LOS AÑOS QUE SE FUERON
A mis sesenta y dos años
todos los demás me quedan muy lejos.
Incluso el ayer de ayer
ya está reposando en el pasado,
y eso hace que esté muy lejos.
Más o menos donde está mi infancia.
Pasé por todas las edades,
es cierto,
y no me quedé en ninguna.
Son las fotos,
más que los espejos,
quienes marcan el paso del tiempo
con una honestidad molesta,
demasiado sincera,
que casi nunca se agradece.
Los recuerdos también se han alejado.
Sólo unos cuantos lograron salvarse
asociándose con un momento feliz
o hermanándose con uno doloroso.
Quedan lejos las piernas cortas,
el colegio donde aprendí a leer,
los largos días de vacaciones,
la primera novia,
el primer coche,
los treinta años,
y el resto de lo que me ha ocurrido.
El encanto se deja vencer,
las delicias se marchitan sin mí,
el arrepentimiento tiene mil razones,
la pena se aferra a mi alma.
Ya no están los grandes momentos,
los viajes por el extranjero,
las llamadas de teléfono que me emocionaban,
tu cuerpo desnudo recién descubierto.
Apenas tengo amaneceres pendientes,
esa es la verdad,
me quedan pocos cumpleaños,
los veranos ya no me calientan,
y cada noche…
cada noche me parece la última.
Francisco de Sales
(Más poesías en
www.franciscodesales.es)
