Siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar de lo que enseñas.
(Ortega y Gasset)
La vida es una eterna profesora que está continuamente enseñando.
(Anónimo)
La buena vida es cuando te levantas por la mañana y sientes impaciencia por empezar de nuevo.
(Anónimo)
Para un buen matrimonio hay que enamorarse muchas veces, y siempre de la misma persona.
(Mignon McLaughlin)
“Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nueves”.
(Khalil Gibran)
El matrimonio debe combatir sin tregua un monstruo que todo lo devora: la costumbre.
(Honoré de Balzac)
El triste es, simplemente, una víctima de sus circunstancias.
(Anónimo)
Las almas superiores no tienen miedo más que de una cosa: de cometer una injusticia.
(Amado Nervo)
No es más grande quien más espacio ocupa, sino quien más vacío deja.
(Anónimo)
No ser útil a nadie equivale a no valer nada.
(Descartes)
Cuando veas a un hombre bueno, trata de imitarlo; cuando veas a uno malo, examínate a ti mismo.
(Confucio)
No hagas algo por alguien, sino más bien sé alguien para esa persona.
(Vernon Howard)
Quien nunca ha cometido un error nunca ha probado nada nuevo.
(Albert Einstein)
El silencio es el único amigo que jamás traiciona.
(Confucio)
No ser amado es una simple desventura; la verdadera desgracia es no saber amar.
(Albert Camus)
Las cosas no se ven como son, las vemos como somos.
(H. Ascasubi)
Quien no comprende una mirada, tampoco comprenderá una larga explicación.
(Proverbio árabe)
Cuando no se piensa lo que se dice es cuando se dice lo que se piensa.
(Jacinto Benavente)
A lo que la oruga llama fin del mundo, el resto del mundo lo llama mariposa.
(Richard Bach)
La venganza es algo que uno quisiera realizar cuando y porque uno se siente impotente: tan pronto como se elimina esta impotencia, desaparece también el deseo de venganza.
(Paul Watzlawick)
