Yo añadiría, si se me permite, una reflexión, y es la siguiente: cuando se piensa que la vida te trata injustamente, tal vez el origen de todo ello esté en que creemos que nos tiene que dar algo concreto, ciertas cosas, hemos de alcanzar o conseguir determinados objetivos. Y claro, como no lo conseguimos, viene la decepción.
Este sentimiento es muy humano, y creo que ésto es lo primero que hemos de admitir. Estamos acostumbrados, por nuestra vida en sociedad, a la equidad, a la justicia, a una cierta correspondencia entre el debe y el haber.
Es muy comprensible que en determinado momento o bajo ciertas circunstancias, sintamos que la vida está en deuda con nosotros, ya que no recibimos lo que esperamos. Más es, lo que nos merecemos. Y es bueno reconocer este sentimiento, antes que reprimirlo. Para superar cualquier problema, lo primero es reconocerlo, sólo así lo podremos comprender. Y si lo comprendemos, hemos descubierto la clave, la llave maestra para superarlo.
Pero el aspecto clave es si realmente debemos esperar lo que creemos que nos corresponde.
Y ésto sí que es un buen ejercicio: mirar alrededor durante un tiempo, intentando descubrir si es verdad que la vida es una línea ascendente y que siempre satisface al individuo. Pensemos en los que ocupan los asilos, en la vida tan estresante y efímera de los animales salvajes, en los fallecimientos de adolescentes, cuando todo estaba por hacer,......
Invito a que cada uno llegue a convencerse de ésto por sí mismo, intentando descubrirlo a su alrededor. Sólo después de ello, y tras caer en la cuenta que la vida es un milagro, que cada día es un milagro y que no sabemos si habrá un mañana, tal vez estemos mucho más agradecidos con lo que nos ocurre ese día.
Y bueno, volviendo al título de este artículo precisamente para terminar, tal vez caigamos en la cuenta que no éramos del todo justos cuando nos quejábamos de que la vida no lo era con nosotros.
Y nos sentiremos agradecidos de haber dado este paso, sin sentirnos culpables, por haber aprendido una lección más.
Saludos.