6 HÁBITOS PARA ALCANZAR LA MADUREZ EMOCIONAL
Merlina Meiler
Ser conscientes de nuestros puntos débiles y de aquello que no nos gusta de nosotros nos permitirá reconocer nuestras emociones con más facilidad y así tener una mayor madurez emocional.
La madurez emocional, también conocida como inteligencia emocional, es una habilidad que permite a las personas que la desarrollan tener plena conciencia sobre sus emociones.
Las personas con una gran madurez emocional saben distinguir sus emociones, comprenderlas y, sobre todo, gestionarlas de la manera correcta.
Aunque a priori pueda parecer algo sencillo y que todos sabemos hacer, lo cierto es que esto no es así y la mayoría de nosotros tendemos a no saber gestionar lo que sentimos.
¿CÓMO PODEMOS EMPEZAR A PONERLE SOLUCIÓN A TODO ESTO?
1. Practica la atención plena
El mindfulness es una excelente práctica que nos iniciará en la atención plena. Gracias a esta aprenderemos a no juzgar antes de tiempo y empezaremos a observar.
La madurez emocional se basa en no reaccionar de manera impulsiva ante cualquier estímulo, sino en darnos unos minutos para pensar en cómo responder de la manera correcta.
Con la práctica, el mindfulness nos permitirá ser conscientes de nuestros pensamientos y sentimientos, y empezar a gestionarlos de una manera mucho más inteligente.
2. Empieza a aprender de los errores
No asumir la responsabilidad de nuestros propios actos y cargar con la culpa de los mismos a los demás no es asumir los errores ni aprender de ellos.
Equivocarse no es negativo. Es más, de los errores podemos aprender. Por eso, es importante no escapar de ellos, sino acogerlos y tomarlos como un impulso para hacerlo mejor la próxima vez.
La madurez emocional no se puede conseguir si no asumimos la responsabilidad de todos y cada uno de nuestros fracasos.
3. Ten un diario de emociones
Conocernos a nosotros mismos es muy importante, pero parece que nunca tenemos tiempo. Por eso, es mejor tener ¡un diario de emociones!
Lo ideal es que cada noche, antes de acostarte, te dediques un tiempo a escribir en ese diario todo lo que has experimentado durante el día, pero desde tu parte emocional.
¿Qué ha ocurrido que te ha hecho sentir tan feliz? ¿Cómo te sentiste cuando te dieron aquella noticia? ¿De qué manera respondiste a ese insulto?
Reflexionar sobre estas preguntas y otras más te ayudará a conocerte mejor.
4. Cuenta hasta 5 antes de actuar
Aunque parezca una tontería, el diario de emociones puede ayudarnos a ser conscientes de que debemos poner este ejercicio en práctica.
No importa la situación en la que nos encontremos, tampoco si las emociones que nos surgen son positivas o negativas.
En ambos casos, tenemos que ser conscientes de siempre contar hasta 5 y, después, reaccionar, actuar o tomar una decisión. En el momento en el que pensamos antes de actuar, muchas cosas cambian.
5. Practica el desapego
En ocasiones nos aferramos a nuestra pareja, pero ¿y a nuestras creencias y recuerdos? Esto no es madurez emocional, sino todo lo contrario.
Nadie nos enseña a practicar el desapego, algo que es muy sano, pero que nos supone todo un mundo cuando nos lo planteamos.
Es importante no aferrarse a ninguna idea ni pensamiento ni persona. Es difícil, pero con la práctica todo se consigue. ¡Empecemos a soltar!
6. No te quejes
La queja se ha instalado en nuestra sociedad como si de un virus se tratase. Esto nos resta la responsabilidad de la que en el punto 2 hemos hablado.
La madurez emocional nos enseña que tenemos que ser consecuentes, pero también aceptar aquello que viene y que no podemos cambiar.
El pasado, por ejemplo, es algo que constantemente traemos a nuestro presente, pero ¿ayuda en algo? Todo lo contrario: provoca una gran infelicidad.
Para conseguir la madurez emocional es importante centrarnos en el presente, no atarnos a lo que nos hace sufrir, aprender a aceptar los problemas y asumir las equivocaciones, pero sobre todo, se trata de soltar.
Con los 6 hábitos anteriores puestos en práctica cada día, conseguiremos transformar nuestra vida y hacer que sea mucho mejor. Porque podemos cambiar aquello que no nos guste de nosotros y adoptar nuevos hábitos que nos permitan ser una mejor persona.
