ESTOY CANSADO
Estoy cansado.
Me pesa el tiempo y lo vivido.
Ando aplastado por un peso insoportable
y una sensación de agobio profundo.
Es algo distinto de estar muerto,
porque siento las molestias y las puedo contar.
Es un cansancio de tanto andar por aquí
y tanto ser un cuerpo que sólo aspira a eso.
Espero el momento en que lo físico
no soporte más este estancamiento en la búsqueda de Mí
y suelte una amplia retahíla de quejas
por el precio que paga
y espero que me obligue ya,
por fin,
a ponerme en marcha y hacer lo que tengo que hacer.
Espero con ansia que se harte
y suelte todas sus rabias
y sus incumplidas promesas de cambio inmediato.
Espero estar presente y poder contarlo.
Se me amontonan las autoexigencias
y todo se queda en un interminable río de deseos.
Y no es eso.
Vivir exige el precio de vivir.
Quedarse en el sillón de ver pasar las cosas es lo más sencillo,
pero lo menos bueno.
Lo heroico es enfrentarse a la situación y vencerla.
Lo sencillo, rendirse antes del intento.
Mi aspiración es recoger la recompensa del esfuerzo.
Mi realidad,
usar un poco de tiempo en hacer ideas de proyectos
y de planes posibles,
siempre en el aire.
Las quejas son rutinarias, continuas, y carentes de fuerza.
La realidad, rutinaria, continua, y carente de fuerza.
El futuro, rutinario, continuo y carente de fuerza.
¿O no…?
Aún me queda el gesto que decide y rompe.
El ansia que empuja y anima.
El silencio que enseña y fortalece.
El yo grande que reanima y da vida.
La meta brillante que llama y encandila.
La decisión que desea nacer y ser ella misma.
Me sobran, bien lo sé, el temor que ata y oprime.
Y el miedo que congestiona y aturulla.
Y el desamor que mata y mata.
Y la infelicidad que frena arranques y castiga.
Y las dudas que desconsuelan y desaniman.
Me falta creer en la varita mágica que es cada momento.
Soñar todo lo que quiero,
y hacer que en algún momento sea cierto.
Pedirme un porvenir distinto del que tengo.
Confiar en que Dios oye los deseos
y que yo colaboraré para que se cumplan.
Despertar a la vida.
Y amanecer un día rodeado de juramentos
y de promesas ciertas,
de ansias nuevas y romances,
y de un amor con mil colores nuevos.