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 ¿QUÉ SON LOS MANTRAS?



Diciembre 04, 2016, 06:45:07 am
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Desconectado Francisco de Sales

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¿QUÉ SON LOS MANTRAS?
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¿QUÉ SON LOS MANTRAS? LA IMPORTANCIA DE “MANTRALIZAR”…


Los mantras son palabras o frases (no rezos) generalmente en sánscrito, que se recitan en voz alta o bien de manera interna, de forma rítmica y repetitiva como objeto de la meditación.

Mantra es sonido, vibración. Todo en el universo vibra y Tú vibras. Los sabios que conocieron el principio del sonido crearon los mantras de interiorización, porque conocían el poder que yace detrás de la palabra.

La palabra mantra proviene del sánscrito man, que significa  mente, y tra que tiene el sentido de protección, y también de instrumento. Los mantras son recursos para proteger a nuestra mente contra los ciclos improductivos de pensamiento y acción. Aparte de sus aspectos vibracionales benéficos, los mantras sirven para enfocar y sosegar la mente. Al concentrarse en la repetición del sonido, todos los demás pensamientos se desvanecen poco a poco hasta que la mente queda clara y tranquila.

El mantra es el vehículo que nos conduce hacia nuestra esencia y cuando nos conectamos con esa fuente inagotable de energía en meditación profunda, experimentamos que “El que repite el Mantra”, “El Mantra” y “Su fuente”, es uno solo, es nuestro propio sonido, la vibración del ser.

¿CÓMO FUNCIONAN?

Los mantras emplean un canal subliminal pero con intenciones benéficas. No es necesario intelectualizar el “significado” o la simbología del mantra para que su sonido ejerza sus efectos sobre nosotros. El ritmo sonoro funcionará en el plano inconsciente y acabará por saturar los pensamientos conscientes, lo cual a su vez, afectará a los ritmos. De hecho parte de la magia del mantra consiste en que no se debe reflexionar sobre su sentido, pues sólo así trascenderemos los aspectos fragmentarios de la mente consciente y percibiremos su unidad subyacente.

La repetición consciente del mantra utiliza el sonido como vehículo que nos conecta con los chakras superiores del exterior del cuerpo, porque no hay manera de acceder a ellos por medio de la lógica. El sonido lleva una cierta frecuencia y el cuerpo la reconoce.

A lo largo de la repetición del mantra la información que contiene el mismo se desvanece quedando solamente el efecto sonoro y tranquilizador en nuestra mente.

No hay que pensar activamente en el significado gramatical del mantra (si es que lo tiene). Si se conoce el significado de alguna de las palabras, es posible que nos remita a ciertas ideas. Esas asociaciones tendrán un efecto en nuestra mente y su sentido se irá haciendo más profundo cada vez, conforme lo exploremos fuera de la meditación.

CONSEJOS PARA PRACTICAR MANTRAS

Los mantras pueden emplearse solos o como parte de una práctica de visualización. En una visualización típica se da una comunicación que va de la “deidad” al practicante (como bendiciones, como rayos de luz o, incluso, como palabras) y también hay una comunicación desde el meditador hacia la deidad, en forma de mantra. También se pueden usar los mantras como “protectores de la mente” mientras uno camina, lava los platos y hasta cuando se está sentado meditando. Con frecuencia, los budistas cuentan los mantras que cantan pasando las cuentas de una “mala”. El acto físico de contar girando una mala ayuda a la mente a mantenerse enfocada. Normalmente, una mala tiene 108 cuentas. Este número tenía un significado místico en la antigua India. Puede traerse la mala colgada en el cuello, de modo que se tenga a la mano cuando sea necesario. También hay malas que tienen 21 cuentas y se utilizan como pulseras, aunque no es esencial usar una mala.

Si se quieren usar mantras en una meditación formal, ya sea que se canten en voz alta o de manera interna, primero es importante ponerse cómodo, con una postura erguida. Durante algunos minutos, hay que observar la respiración y dejar que la mente se asiente. Quizá dejar que la respiración sea más lenta, llevándola hasta el abdomen y haciéndola más profunda. Esto ayudará a aquietar la mente, aunque no es necesario tener la mente absolutamente serena antes de comenzar a decir el mantra.

