EL SÍNDROME DEL IMPOSTOR, ¿EN QUÉ CONSISTE?
por Marta Guerri
El Síndrome del Impostor, también conocido como síndrome del buen impostor y síndrome del fraude, es un concepto que describe a personas no son capaces de internalizar sus logros y sienten un temor persistente a parecer delante de los demás como un "fraude".
ORIGEN DEL TÉRMINO
Este síndrome, que fue denominado en un inicio como "fenómeno del impostor", fue acuñado en 1978 por las psicólogas clínicas Pauline R. Clance y Suzanne A. Imes.
Clance estaba trabajando en una universidad de mujeres en ese momento y notó que muchas de las estudiantes con los que interactuaba parecían tener una preocupación irracional de ser descubiertas como fraudes y no merecer el éxito que habían logrado, a pesar de la evidencia externa que demostraba su competencia.
Si bien las primeras investigaciones se centraron en la prevalencia entre las mujeres de alto rendimiento, se descubrió que el síndrome del impostor afecta tanto a hombres como a mujeres, en números aproximadamente iguales. También puede tomar varios perfiles, dependiendo de los antecedentes, la personalidad y las circunstancias de una persona.
CÓMO SE PRESENTA EL SÍNDROME DEL IMPOSTOR
El síndrome del impostor tiende a ser entendido como una reacción a ciertos estímulos y eventos, pero no se diagnostica como un trastorno mental. De todas formas, ha sido un tema de investigación para muchos psicólogos a lo largo de los años. Aunque inicialmente se percibió como un rasgo arraigado de la personalidad, recientemente se ha clasificado como una reacción a ciertas situaciones. Bajo esta interpretación, la sintomatología se presenta como una respuesta a situaciones que provocan estos sentimientos y experiencias internos de poco merecimiento.
Como todo, algunas personas más que otras son más propensas a sentirse como “impostores”, y sus síntomas pueden identificarse mediante el uso de escalas de personalidad, aunque el síndrome del impostor no es en sí mismo calificado como un rasgo distintivo de la personalidad.
SIGNOS Y SÍNTOMAS
El Síndrome del Impostor puede mostrar distintos síntomas, pero algunos signos son bastante comunes como:
• El perfeccionismo
• El miedo al fracaso
• Realizar un exceso de trabajo (para compensar el supuesto “fraude”)
• Socavar los propios logros
• Minimizar las alabanzas
Los pensamientos más habituales de estas personas suelen ser del tipo:
• "No debo fallar"
• "Me siento como un fraude"
• "Acabo de tener suerte"
La experiencia del Impostor puede ir acompañada de ansiedad, estrés o depresión.
QUIÉN ES MÁS PROPENSO A PADECER EL SÍNDROME DEL IMPOSTOR
El síndrome impostor es particularmente común entre los estudiantes de alto rendimiento. Otro grupo demográfico que a menudo sufre este fenómeno son los afroamericanos y otras etnias minoritarias. Al parecer, pertenecer a una minoría hace que algunas personas se cuestionen si su éxito se debe a que las han favorecido tras realizar una discriminación positiva hacia dicho colectivo.
Un estudio de Queena Hoang sugirió que las personas de color pueden experimentar el síndrome de impostor como resultado de sospechar que se les dio su posición mediante una acción afirmativa. La investigación sugiere que los grupos que sobresalen en áreas que no siempre fueron fácilmente accesibles para ellos, tienden a sentir más que otros el síndrome del impostor. Del mismo modo, estudiantes que no siempre han tenido acceso a las instituciones de educación superior, son otra fuente que puede crear sentimientos de fraude.
En cuanto a los estudiantes de alto rendimiento, la teoría de Imes y Clance sugiere que existen varios comportamientos habituales en mujeres con altas capacidades que presentan el síndrome del impostor.
Curiosamente, las mujeres dotadas a menudo trabajan mucho más intensamente que los hombres para evitar que otros descubran que son "impostoras", según su punto de vista. Pero este trabajo duro a menudo es gratificado con más elogios y éxitos, lo que perpetúa los sentimientos fraude y los temores de ser "descubiertas". Así, la persona "impostora" puede sentir que necesita trabajar dos o tres veces más, por lo que termina obsesionándose por los detalles. Esto puede provocar agotamiento y privación del sueño.
Otra forma paradójica en que una persona puede perpetuar sus sentimientos de impostura es evitando mostrar confianza en sus habilidades. La persona que lidia con sentimientos fraude puede creer que si realmente confía en su inteligencia y habilidades, podría ser rechazada por otros. Por lo tanto, se autoconvencerá de que no es inteligente o que no merece el éxito para evitar esto.
PREVALENCIA DEL SÍNDROME
Las investigaciones llevadas a cabo a principios de la década de los 80 estimó que dos de cada cinco personas exitosas se consideran fraudes y otros estudios han encontrado que el 70% de las personas se sienten impostores en un momento u otro.
