algunos individuos cimentados en la vergüenza se compensan con el perfeccionismo y la rigidez, con mentes cerradas e intolerantes. Algunos ejemplos notorios son los extremistas morales que forman grupos de vigilancia, proyectando su propia vergüenza en los demás, a quienes se sienten que pueden atacar justificadamente. Los asesinos en serie a menudos actúan por moralismo sexual, con la justificación de castigar a las mujeres “malas”.
Al rebajar el nivel completo de la personalidad, la Vergüenza resulta en una vulnerabilidad ante otras emociones negativas, y por lo tanto, produce orgullo falso, ira y culpa.
Nivel de energía 30: Culpa
La Culpa, usada comúnmente en nuestra sociedad para manipular y castigar, se manifiesta por sí misma en una variedad de expresiones tales como el remordimiento, la recriminación, el masoquismo y toda la gama existente de complejos de víctima.
La culpa inconsciente resulta en enfermedades psicosomáticas, tendencia a los accidentes y conductas suicidas. Muchas personas luchan con lo Culpa durante toda su vida, mientras que otros tratan desesperadamente de evadirla negándola del todo amoralmente.
Dominar la culpa conlleva a una preocupación por el “pecado”: una actitud emocional implacable frecuentemente explotada por los demagogos religiosos, los cuales usan la coerción y el control. Tales mercaderes del “pecado y la salvación”, obsesionados con el castigo, probablemente actúan según su propia culpa o proyectándola a los demás.
Las subculturas que exponen la aberración de la autoflagelación a menudo manifiestan otras formas regionales de crueldad, tales como la matanza ritual de animales en público. La culpa provoca rabia y el aniquilamiento frecuente es su expresión. La pena capital es un ejemplo de la manera en que el asesino condenado a muerte complace a una población acosada por la Culpa. Nuestra implacable sociedad estadounidense, por ejemplo, vilipendia a sus víctimas en la prensa y asigna castigos que jamás han podido demostrar un valor disuasivo o correctivo.
Este nivel es caracterizado por la pobreza, el desespero y la desesperanza. El mundo y el futuro se ven sombríos; la vida es patética. La apatía es un estado de desamparo; sus víctimas, menesterosas en todas sus formas, carecen no sólo de recursos, sino además de la energía para aprovechar lo que está a su disposición. A menos que la energía externa sea suministrada por personas dedicadas a su cuidado, la Apatía puede redundar en la muerte por suicidio pasivo. Sin la voluntad de vivir, los desesperanzados permanecen inexpresivos, con la mirada vacía, sin reacción a los estímulos, hasta que sus ojos dejan hasta de mirar y no les queda suficiente energía para tragar los alimentos ofrecidos.
Este es el nivel de los sin hogar y de los parias de la sociedad; también es la fatalidad de muchas personas mayores y otros que terminan aislados por enfermedades crónicas o progresivas. Los apáticos son dependientes; las personas que sufren de Apatía son “pesadas” son consideradas una carga para aquellos que los rodean.
Muy a menudo, la sociedad carece de la motivación suficiente para ser de alguna ayuda real a las culturas (así como a los individuos) en este nivel, ya que son vistos como consumidores de recursos. Este es el nivel de las calles de Calcula, donde solamente los piadores, tales como la Madre Teresa y sus seguidores, se atrevena pisar. La apatía es el nivel del abandono de la esperanza, y unos pocos realmente tienen el coraje de mirarla cara a cara.
Nivel de energía 75: Sufrimiento
Este es el nivel de tristeza, pérdida y dependencia. La mayoría de nosotros lo hemos experimentado por algún período de tiempo, pero aquellos que permanecen en ese nivel, viven una vida de lamentos y depresión constante. Este es el nivel del duelo, luto y remordimiento por el pasado; es también el nivel de los perdedores habituales y el de los jugadores crónicos que aceptan el fracaso como parte de su estilo de vida, a menudo perdiendo trabajos, amigos, familia y oportunidades, así como dinero y salud.