Si se dice el mantra en voz alta, hay que dejar que resuene en el pecho. Puede servir inhalar profundamente, llevando el aire al vientre, antes de pronunciar cada mantra. Por lo general, un mantra sonará mejor si se emite en una sola exhalación. Si eso resulta difícil, no hay que preocuparse. Se debe dejar que dure la última nota de cada mantra antes de comenzar el siguiente. Poco a poco los mantras entrarán en un ritmo natural con la respiración de cada uno. Hay que asegurarse que el mantra vaya con la respiración y no al revés.

Si surge alguna preocupación en cuanto a estar trabajando adecuadamente con el mantra, hay que dejar que esa inquietud se disipe. Poco importa si la pronunciación no es la correcta, lo que cuenta es el espíritu.

Para terminar, lo ideal es permitir que el canto vaya bajando de volumen poco a poco, hasta que deje de ser un sonido externo y sólo lo escuchemos en nuestro interior. Luego dejar que ese sonido interno se vaya volviendo silencio. Al concluir la práctica, permanecer sentados en la resonancia de ese silencio, dejando que la vibrante quietud tenga un efecto refrescante en nuestra mente y en nuestras emociones.

MANTRA PRIMORDIAL: OM

Se considera que Om es el sonido primordial, el sonido del universo, el sonido del cual se derivan todos los demás. Se puede ver como el equivalente de la luz blanca, en la cual se pueden encontrar todos los colores del arco iris.

El “Om” solo debe usarse para empezar o terminar la meditación, pronunciándolo tres veces. Y en diferentes situaciones que se desee tener un buen augurio. Pero no es conveniente hacer “Japa mantra”: 108 veces, ya que su poder es muy grande y se puede tener una depuración energética muy abrupta. En yoga es importante hacer las cosas de manera gradual y sistemática, para que resulten naturales y no agresivas, según el principio de “Ahimsa” de la no-violencia.

A veces aparece como un monosílabo místico, puede interpretarse como un así sea, lo que vendría a ser comparativamente en la religión católica, el “Amén”, y tiene la intención de ser objeto de una profunda meditación religiosa, cuya más alta eficacia espiritual se atribuye no sólo a la palabra en su conjunto, sino también a los tres sonidos que la componen: A, U, M.

A u m deriva de la raíz que significa todo y hace referencia a los conceptos de omnipresencia, omnisciencia y omnipotencia.

El sonido Aum se compone de tres sílabas las letras A, U, M que escritas presentan una línea ascendente rematada con un punto en la cima.

La letra A simboliza la conciencia o estado de vigilia, la U es estado de ensueño y M es estado de dormición sin ensueños tanto de la mente como del espíritu. El símbolo completo, con su línea ascendente y el punto cimero, indica el cuarto estado que comprende y combina los otros tres y los trasciende. Es el estado de samadhi.

Las letras A, U, M simbolizan respectivamente lenguaje, mente y aliento vital mientras que el símbolo completo indica el espíritu viviente, que es, a su vez, una parte del espíritu divino.

Las letras A, U, M, representan asimismo las dimensiones en longitud, anchura y profundidad en tanto que el símbolo entero representa la Divinidad, más allá de las limitaciones de hechura y forma.

Las tres letras simbolizan la ausencia de deseo, temor o enojo, mientras que el símbolo entero indica el hombre perfecto o sea, aquél cuya sabiduría se halla firmemente establecida en lo divino.

Representan, asimismo, los tres géneros: masculino, femenino y neutro, mientras que el símbolo completo representa la creación junto con el Creador.

También representan las tres gunas o calidades de satva, rajas y tamas, al paso que todo el símbolo entero representa en gunatita o sea el hombre que ha vencido y se ha situado más allá de la influencia de las gunas.

Igualmente, las tres letras corresponden, a los tres tiempos de verbo: presente, pasado y futuro, en tanto que el símbolo completo indica al Creador trascendiendo las limitaciones del tiempo.

