¿POR QUÉ A MÍ?
Esta es una pregunta que surge muy a menudo cuando nos toca experimentar una situación dolorosa en nuestra vida.
Algo se nos presenta de un modo desagradable y, además, parece que es inevitable, inexcusable, y que hay que vivirlo a pesar de nuestra oposición y desinterés.
Es la pregunta de la desesperación que surge cuando uno tiene la sensación –o convencimiento- de que es una buena persona y no necesita tener que afrontarlo. Uno piensa que hay otras personas que son malas o se comportan mal, así que… ¿por qué no se les traspasa a ellos?, ¿por esto me pasa a mí?
Veo tres aspectos que justificarían esta desesperación.
1º - Lo que me está pasando no me gusta.
2º - Parece que podría haberle tocado a otro en lugar de a mí.
3º- Ligado al anterior, se siente una auto-visión de víctima por el hecho de que nos ocurra algo desagradable.
1º. LO QUE ESTÁ PASANDO NO ME GUSTA. O NO ME GUSTARÍA QUE ME PASARA LO QUE ME ESTÁ PASANDO.
No es más que darle una simple lectura a las 4 verdades de Buda para descubrir que cuando algo que nos pasa no nos gusta, estamos metidos en la plantilla del sufrimiento por el deseo. Deseo de que ocurra lo agradable o de que no ocurra lo desagradable. Y tras ello no se esconde más que el querer, el desear.
La solución propuesta por Buda, el camino del medio, parece seductora y atractiva. Sería navegar por medio del río sin acercarse demasiado a ninguna de las dos orillas, una representaría lo que me gusta y la otra lo que me disgusta. La imagen es espiritual y atractiva, pero…si supiéramos qué significa realmente vivir así, muchos preferiríamos seguir como estamos, a la caza de la satisfacción y a la evitación de la insatisfacción.
Hace tiempo que digo que estar por un desierto y es algo parecido a esto. Y lo peor es que no se sustituye de modo automático el andar por una u otra orilla con que el Yo, el Ser, te inunde. No. Es como quedarte vivo en un mundo sin vida. Muy desagradable.
Al menos puede ser útil conocer por qué sufro en general y en casos particulares. Tengo deseos que no siempre se ven materializados en la vida. De ese contraste surge la frustración y el sufrimiento.
De todos modos, una vez que surge el contratiempo, podemos experimentar frustración, pero debería ser breve para que pasáramos a la aceptación, que no resignación. "Vale, esto es así, yo intenté que fuera de otro modo, pero acepto y amo el verdadero curso de los hechos".
2º. PODRÍA HABERLE TOCADO A OTRO EN LUGAR DE A MÍ.
Bueno, parece propio de darse demasiada importancia a uno mismo, de estar más tiempo del debido mirándose en el espejo.
Sólo hay que mirar ahí fuera para descubrir que no sólo a los demás les pasan estas cosas, sino cosas mucho más graves de aquella de la que me quejo.
Sería una falta de perspectiva por estar bastante egocentrado.
En la vida pasan cosas y hay para todos. Mientras lees esto, niños sin culpa alguna están muriendo de hambre, malviviendo huérfanos por cualquier rincón polvoriento y sin comida, o personas normales ahogándose en el Mediterráneo simplemente porque huyen de la destrucción de su hogar por el interés de extraños. O has heredado una esquizofrenia, sin ir más lejos, y tu vida es un infierno. O en un accidente has perdido miembros o has quedado tetrapléjico... O tienes un cáncer de mama y eres madre de un bebé de 14 meses.
Aprender a relativizar la importancia de lo que nos ocurre podría ser interesante. Una visita a un geriátrico o psiquiátrico podría resultar muy terapéutico.
3º. POBRE DE MÍ POR LO QUE ME OCURRE, SOY UNA VÍCTIMA.
Profundizar en este aspecto es descubrir la naturaleza del ego.
O es verdugo o es víctima, ya que su modus operandi suele ser el conflicto.
Parece como si el ego jugara a ser Dios.
Monoteísta, por supuesto, con lo que intentará ser más Dios que los otros apuntando más alto que nadie, o consiguiendo más logros o más cosas que nadie. Y, si puede, minimizando a los demás a través de la crítica, el desprestigio, el ninguneo o la minusvaloración de sus logros.
Si gana, se siente fuerte, despiadado y cruel.
Si siente que pierde, adopta el camuflaje de débil, víctima, pobre ser que está a merced de los caprichos de los demás o de la propia Vida…
Y todo del error de creer que es "alguien", un ser con identidad separada a los demás y al resto de la Vida. Así, necesita estar constantemente definiendo y marcando sus límites, que son los que le dan identidad y de este modo el ego pervive.
Para los puntos 2º y 3º, viene bien la lectura de los 4 acuerdos Toltecas, pero sólo a quien se perciba a sí mismo con verdadero interés de conocerse y no tan sólo de evitarse un sufrimiento. Así, no haría más que consumir otro artículo más de naturaleza espiritual para seguir en el fondo siendo igual.
El ego es necesario, es obligatorio vivirlo. Como un depósito de gasolina, que hasta que no se acaba debería estar ardiendo. Es la forma en la que nuestro Ser está aprendiendo en este mundo, a través del ego. Démosle su justo valor, no es algo malo… ni bueno.
Tal vez sólo tengamos que comprenderlo.
Y para ello hay que verlo, reconocerlo.
Autor desconocido