Grandes pérdidas precoces en la vida pueden convertirlo más tarde en una persona vulnerable a la aceptación pasiva del sufrimiento, como si la congoja fuera el precio de la vida. En el Sufrimiento, uno ve tristeza por todas partes: en los niños pequeños, en la vida misma. Este nivel polariza toda la visión de la existencia. Parte del síndrome del Sufrimiento es la noción de que lo que se ha perdido, o lo que eso simbolizaba, es irremplazable. Hay una generalización en este sentido, de manera que se cree que la pérdida de un ser amado equivale a la pérdida del amor mismo. En este nivel, un tipo de pérdida emocional de esta categoría puede desencadenar una depresión seria o hasta la muerte.
Aunque el Sufrimiento es el cementerio de la vida, por lo menos tiene más energía que la Apatía. Por lo tanto, cuando un paciente apático traumatizado comienza a llorar, sabemos que se está mejorando. Una vez que empieza a llorar, comerá de nuevo.
Nivel de energía 100: Temor
En este nivel se encuentra una energía más vital, pues el temor al peligro es saludable. El miedo maneja a la mayoría en este mundo, provocando infinitas actividades. El temor a los enemigos, a la vez o a la muerte, al rechazo y una multitud de temores sociales son los motivadores básicos de la mayoría de las personas.
Desde el punto de vista de este nivel, el mundo luce peligroso, lleno de trampas y amenazas. El temor es la herramienta favorita de control de las agencias totalitarias opresoras y la inseguridad es el comercio de valores más grandes manipuladores del mercado. Los medios de comunicación y la publicidad juegan con el Temor para incrementar sus ventas.
La proliferación de miedos es tan ilimitada como la imaginación humana; una vez que el Temor es el enfoque personal, los infinitos y temibles eventos del mundo lo alimentan. El temor se vuelve obsesivo y puede tomar cualquier forma: la ansiedad de perder una relación lleva a los celos y a niveles crónicamente altos de estrés. El pensamiento temeroso puede convertirse en paranoia o generar estructuras neuróticas defensivas y, como es contagioso, legar a ser una tendencia social.
El temor limita el crecimiento de la personalidad y conlleva a la inhibición. Puesto que se requiere de energía para sobreponer el temor, los oprimidos son incapaces de llegar a niveles más altos sin ayuda. Por lo tanto, los temerosos buscan líderes fuertes que aparenten haber conquistado sus propios medios para sacarlos de su esclavitud.
Nivel de energía 125: Deseo
Todavía más energía se encuentra disponible en este nivel; el deseo motiva vastas áreas de la actividad humana, incluyendo la economía. Los publicistas juegan con nuestros Deseos para programarnos con necesidades ligadas a nuestros instintos. El deseo nos lleva a gastar grandes esfuerzos para lograr u obtener recompensas. El deseo de dinero, prestigio o poder rige las vidas de muchos que han logrado sobreponer el Miedo como su causal de vida predominante.
El deseo es también el nivel de las adicciones, en donde los anhelos son más importantes que la vida misma. La víctima del Deseo puede estar realmente inconsciente de la base de sus motivos. Algunas personas se vuelven adictas a la necesidad de atención y alejan a los demás con sus demandas constantes. El ansia de aprobación sexual ha producido una industria completa de cosméticos y ropa de moda.
El Deseo tiene que ver con la acumulación y con la ambición. Pero el Deseo es insaciable porque es un campo progresivo de energía, de manera que la satisfacción de un pequeño hormigueo es apenas reemplazado por el anhelo insatisfecho de algo más. Por ejemplo, los multimillonarios están siempre obsesionados con la adquisición de más y más dinero.
El deseo es obviamente un estado más alto que la Apatía o el Sufrimiento, ya que con el fin de “obtener”, usted tiene primero que tener la energía de “desear”. La televisión ha tenido una gran influencia en muchos pueblos oprimidos, inculcando deseos y energizando sus ansias hasta el punto de que logran sacarlos de la Apatía y lo conducen a buscar una mejor vida. el deseo puede iniciarnos en el camino al éxito. El deseo puede, por lo tanto, convertirse en un trampolín para lograr niveles más altos de conciencia.
