Luís Rojas Marcos relata siete antídotos contra la incertidumbre, los problemas y el miedo:
. ANOTA TUS VIRTUDES
La autoestima es la base para tomar decisiones y calibrar las probabilidades de éxito en el logro de una meta. Cuanto mayor sea, con más esperanza y pensamiento positivo verás el futuro. Si tu autoestima no atraviesa una buena etapa e interfiere en tu capacidad de relacionarte, de trabajar, quizás necesites ayuda para ver el problema y reaprender a valorarte. Pregunta a los demás o pregúntate a ti que aspectos positivos tienes, para reforzarlos y para valorarte en tu justa medida.
. PIENSA EN POSITIVO
El optimismo es genético, pero también se puede aprender a ser optimista. Se puede aprender a pensar en positivo. Date cuenta de los pensamientos negativos que tienes y cámbialos a una posición positivista.
. DI SÍ A LA ESPERANZA
La vulnerabilidad, la incertidumbre y el desasosiego intefieren en nuestra capacidad de programar a largo plazo y en nuestro programa de vida. Dejan entrar el miedo a lo desconocido. Sin embargo, la esperanza nos ayuda a sobrevivir. Es algo natural que llevamos en lso genes.
.SAL CON AMIGOS
Está demostrado: quienes se sienten parte de un grupo, de una red social, superan mejor las adversidades que quienes se sienten aislados o independientes.Por eso hay que tratar de sentirse parte de un grupo.
. COMPARTE TUS PENSAMIENTOS
Conviene desahogarse, salir de la angustia, respirar, compartir con los otros las penas y los conflictos. Hablar nos ayuda a modificar pensamientos y sentimientos, nos obliga a organizarlos, a hacerlos concretos, a digerirlos.
. PLANIFICA TU VIDA
Sentir que controlamos nuestro programa de vida redunda en la salud mental. Nos ayuda a concentrarnos, a trabajar con más tesón para superar las dificultades. Es importante estar bien informados, pues los consejos razonables para protegernos nos ayudan a remontar las adversidades. Y hay que aprender a diversificar y compartimentar la vida, para que, si se hunde una parte, podernos agarrar a otra.
. AYUDA A LOS DEMÁS
El voluntariado no sólo ayuda a los demás, sino también a uno mismo; potencia la autoestima, la sensación de utilidad, y nos sentimos necesarios.