¿QUÉ ES EL AUTOCONCEPTO Y CÓMO SE FORMA?
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El autoconcepto es básicamente la imagen que tenemos de nosotros mismos. Esta imagen se forma a partir de un buen número de variables, pero es particularmente influenciado por nuestras interacciones con las personas importantes en nuestras vidas.
Incluye la percepción de nuestras capacidades y nuestra propia singularidad, y a medida que envejecemos estas auto-percepciones se vuelven mucho más organizadas, detalladas y específicas.
El autoconcepto es un término de gran relevancia en al ámbito de la psicología social, pero fundamentalmente ha sido desarrollado por los teóricos de la psicología humanista, en cuyo seno se ha considerado como un pilar básico para el posterior desarrollo de sus diversos abordajes terapéuticos.
COMPONENTES DEL AUTOCONCEPTO
Al igual que ocurre con otros muchos términos en psicología, diferentes acercamientos teóricos han propuesto diferentes formas de definir y pensar sobre el autoconcepto.
De acuerdo con una teoría conocida como la teoría de la identidad social (desarrollada por Henri Tajfel en la década de los setenta), el autoconcepto se compone de dos partes fundamentales: la identidad personal y la identidad social.
Nuestra identidad personal incluye variables tales como los rasgos de personalidad y otras características que hacen a cada persona única. La identidad social por su parte incluye los grupos a los que pertenecemos dentro de la comunidad, la religión, la universidad o la propia familia.
Esta identidad social supone que una parte importante del concepto de sí mismo que cada uno de nosotros interioriza, se construye sobre la base de la pertenencia a determinados grupos sociales, con los que nos identificamos al objeto de reforzar nuestra propia identidad.
FACTORES QUE DETERMINAN EL AUTOCONCEPTO
Para el Psicólogo humanista Carl Rogers, el concepto de sí mismo se compone de tres factores diferenciados:
La imagen de ti mismo, o cómo te ves
Es importante darse cuenta de que la auto-imagen no coincide necesariamente con la realidad. La gente puede tener una auto-imagen inflada y creer que las cosas son mejores de lo que realmente son. Por el contrario, las personas son generalmente propensas a tener auto-imagen negativa y percibir o exagerar los defectos o debilidades.
La autoimagen se ve afectada por diversos factores, como la influencia de los padres, los amigos y compañeros, los medios de comunicación, los grupos de pertenencia…, y se conforma en base a una combinación de estos factores.
Según el estudio realizado por Kuhn (1960), la respuesta a la pregunta ‘¿Quién soy yo?’ podía dividirse en dos grupos principales. Por una parte las respuestas basadas en roles sociales (aspectos externos, objetivos vitales, etc.) y por otra las basadas en rasgos personales (aspectos internos, afectivos o de personalidad).
La autoestima, o cuánto te valoras
La autoestima se refiere a la medida en que nos gustamos, aceptamos o aprobamos a nosotros mismos, o dicho de otro modo, cuánto nos valoramos. La autoestima siempre implica un grado de evaluación y por tanto puede resultar en una visión positiva o negativa de nosotros mismos.
Una serie de factores puede afectar a la autoestima, incluso cómo nos comparamos con los demás y cómo responden los demás ante nosotros. Cuando la gente responde positivamente a nuestra conducta, somos más propensos a desarrollar una autoestima positiva, y viceversa.
En esta linea, Argyle (2008) considera que hay 4 principales factores que influyen en la autoestima:
1) La reacción de los otros. Si la gente nos admira, nos adula, nos busca, nos escucha con atención y se manifiestan de acuerdo con nosotros, tenderemos a desarrollar una autoestima positiva. Si por contra nos evitan, nos descuidan, nos dicen cosas sobre nosotros mismos que no queremos oír, también nuestra propia valoración será negativa.
2) La comparación con los demás. Si cuando nos comparamos con personas de nuestro grupo de referencia, concluimos que estas personas son más exitosas, felices, ricas o guapas que nosotros tenemos la tendencia a desarrollar una auto valoración negativa, si es al revés, nuestra autoestima se verá reforzada.
3) Los roles sociales. Algunos roles sociales llevan aparejado cierto prestigio, por ejemplo, médicos, pilotos, deportistas, presentadores…Esto sin duda promueve una autoestima elevada. Otros roles sin embargo están estigmatizados, como presos, enfermos mentales, desempleados, etc… Esto tiene por supuesto una consecuencia directa sobre la valoración que hacemos de nosotros mismos.
4) Identificación . Es una variable dependiente de la anterior, ya que se refiere a la interiorización de los roles que desempeñamos. Esto hace que se conviertan en parte de nuestra personalidad, es decir llegamos a identificarnos con las posiciones que ocupamos, los papeles que desempeñamos y los grupos a los que pertenecemos.
EL YO IDEAL, O CÓMO TE GUSTARÍA SER
En muchos casos, la forma en que nos vemos y cómo nos gustaría vernos a nosotros mismos no coincide. Esto significa que los auto-conceptos no siempre están perfectamente alineados con la realidad.
Según Carl Rogers, el grado en que el autoconcepto de la persona coincide con la realidad determina el grado de congruencia o incongruencia.
Rogers cree que la incongruencia tiene sus primeras raíces en la infancia. Cuando los padres ponen condiciones al afecto que ofrecen a sus hijos (sólo expresan su amor si los niños “lo ganan” a través de ciertos comportamientos, o satisfacen las expectativas de los padres), los niños empiezan a distorsionar los recuerdos de experiencias en los que se han sentido indignos del amor de sus padres.
Por contra, el amor incondicional, ayuda a fomentar la congruencia. Los niños que experimentan este tipo de amor no sienten ninguna necesidad de falsear continuamente sus recuerdos para creer que otras personas los aceptan como realmente son.
EL AUTOCONCEPTO Y SU IMPORTANCIA EN LA ADOLESCENCIA
El fácil llegar a la conclusión de que el autoconcepto es un factor clave en la formación de la personalidad, que además, se relaciona con el bienestar personal a lo largo de toda la vida. Desarrollar un autoconcepto positivo desde la adolescencia posibilita un buen ajuste psicosocial y previene futuros problemas psicológicos y de adaptación personal en general.
En esta línea, compartimos para su descarga el documento “Revisión teórica sobre el autoconcepto y su importancia en la adolescencia”, de gran interés para adquirir una comprensión adecuada del constructo, que es abordado por los autores de un modo riguroso en su definición, significado, factores, dimensiones y etapas.
fuente:
http://psicopedia.org/185/que-es-el-autoconcepto-y-como-se-forma/