Nivel de energía 150: Ira
Aunque la Ira puede conducir al homicidio y a la guerra, como Nivel de energía está mucho más lejos de la muerte que los otros niveles que están por debajo de éste. La Ira puede ser de acción constructiva o destructiva. Cuando las personas se alejan de la Apatía y del Sufrimiento para sobreponer el Temor como forma de vida, empiezan a desear, entonces el Deseo los lleva a la frustración, la cual a su vez los lleva hacia la ira. De esa manera, la Ira puede servir como punto de apoyo al oprimido quien es eventualmente catapultado hacia la libertad. La furia debido a la injusticia social, la victimización y la desigualdad han creado movimientos que han originado grandes cambios en la estructura de la sociedad.
Pero la Ira se expresa la mayoría de las veces como un sentimiento de resentimiento y venganza, y por lo tanto, es volátil y peligrosa. La Ira como un estilo de vida es ejemplificada por las personas irritables y explosivas que son demasiado sensibles y se vuelven “recolectores de injusticias”, pendencieros, beligerantes o contenciosos.
Como la Ira surge de los deseos frustrados, se basa en el campo de energía que está por debajo de ésta. La frustración resulta al exagerar la importancia de los deseos. La persona enojada puede llegar a la rabia, justo como un niño frustrado. La Ira puede llevar fácilmente al odio, el cual tiene un efecto erosivo en todas las áreas de la vida de una persona.
Nivel de energía 175: Orgullo
El Orgullo calibrado a 175, tiene suficiente energía como para regir el Cuerpo de Marina de los Estados Unidos. Es el nivel al que aspira la mayoría de nuestra especie hoy en día. En contraste con los campos de energía más bajos, las personas se sienten positivas al alcanzar este nivel de conciencia. Este aumento de la autoestima es un bálsamo para todo el dolor experimentado en los niveles más bajos de conciencia. El Orgullo luce bien y lo sabe y así se pavonea en la procesión de la vida.
El Orgullo está muy lejos de la Vergüenza, la Culpa y el Temor para salir, pro ejemplo, del desespero por huir de un barrio marginado para llegar a ser un soldado de la marina, lo cual es un gran salto. El Orgullo generalmente tiene una buena reputación y la sociedad lo estimula, aunque, como vemos en el cuadro de los niveles de conciencia, es lo suficientemente negativo como para permanecer por debajo del nivel crítico de 200. Por eso es que el Orgullo se siente bien solamente en contraste con los niveles más bajos.
El problema, tal como lo vemos, es que “El orgullo antecede la caída”. El Orgullo es defensivo y vulnerable porque depende de condiciones externas, lo cual a su vez puede revertirnos repentinamente a niveles más bajos. El ego inflado es vulnerable al ataque. El Orgullo permanece débil porque puede ser derribado de su pedestal y llevado de regreso a la Vergüenza, el cual es el combustible que enciende el miedo a la pérdida y al orgullo.
El orgullo es disgregador y origina el fraccionalismo y las consecuencias son muy costosas. El hombre habitualmente muere por orgullo; los ejércitos todavía se aniquilan unos a otros por ese aspecto llamado nacionalismo. Las guerras religiosas, el terrorismo político y el fanatismo, la terrible historia del Medio Oriente y Europa Central; son todos precios del Orgullo, por el cual paga toda la sociedad.
Lo malo del Orgullo es la arrogancia y la negación. Estas características bloquean el crecimiento: en el Orgullo, es imposible recuperarse de adicciones porque se niegan los problemas emocionales o defectos del carácter. Todo el problema de la negación radica en el Orgullo. Por eso, el Orgullo es un bloqueo muy grande en la adquisición del verdadero poder pues desplaza al aspecto positivo y elegante del mismo.
David R. Hawkins M.D., Ph.D. (Primera parte)