Hola !!
Existimos personas que por mucho tiempo hemos albergado sentimientos de mucho dolor y tristeza, en ocasiones, desde nuestra niñez y vamos por la vida “deambulando”, tratando de mitigar esos sentimientos, buscando la manera de agradar a las personas con el propósito de que a través de ellas esos sentimientos dejen de existir, sin embargo, por mucho que busquemos en los demás ese amor y sentimiento de valía no lo vamos a encontrar sino es en nosotros mismos.
La respuesta está en nosotros mismos, la vida, Dios o como queramos llamarlo en su infinita sabiduría nos pone frente a nosotros situaciones en las cuales no nos queda más que llevar nuestra mirada a nuestro interior, primero, para reconocer y aceptar que tenemos esas heridas que nos lastiman y después para encontrar la fuerza necesaria para sanarlas siendo el tiempo y la paciencia lo que nos permite llevarnos hasta ese punto donde no hay vuelta atrás más que salir adelante.
Para lograrlo, creo yo, hay que estar alertas y atentos a lo que la vida nos presenta, si hay situaciones en las que se presentan a nuestro juicio como problemáticas o traumáticas, ahí existe la posibilidad de salir adelante con nuestras propias fuerzas, es en esos momentos, cuando tenemos la oportunidad de madurar y crecer aún y cuando no seamos totalmente conscientes de ese crecimiento.
Cuando llega el momento de poner fin a esa situación no hay que desesperarnos o llenarnos de angustia porque las situaciones no ocurren como nosotros esperamos que ocurran, en ese momento, que en nuestro interior vamos a saber que es ese momento, si realmente queremos sanar esas heridas, si estamos prestos a aceptar lo que la Vida, Dios tiene para nosotros, yo creo, que es justo ahí cuando empezamos a sanar y se nos va abriendo poco a poco un nuevo panorama en donde empezamos a creernos que realmente somos importantes, necesarios, llegamos al punto de aceptarnos, de amarnos nosotros mismos, de reconocer nuestras propia valía y es entonces cuando caemos en la cuenta que todo lo que hemos vivido era necesario para llegar a ese punto en el cual nos miramos en paz…
Mónica Ponce Soto