Entre las personas famosas que supuestamente han experimentado el síndrome del impostor incluyen la galardonada escritora Maya Angelou, el actor ganador del Premio de la Academia Tom Hanks, las actrices Emma Watson y Michelle Pfeiffer, el guionista Chuck Lorre, los escritores de superventas Neil Gaiman y John Green, el comediante estadounidense Tommy Cooper, el líder empresarial Sheryl Sandberg y la juez de la Corte Suprema de los Estados Unidos Sonia Sotomayor, entre otros.
EL SÍNDROME DEL IMPOSTOR Y EL TRABAJO
El síndrome del impostor nos hace sentir muy incómodos en el área laboral, pero también puede tener efectos negativos más allá del área emocional, ya que puede afectar la forma en que abordamos el trabajo.
Las personas que experimentan este fenómeno a menudo tienden hacia el perfeccionismo. El perfeccionismo obsesivo conduce a expectativas poco realistas que no siempre se pueden cumplir, así como a un miedo constante al fracaso. La idea de intentar hacerlo todo perfectamente, también puede llevar a la postergación, debido a la preocupación de no cumplir esas expectativas poco realistas o por una lucha por dejar de trabajar en algo que ya es lo suficientemente bueno, mientras se acumulan otros trabajos pendientes.
El fenómeno del impostor también puede correlacionarse con peores resultados en el trabajo, quizás debido a estos hábitos de faena poco saludables. Un estudio de más de 200 profesionales de la Universidad de Salzburgo encontró que aquellos que experimentan este síndrome tendían a estar peor pagados, eran menos propensos a ser promovidos, y se sentían menos comprometidos y satisfechos en el trabajo.
Por otro lado, algunos estudiosos han argumentado que los sentimientos de fraude son potencialmente saludables y beneficiosos para algunas personas. Esta creencia deriva de la idea de que todos tenemos una zona de confort y es probable que se produzca un crecimiento personal y/o profesional cuando debemos salir de ella.
En cualquier caso, dado que el síndrome del impostor es, en base, perjudicial y extremadamente frecuente, os ofrecemos algunas de las formas de superarlo.
CÓMO SUPERAR EL SÍNDROME DEL IMPOSTOR
RECONOCE EL PERFECCIONISMO INSANO
Si eres extremadamente temeroso al fracaso y la crítica, te sientes constantemente preocupado por cometer errores o decepcionar a las personas, o tiendes a meditar sobre los errores del pasado, estos son signos de perfeccionismo insano u obsesivo.
Aprender a hacer una tarea lo suficientemente bien en lugar de perfectamente, es importante para superar estas preocupaciones. Debemos aprender a celebrar nuestros progresos y las recompensas por el éxito, para ayudarnos a reconocer nuestros esfuerzos.
Es importante comenzar poco a poco mientras trabajamos para replantear nuestra forma de entender los logros. Los pequeños pasos pueden ayudarnos a cambiar lentamente nuestra forma de pensar a lo largo del tiempo. Por ejemplo, dejar que alguien vea nuestro cuando todavía no está terminado, en lugar de esperar hasta que sea perfecto. O forzándonos a invertir un poco menos de tiempo en un proyecto que normalmente se eternizaría antes de ser entregado.
APRENDE A EVALUARTE DE MANERA REALISTA
Es importante centrarnos en nuestras autoevaluaciones, que probablemente no sean realistas si experimentamos este fenómeno. La mayoría de los triunfadores son personas muy inteligentes, pero algunas de las personas realmente inteligentes desean ser genios. Todos tenemos áreas en las que somos bastante inteligentes y áreas en las que no lo somos tanto, debemos aceptar esto.
Podemos escribir las áreas en las que somos realmente buenos y las que podríamos necesitar trabajar más. Esto puede ayudarnos a reconocer las áreas donde podemos mejorar y las áreas en las que podemos haber pasado por alto nuestro éxito o habilidades.
HABLA CON OTRAS PERSONAS
Aunque podemos disfrutar de pasar tiempo con otras personas exitosas, lo cierto es que mientras más éxito tengamos, más parecidos a nosotros serán nuestros compañeros. Esto puede hacer que sea más difícil destacarse y sentirse digno de nuestro grupo de iguales, lo que fomenta que surja el fenómeno del fraude.
Hablar con otras personas sobre nuestros problemas puede ayudar a demostrar que los demás no son perfectos y cometen errores como todo el mundo. Cuando luchamos por aceptar nuestros logros sin pensar que fue la suerte la que nos llevó a donde estamos, podremos ver cómo otros han superado también sus reveses, o incluso han luchado ellos mismos con el síndrome del impostor.
Si bien puede ser difícil superar temores profundamente arraigados sobre nuestras capacidades y nuestros logros, puede ser reconfortante saber que la mayoría de la gente se siente así en algún momento.