TÍTULO ORIGINAL Das Ende ist mein Anfang
AÑO
2010
PAÍS
[Alemania]
DIRECTOR Jo Baier
GUIÓN Folco Terzani, Ulrich Limmer
MÚSICA Ludovico Einaudi
FOTOGRAFÍA Judith Kaufmann
REPARTO Bruno Ganz, Elio Germano, Erika Pluhar, Andrea Osvárt, Nicolò Fitz-William Lay
PRODUCTORA Collina Film / B.A. Produktion / Bayerischer Rundfunk (BR)
GÉNERO Drama | Biográfico
SINOPSIS: Cuando un hombre extraordinario que lo ha vivido todo ve acercarse su fin, decide llamar a su hijo para reunirse con él por última vez en su casa de la Toscana. Su intención es compartir unas valiosas conversaciones sobre la vida que ha llevado como corresponsal de prensa en el sureste asiático, los cambios políticos y sociales de los que ha sido testigo, y la transformación espiritual que ha experimentado en sus últimos años. Pero para él lo más importante es mostrarle a su hijo cómo se está preparando para la última gran aventura de su vida. (FILMAFFINITY)
OTRA CRÍTICA:
O el principio del fin. Si no fuera porque la película del cineasta germano Jo Baier es un canto a la vida, por boca de la experiencia de este hombre, un enfermo terminal, con tantas ganas de vivir, que, para él, la muerte, el fin, es sólo el principio.
Dedicada a la memoria de Tiziano Terzani (1938-2004), el autor del bestseller en el que se basa la película, El fin es mi principio desgrana, con una austera puesta en escena (poco o nada varía el escenario en la Toscana italiana, con contados personajes -un padre, su hijo, la familia de éste- y largas conversaciones), los hechos que marcaron la existencia del propio Terzani, interpretado de forma sobresaliente (ya lo hizo en El hundimiento) por Bruno Ganz.
El legado padre-hijo se transmite con serenidad y aplomo, conmueve, hasta el punto de revolvernos por dentro. La curiosidad insaciable de Terzani, que nació en una familia muy humilde y decidió hacerse periodista, nos lleva a recrear con sus recuerdos la mayoría de los acontecimientos del siglo XX que cubrió como corresponsal de guerra.
Un viajero sin fronteras, que al llegar a su final, derriba esa última barrera, transmitiendo a su hijo no sólo sus recuerdos, sino la capacidad de aceptar la muerte como tal. Y es el final de El fin es mi principio, doloroso, una reflexión espiritual, comprender lo incomprensible. Terzani, acostumbrado a la miseria, a la muerte, a las guerras que le tocó cubrir, no se acomodó y fue muy crítico contra el poder. Su hijo entendió el mensaje (suyo es un documental sobre Teresa de Calcuta). Una herencia que, tras el libro, se hace película.
MARILÓ GARCÍA