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 ¿POR QUÉ HAY QUE MANTENER LA AUTOESTIMA ALTA? - 2ª parte



Agosto 25, 2016, 07:49:10 am
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Desconectado antonio pina

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¿POR QUÉ HAY QUE MANTENER LA AUTOESTIMA ALTA? - 2ª parte
« en: Agosto 25, 2016, 07:49:10 am »
                                     INDICADORES DE AUTOESTIMA:

La persona que se autoestima suficientemente:

1.-  Cree con firmeza en ciertos valores y principios, y está dispuesta a defenderlos incluso aunque encuentre oposición. Además, se siente lo suficientemente segura de sí misma como para modificarlos si la experiencia le demuestra que estaba equivocada.

2.-   Es capaz de obrar según crea más acertado, confiando en su propio criterio, y sin sentirse culpable cuando a otros no les parezca bien su proceder.

3.-   No pierde el tiempo preocupándose en exceso por lo que le haya ocurrido en el pasado ni por lo que le pueda ocurrir en el futuro. Aprende del pasado y proyecta para el futuro, pero vive con intensidad el presente.

4.-  Confía plenamente en su capacidad para resolver sus propios problemas, sin dejarse acobardar fácilmente por fracasos y dificultades. Y, cuando realmente lo necesita, está dispuesta a pedir la ayuda de otros.

5.-   Como persona, se considera y siente igual que cualquier otro; ni inferior, ni superior; sencillamente, igual en dignidad; y reconoce diferencias en talentos específicos, prestigio profesional o posición económica.

6.-  Da por sentado que es interesante y valiosa para otras personas, al menos para aquellos con los que mantiene amistad.

7.-  No se deja manipular, aunque está dispuesta a colaborar si le parece apropiado y conveniente.

8.-  Reconoce y acepta en sí misma diferentes sentimientos y pulsiones, tanto positivos como negativos, y está dispuesta a revelárselos a otra persona, si le parece que vale la pena y así lo desea.

9.-  Es capaz de disfrutar con una gran variedad de actividades.

10.-  Es sensible a los sentimientos y necesidades de los demás; respeta las normas sensatas de convivencia generalmente aceptadas, y entiende que no tiene derecho —ni lo desea— a medrar o divertirse a costa de otros.

(Adaptados de J. Gill, Indispensable Self-Esteem, en Human Development, vol. 1, 1980).

La persona con autoestima deficiente suele manifestar algunos de los siguientes síntomas:

1.- Autocrítica rigorista, tendente a crear un estado habitual de insatisfacción consigo misma.

2.-  Hipersensibilidad a la crítica, que la hace sentirse fácilmente atacada y a experimentar resentimientos pertinaces contra sus críticos.

3.-  Indecisión crónica, no tanto por falta de información, sino por miedo exagerado a equivocarse.

4.-  Deseo excesivo de complacer: no se atreve a decir «no», por temor a desagradar y perder la benevolencia del peticionario.

5.-  Perfeccionismo, o autoexigencia de hacer «perfectamente», sin un solo fallo, casi todo cuanto intenta; lo cual puede llevarla a sentirse muy mal cuando las cosas no salen con la perfección exigida.

6.-  Culpabilidad neurótica: se condena por conductas que no siempre son objetivamente malas, exagera la magnitud de sus errores y delitos y/o los lamenta indefinidamente, sin llegar a perdonarse por completo

7.-  Hostilidad flotante, irritabilidad a flor de piel, siempre a punto de estallar aun por cosas de poca importancia; propia del supercrítico a quien todo le sienta mal, todo le disgusta, todo le decepciona, nada le satisface.

8.-Tendencias defensivas, un negativo generalizado (todo lo ve negro: su vida, su futuro y, sobre todo, su sí mismo) y una inapetencia generalizada del gozo de vivir y de la vida misma.

 REPERCUSIÓN DE LOS DESEQUILIBRIOS DE AUTOESTIMA

Trastornos psicológicos:

Ideas de suicidio
Falta de apetito
Pesadumbre
Poco placer en las actividades
Pérdida de la visión de un futuro
Estado de ánimo triste, ansioso o vacío persistente
Desesperanza y pesimismo
Culpa, inutilidad y desamparo como sentimientos
Dificultad para concentrarse, recordar y tomar decisiones
Trastornos en el sueño
Inquietud, irritabilidad
Dolores de cabeza
Trastornos digestivos y náuseas
 
TRASTORNOS AFECTIVOS:

Dificultad para tomar decisiones
Enfoque vital derrotista
Miedo
Ansiedad
Irritabilidad
 
TRASTORNOS INTELECTUALES:

Mala captación de estímulos
Mala fijación de los hechos de la vida cotidiana
Dificultad de comunicación
Autodevaluación
Incapacidad de enfrentamiento
Ideas o recuerdos repetitivos molestos
 
TRASTORNOS DE CONDUCTA:

Descuido de las obligaciones y el aseo personal
Mal rendimiento en las labores
Tendencia a utilizar sustancias nocivas

TRASTORNOS SOMÁTICOS:

Insomnio
Inquietud en el sueño
Anorexia
Bulimia
Vómitos
Tensión en músculos de la nuca
Enfermedades del estómago
Alteraciones en la frecuencia del ritmo cardíaco
Mareos
Náuseas
 
BREVE  RESEÑA HISTÓRICA DEL AUTOSTIMA: La autoestima, como vivencia psíquica, ha acompañado al ser humano desde sus comienzos.

