TE QUIERO MÁS ALLÁ DEL APEGO Y EL MIEDO A LA SOLEDAD
Te quiero como se quiere a las estrellas del cielo, sé que no son mías pero dan luz a mi vida y a mis sueños. Me gustas porque haces que mi mundo parezca más íntegro a tu lado, porque encajas en mis esquinas, porque dibujas senderos en los mapas que deseo transitar, y que elijo compartir a tu lado.
Esto es un amor sin apegos. Son relaciones donde no hay dependencias ciegas, y donde cada uno de los miembros es capaz de respetar espacios, a la vez que el desarrollo personal de la persona amada aportando un enriquecimiento lleno de reciprocidad.
El amor debe aportarte alegría y darte la oportunidad de descubrir cada día lo mejor de ti mismo. Si te ofrece tristeza y sufrimiento, y no quieres verlo, es dependencia. Si te llena de celos, miedos y obsesiones desmedidas, es apego
En ocasiones la palabra “apego” suscita algún que otro desencuentro. No podemos negar que querer a alguien es desear estar con esa persona a cada instante, es preocuparse, es desear, es pensar a cada segundo en ese rostro, en esa voz, en esa esencia que forma parte de nosotros.
El amor tiene algo de obsesión a la vez que de necesidad, es algo normal, en especial en las primeras fases. Ahora bien, hablamos de apego en su sentido más íntegro cuando de alguna forma, perdemos nuestra propia identidad y nuestro equilibrio interior por esa persona.
No dejamos espacios donde posibilitar el crecimiento y la libertad personal de cada persona. Ahí donde surgen ya las desconfianzas e incluso la necesidad de control. Vale la pena analizarlo en detalle.
EL APEGO EMOCIONAL ES UN TIPO DE ADICCIÓN MUY DESTRUCTIVA
Relacionar el apego emocional con una adicción no es ser exagerados. Piensa en esas pasiones ciegas donde necesitamos tener a la persona amada a cada instante. En los momentos que no los tenemos a nuestro lado el mundo se derrumba, desconfiamos y desarrollamos una necesidad de controlar a la pareja. Es un riesgo.
Desear algo no es malo ni peligroso. El deseo da emoción a la vida, establece propósitos y placeres. El riesgo se inicia cuando el deseo se trasforma en necesidad. Es entonces cuando aparece el apego y la pérdida de control sobre uno mismo al pensar que no podemos vivir sin la otra persona.
Es importante poder y saber vivir sin la otra persona. No podemos ser barcos a la deriva cuando no tenemos al ser querido a nuestro lado durante unos días, si hay confianza no hay por qué desarrollar estos miedos desmedidos.
Debemos aprender a vivir con nosotros mismos y sentirnos plenos, seguros y felices con lo que somos para poder establecer una relación de pareja saludable y sin apegos negativos. Ama, pero no necesites. Comparte, pero jamás lo des todo sin esperar nada a cambio, ni siquiera reconocimiento.
• Las personas necesitamos de un apego positivo en nuestra infancia para crear un vínculo con nuestros progenitores. Esto nos ofrece seguridad y la posibilidad de ir creciendo sintiéndonos amados y reconocidos.
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• Pasada esa fase, nos toca a nosotros construir nuestra identidad, nuestra personalidad y esa integridad donde sentirnos seguros con nosotros mismos, con lo que somos y hemos conseguido.
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• Si tú te sientes bien, si te ves a ti mismo como alguien seguro, feliz y con una buena autoestima, serás capaz de construir una relación de pareja estable y feliz.
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• No necesitas que nadie llene tus vacíos, porque no los tienes. No necesitas que nadie alivie tus miedos porque no los tienes. No necesitas que nadie alivie tus soledades porque careces de ellas.
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CAMINAR POR LA SENDA DEL DESAPEGO
El apego, un estado emocional de vinculación, en algunos casos compulsiva, a una cosa, persona o pensamiento determinado, que genera en ocasiones la creencia de que sin el otro no hay vida.
PRACTICAR EL DESAPEGO O EVITAR LAS RELACIONES CODEPENDIENTES
De nada nos vale el amor si lo entendemos como sufrimiento. Si lo vemos habitado por esas sombras que nos enmascaran con el miedo a ser abandonados, con el temor a ser traicionados o al hecho de depender de la otra persona hasta tal punto, que nos convertimos en marionetas sin identidad.
No te diluyas en la otra persona, no hagas cualquier cosa por el ser querido a un precio tan alto, que acabes difuminándote como un envoltorio que acaba de perder su alma. Vence tu adicción al apego, lucha contra las relaciones codependientes.
Sabemos que estas ideas son fáciles de leer y comprender. No obstante, ello no quita que aún sabiéndolo, caigamos en una relación de este tipo. En el amor nadie tiene el control, ahora bien, de caer en una situación de estas características, es responsabilidad tuya saber reaccionar cuando te des cuenta.
Será el momento de poner en práctica el desapego emocional para caminar más libres, más seguros. Más sabios y ser capaces de amar con integridad y sin miedos.
• Si permitimos el crecimiento personal del ser querido, lo ayudaremos a ser una persona más rica internamente y con más matices que a su vez, enriquecerán la propia relación.
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• Debemos entender que practicar el desapego no es romper vínculos. Al contrario, es respetarnos y ensalzar esa confianza cómplice donde yo “dejo ser” porque “sé que soy amada”, porque amo y confío en quien me ha elegido por lo que soy, y no por evitar su propia soledad.
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• El desapego no quiere decir que no tengas derecho a amar, a desear o a ilusionarte por una persona con toda tu alma y tu corazón. Se trata simplemente de que “nada te posea a ti”. Lo que te posee te pone vetos, y quien te pone vetos es que no te permite ser tú mismo.
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• Ser libre por dentro no está reñido con crear un amor. Es dejar espacios para permitir que esa pasión me nutra sin necesidades y miedos ofreciendo lo mejor de mí a la otra persona.