LA VERDAD PUEDE MENTIR
(Hay tantas verdades como personas)
En mi opinión, la verdad, como tal, está sobrevalorada.
Y, además, y esto es peor, puede estar equivocada.
Llamamos verdad a la conformidad con lo que se siente o se piensa, y a la conformidad con el concepto de las cosas que formamos en la mente.
Pero esto, por sí mismo, no garantiza que lo que se siente o se piense sea lo correcto, lo auténtico, sino que puede que solamente sea una apreciación que puede estar equivocada, aunque uno esté absolutamente convencido.
Lo que sí existe, y es auténtica, es la realidad –la existencia real y objetiva de algo-, y la realidad objetiva –aunque no se quiera aceptar- es innegociable y no admite una interpretación distinta de lo que es, salvo que se trate de un error.
¿Cuál es el problema que tiene la realidad? Que en muchas ocasiones no nos gusta, y por ese motivo la negamos.
Pero lo cierto es que es innegable. Puede haber muchas verdades –incluso una por cada persona-, pero hay una sola realidad.
Puede haber muchas interpretaciones de la verdad, y se pueden discutir o tratar de razonar o justificar, pero sólo hay una de la realidad y no admite discusión.
Somos nosotros quienes, cuando no nos gusta la realidad, nos fabricamos una verdad a medida que cumpla nuestros requisitos.
Hay una tendencia al autoengaño, porque la realidad, en ocasiones, no es de nuestro agrado y, consciente o inconscientemente, somos capaces de maquillarla –y no es una decisión acertada-, o de negarla –lo cual es un error-.
Tal vez sea más fácil comprender esa diferenciación, que es realmente importante, entre la verdad y la realidad si lo vemos de este modo: la verdad es nuestra opinión o nuestra percepción de lo que está pasando y la realidad es lo que objetivamente está pasando.
¿Por qué insisto tanto en diferenciar dos cosas que aparentan ser lo mismo? Por eso mismo, porque aparentan tanto ser lo mismo –y en muchas ocasiones sí son lo mismo- y para las personas que están en un Proceso de Desarrollo Personal es importante no conformarse con lo que aparentan ser las cosas, sino que necesitan conocer la realidad de las cosas.
El mejor modo de darse cuenta de la diferencia es siendo capaces de ver con otros ojos lo que se ve, no dejarse engañar por la apariencia ni dejarse seducir por la primera impresión, sino ahondando, mirándolo desde otro punto de vista, aplicando toda la objetividad, eliminando cualquier atisbo de conformidad o de autoengaño.
Todo esto es, por supuesto, para asuntos personales relacionados con el Descubrimiento y el Desarrollo, para aquello que pueda ser trascendental; no es necesario darle mil vueltas a la compra de una botella de agua mirándola desde todos los puntos de vista.
Eso sí, cuando uno se acostumbra a usar el observador, tanto el interno como el externo, eso es algo excelente. Sin llegar a ser obsesivo, por supuesto, se acostumbra uno a mirar y a ver las cosas con los ojos de la atención y con capacidad de discernimiento, y entonces muchas de las cosas que hemos convertido en cotidianas adquieren otra nueva visión.
La vida entera puede llegar a tener una nueva visión.
Lo cotidiano y lo rutinario, en cualquier asunto o aspecto, acaban quitando el lustre que tienen las cosas y menospreciándolas.
Con los ojos atentos de ver, la realidad resplandece por encima de la verdad.
El siguiente paso es perderle el miedo a la realidad, no desvirtuarla, no negarla, no disfrazarla, no añadirle ni quitarle nada, sino aceptarla como es, con lo que nos trae, ya sea agradable o desagradable, y afrontarla con naturalidad: no es un reto, no es un enemigo, no está en contra de nosotros.
Es mejor no tomárselo como algo personal, y es mejor no dejar al ego que se entrometa.
Es bueno ver y vivir la vida más despacio, con cuidado, con más atención, siendo absolutamente conscientes de la importancia que tiene estar en la vida y de la responsabilidad que nos dieron junto con la vida: la de hacer de ella un conjunto de placeres, vivencias y aprendizajes que nos permita sentirnos en todo momento muy satisfechos y hasta orgullosos –en el mejor sentido- de ella.
Te dejo con tus reflexiones…