SOLUCIONA TU PASADO
En mi opinión, a pesar de que ya hemos escuchado en mil ocasiones eso del AQUÍ Y AHORA, y de habernos comprometido en las mismas mil ocasiones a llevarlo a rajatabla y no apartarnos de ese compromiso, y a pesar de ser totalmente conocedores de lo que tomar consciencia de ello implica, y a pesar de creer que lo comprendemos, y que va a ser el faro de nuestra vida… una y otra vez lo olvidamos en cuanto pasa la efervescencia del momento de lucidez.
El AQUÍ Y AHORA es el gran desatendido, que es lo mismo que desatender nuestra vida.
Efectivamente, sólo existe el PRESENTE, aunque el presente que estamos viviendo no sea tan fresco y virgen como un recién nacido, como aparenta, sino que es el resultado de lo que venimos arrastrando de nuestro pasado.
El presente nunca es nuevo, siempre es fruto del pasado.
El pasado marca y condiciona todos los presentes, de lo cual podríamos llegar a deducir que somos fruto del pasado.
La libertad no la utiliza siempre y bien el Ser Humano porque siempre están sus condicionamientos limitándole.
Los pensamientos nunca son libres y casi nunca ecuánimes, porque siempre están condicionados por lo pasado.
Esto nos hace ver que es imprescindible arreglar el pasado. Repito: IMPRESCINDIBLE.
Porque somos esclavos del pasado y somos su consecuencia.
El presente es el pasado, pero con la opción de corregirlo.
Todos nuestros traumas, miedos, condicionamientos, pesares, arrepentimientos, errores, malas experiencias… pueden y deben ser revisados en este presente y resolverlos para disolverlos. Y mientras no hagamos esta indispensable tarea seguiremos siendo víctimas predestinadas, seguiremos siendo un cúmulo de inconvenientes, estaremos sentenciados a repetir las mismas equivocaciones, y daremos vueltas en la misma tortuosa noria.
En teoría, somos un lienzo en blanco, o un folio sin usar, donde cada uno puede pintar o escribir lo que quiera. Pero esta es la teoría. La realidad es otra y muy distinta.
Cada paso que damos, cada pensamiento que creamos, cada decisión que tomamos, no lo hacemos desde la libertad y la ecuanimidad, sino que nacen condicionados por nuestro modo habitual de ver, sentir, pensar o hacer.
El futuro siempre va a ser el resultado del presente que a su vez es el resultado del pasado. De ahí la necesidad de cortar esta espiral creciente que cada vez nos aleja más de nuestro centro.
Este presente actual, si lo purificamos, si lo hacemos pleno y perfecto, cuando se convierta en pasado no será un motivo de lamento, porque no afectará al presente que tengamos entonces.
Esto hay que tenerlo muy claro: No nos podemos deshacer del pasado mediante el olvido. Nunca. Para deshacernos de las influencias desagradables del pasado tenemos que resolverlas.
No es lo que pasó lo que nos afecta, sino cómo lo vivimos entonces, y el poder que le dimos a eso que nos pasó.
El presente es una oportunidad –que conviene no desaprovechar- para corregir el pasado de modo que el presente y el futuro sean distintos.
Todo este escrito no es más que otra de las numerosas formas de decir que hay que tomar consciencia y compromiso, que el tiempo de vida del que disponemos se agota a pesar de nuestra desatención, que una gran parte de nuestra calidad emocional de vida nos la aportamos nosotros –lo mismo que una gran parte de la nuestra inestabilidad emocional nos la aportamos nosotros-, que somos nuestros principales valedores o enemigos, y que no debemos acusar a otros por no hacer lo que tenemos que hacer nosotros.
La vida de cada uno es su propia responsabilidad.
Y ahora puedes hacer lo de siempre y olvidarte de todo esto… o puedes –ya por fin- comenzar a hacer lo que tienes que hacer: resuelve tu pasado para que no interfiera en tu presente y en tu futuro.
Te dejo con tus reflexiones…