El constructo psicológico de autoestima (o autoconcepto) se remonta a William James, a finales del siglo XIX, quien, en su obra Los Principios de la Psicología, estudiaba el desdoblamiento de nuestro «Yo-global» en un «Yo-conocedor» y un «Yo-conocido». Según James, de este desdoblamiento, del cual todos somos conscientes en mayor o menor grado, nace la autoestima.

Ya entrado el siglo XX, la influencia inicial de la psicología conductista minimizó el estudio introspectivo de los procesos mentales, las emociones y los sentimientos, reemplazándolo por el estudio objetivo mediante métodos experimentales de los comportamientos observados en relación con el medio. El conductismo situaba al ser humano como un animal sujeto a reforzadores, y sugería situar a la propia psicología como una ciencia experimental similar a la química o a la biología. Como consecuencia, se descuidó durante bastante tiempo el estudio sistemático de la autoestima, que era considerada una hipótesis poco susceptible de medición rigurosa.

 A mediados del siglo XX, y con la psicología fenomenológica y la psicoterapia humanista, la autoestima volvió a cobrar protagonismo y tomó un lugar central en la autorrealización personal y en el tratamiento de los trastornos psíquicos. Se empezó a contemplar la satisfacción personal y el tratamiento psicoterapéutico, y se hizo posible la introducción de nuevos elementos que ayudaban a comprender los motivos por los que las personas tienden a sentirse poco valiosas, desmotivadas e incapaces de emprender por ellas mismas desafíos.

Carl Rogers, máximo exponente de la psicología humanista, expuso su teoría acerca de la aceptación y autoaceptación incondicional como la mejor forma de mejorar la autoestima.

Robert B. Burns considera que la autoestima es el conjunto de las actitudes del individuo hacia sí mismo. El ser humano se percibe a nivel sensorial; piensa sobre sí mismo y sobre sus comportamientos; se evalúa y los evalúa. Consecuentemente, siente emociones relacionadas consigo mismo. Todo ello evoca en él tendencias conductuales dirigidas hacia sí mismo, hacia su forma de ser y de comportarse, y hacia los rasgos de su cuerpo y de su carácter, y ello configura las actitudes que, globalmente, llamamos autoestima. Por lo tanto, la autoestima, para Burns, es la percepción evaluativa de uno mismo. En sus propias palabras: «la conducta del individuo es el resultado de la interpretación peculiar de su medio, cuyo foco es el sí mismo».

Investigadores como Coopersmith (1967), Brinkman et al. (1989), López y Schnitzler (1983), Rosemberg y Collarte, si bien exponen conceptualizaciones de la autoestima diferentes entre sí, coinciden en algunos puntos básicos, como que la autoestima es relevante para la vida del ser humano y que constituye un factor importante para el ajuste emocional, cognitivo y práctico de la persona.7 Agrupando las aportaciones de los autores citados, se obtendría una definición conjunta como la siguiente:

La autoestima es una competencia específica de carácter socio-afectivo que constituye una de las bases mediante las cuales el sujeto realiza o modifica sus acciones. Se expresa en el individuo a través de un proceso psicológico complejo que involucra a la percepción, la imagen, la estima y el autoconcepto que éste tiene de sí mismo. En este proceso, la toma de conciencia de la valía personal se va construyendo y reconstruyendo durante toda la vida, tanto a través de las experiencias vivenciales del sujeto, como de la interacción que éste tiene con los demás y con el ambiente.

    LA AUTOESTIMA  EN EL MUNDO REAL:   En la práctica, la autoestima, al depender en parte de la heteroestima, se ve intensamente influida por las condiciones sociales.  El concepto que una persona tiene de sí misma y de los demás, y lo que una persona siente por sí misma y por los demás, son la base de las relaciones humanas, y por lo tanto, decisivos para las contingencias del ser humano. Lejos del concepto ideal de autoestima que la psicología humanista propugna, desligada completamente del ego, las personas normalmente conviven con éste, debiendo lidiar continuamente con sus consecuencias, o, dicho de otro modo, el altruismo puro, salvo en personas de gran bondad y dedicadas íntegramente al desarrollo espiritual, raramente se encuentra. La cultura, la política, la economía, la sociedad, la historia misma, están determinadas por la autoestima de las personas, y al mismo tiempo son determinantes. Nada escapa a la influencia de la autoestima, ni siquiera la propia concepción de la autoestima. Por ello, y para evitar confusiones, deberá valorarse el concepto de autoestima de forma diferente según cada ideología.


 

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