Representan también el magisterio de la madre, el padre y el Guru respectivamente, mientras la totalidad del símbolo representan Brahma-Vidya, el conocimiento de sí mismo, del Ser, cuya enseñanza es imperecedera.

La A, la U y la M son además la representación de los tres estados de la disciplina yogui o sea, asana, pranayama y pratyahara. El símbolo en conjunto indica el samhadi, la meta por la cual se han recorrido los tres estados.

Por otra parte, representan la tríada de la Divinidad, es decir: Brama, el Creador; Visnú el protector; y Siva, el Destructor del universo. El conjunto simbólico representa Brahman de quien emana el universo con su desarrollo y disfrute y en el cual se inmerge al final. Él no se desarrolla ni cambia y si bien lo múltiple cambia y pasa, Brahman es el Uno que permanece siempre sin cambio alguno.

Las letras A, U, M, indican, al propio tiempo, el mantra “Tat Twam Así” (Esto eres Tú), o sea, la realización de la divinidad en el interior de sí mismo, y el símbolo completo significa esta realización que libra el espíritu humano de los límites de cuerpo, mente, intelecto y “ego”.

Tras comprender la importancia de AUM, el yogui dirige la atención hacia su deidad amada añadiendo AUM al nombre del señor. Siendo esta palabra demasiado vasta y abstracta, unifica los sentidos, la voluntad, el intelecto, la mente y la razón, experimentando el sentimiento y el significado del mantra.

EFECTOS FISIOLOGICOS DE LOS Mantras

Con la repetición de los diferentes mantras el poder irá manifestándose más y más, los obstáculos mentales y físicos empezarán a desvanecerse.

El mantra vigoriza la mente y produce energía.

El canto interno de los mantras crea una vibración favorable en el sistema límbico del cerebro, éste es afectado por la repetición mental de sonidos solamente internos.

Los mantras fluyen en forma de ondas a través del cuerpo, haciendo vibrar las glándulas endócrinas; así las vibraciones de la mente y el cuerpo son sincronizadas por el mantra.

El trabajo con la voz y el sonido es muy importante como trabajo de autoexpresión y descarga energética, ya que el sonido es una herramienta poderosa y un vehículo muy potente de circulación energética.

Aquí intervienen simultáneamente mecanismos corporales (funcionamiento del músculo del diafragma, del cuello, base de la lengua), mecanismos respiratorios (uso del aire) y mecanismos sonoros (producción de armónicos, amplificación del sonido en los resonadores del cuerpo).

Por lo tanto, puede verse que los bloqueos no son sólo psicológicos, sino que el bloqueo psíquico o de alguna emoción tiene su correlato, su paralelo a nivel físico, en las distintas zonas del cuerpo, con contracciones musculares que crean verdaderos anillos de tensión (corazas).

En relación al OM específicamente la O hace vibrar la caja toráxica estimulando las células pulmonares y permitiendo un mejor intercambio gaseoso, afectando también la zona del abdomen; la letra M produce una vibración craneal, generando un masaje en toda la corteza cerebral estimulando el hipotálamo, la hipófisis y la pineal; la primera controla la síntesis de numerosas hormonas, se relaciona con el equilibrio y asegura la orientación del cuerpo en el espacio, la segunda coordina el ritmo de la respiración y los latidos del corazón.

CONCLUSIÓN

La recitación de mantras es una vía hábil y fructífera para que los efectos de la meditación sean duraderos y para incrementar la espiritualidad, acercando al hombre hacia el estado de Samadhi o meditación continua.

La primera función que cumplen los mantras es la de purificarnos del velo de la negatividad, de la ignorancia y por otra parte desarrollar en nosotros cualidades positivas. Acrecentar el mérito y acercarnos al Despertar.

Algunos mantras están particularmente asociados a aspectos de nuestra existencia. Ya sea la prolongación de la vida, la purificación de enfermedades, impedir que la mente caiga en estados inferiores, o eliminar el miedo y la ansiedad, por ejemplo. Pero en general, podemos decir que todos los mantras tiene el mismo objetivo: elevar nuestra vibración, eliminar el sufrimiento y la confusión, y conducir al practicante hacia el preciado “Despertar”.


 

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