5. ACÉPTATE, ERES EL REGALO MÁS MARAVILLOSO DE ESTA VIDA
¿Cómo negarlo? Desde niños nos han guiado, orientado y encorsertado en la magia del elogio, del piropo o de la palmada en la espalda y la mirada de aprobación. Nos hemos convertido en adictos al reconocimiento externo, y en caso de no lograrlo, la causa, cómo no, está en esos defectos propios e irremediables: porque somos torpes, feos, gordos, tímidos o fracasados.
Poco a poco nos alejamos de nosotros mismos como si habitáramos una piel incómoda, un cuerpo extraño al que odiamos y que nos repugna.
A lo largo de nuestra infancia, a nadie se le ocurrió en ningún momento preguntarnos si nos sentíamos orgullosos de nosotros mismos, si nos queríamos o nos aceptábamos. De ahí, que a menudo lleguemos a la edad adulta perdidos y frustrados sin saber dónde mirar, si adentro o afuera…
Si de verdad deseamos mejorar y aumentar nuestra autoestima, hay que hacerlo: debemos aceptarnos en cuerpo y alma, debemos dar el paso y entender que en realidad, somos lo más hermoso de esta vida. No hay que avergonzarse por creerlo así. Nada es más importante que ese cuerpo que nos permite avanzar, sentir, experimentar, nada es más digno que esa mente, esa piel y ese corazón que merece amarse, ser amado y sentirse increíblemente fuerte y hermoso.
6. EXPLORA, BUSCA, INDAGA
La baja autoestima nos recluye en sótano de la zona de confort, en las alcantarillas de la inmovilidad y en el cuarto oscuro del miedo. Nos susurra que es mejor no probar, no arriesgar y no explorar porque lo más probable, es que nos equivoquemos una vez más o que quedemos en evidencia ante los demás.
Si de verdad deseamos percibir cambios reales y factibles en un mes, debemos hacerlo: explorar, buscar, indagar…
No hay que estar completamente seguro de algo para “ensayar” cosas nuevas, debemos arriesgarnos e improvisar con más frecuencia, dejándonos llevar por el principio de la intuición y por el sentido del placer más que por la sombra del miedo y la preocupación.
La realidad y todo aquello que nos envuelve, esconde cosas, personas y situaciones realmente agradables que merecen ser descubiertas.
7. ENCUENTRA UN EQUILIBRIO ENTRE RAZÓN E INTUICIÓN
Las personas con baja autoestima presentan una tendencia desmedida a racionalizarlo todo. “Si hago esto pueden pensar lo otro, debo hacer aquello para que se den cuenta de que soy capaz”. “Esto mejor lo evito porque puedo fallar, es mejor que me calle lo que siento y que haga como si nada hubiera pasado…”
Esa racionalización y esa obsesión por desmenuzar cada detalle hasta el punto de prever qué puede pasar y qué no, nos conduce muchas veces a estados de ansiedad muy destructivos.
Debemos recuperar el olfato, el sentido y el gusto de nuestras emociones permitiéndonos ser libres del miedo y la inseguridad.
Atrévete a degustar el placer de priorizarte, de ponerte como máxima prioridad en tu día a día y a nutrirte como te mereces sin tantas cadenas, presiones y reticencias.
8. AUTOELOGIARSE DE VEZ EN CUANDO ES DE BUEN GUSTO
Los auto-elogios son necesarios y muy útiles para aumentar la propia autoestima. Sin embargo, hay que cuidar un pequeño matiz: no debemos otorgárnoslos a la ligera y de forma exagerada o desmedida, sino cuando hayamos hecho algo bien, algo de lo que sentirnos orgullosos.
“Hoy he sido capaz de decirle a esta persona que no voy a acudir a su fiesta de cumpleaños”? Me siento orgulloso/a de mi porque ya estoy consiguiendo ser congruente entre mis deseos y mis acciones.
“Hoy me siento bien conmigo mismo porque he logrado llevar adelante mi objetivo a pesar de que nadie confiaba en que lo consiguiera”.
9. RECOMPÉNSATE CADA DÍA, LO MERECES
Es muy posible que en tu día a día focalices cada esfuerzo, pensamiento y energía en recompensar a los demás, en ayudarlos, en hacerles la vida más fácil, en encajar a la fuerza en sus mapas, en sus expectativas, en lo que esperan de ti.
Este enfoque vital, a largo plazo, solo puede ofrecerte un fruto: el sufrimiento.
“La gente que quiere más aprobación consigue menos y la gente que necesita menos aprobación consigue más”
-Wayne Dyer-
Para mejorar tu autoestima y empezar a ver cambios reales en un mes, aprende a recompensarte cada día de diferentes y variados modos:
• Regálate tiempo para ti.
• Sal a pasar, a correr, a caminar por un entorno natural.
• Invítate a una taza de café contigo mismo e inicia una charla interior donde establecer prioridades.
• Regálate un libro, una pequeña escapada, una hora de silencio y soledad.
• Recompénsate cada día siendo congruente con tus deseos y tus actos.
• Regálate buenas personas en tu vida y deja a un lado a las que te incomodan, a las que ponen alfileres a tu autoestima.
Para concluir, somos conscientes de que reparar y curar los fragmentos de una autoestima herida o fragmentada requiere tiempo. Sin embargo, tal artesanía necesita de dos componentes básicos: voluntad y perseverancia. Poco a poco hallaremos esa dimensión ideal donde a través de las distancias perfectas y la confianza, nos querremos un poco más sin miedos, culpas o sobresaltos. El propio camino para lograrlo ya vale la pena.
Valeria Sabater