LA SOLEDAD ACOGEDORA
La soledad apenas llega a quedarse sola:
siempre está llena de nostalgias,
de pensamientos desconcertados,
y de grandes preguntas que no conocen a sus respuestas;
casi nunca es una soledad mortal que se clava en el alma
y que desangra la esperanza,
ya que siempre deja una fe que no termina de extinguirse
a pesar de tener motivos y razones.
La soledad a la que me refiero
es maternal y acogedora,
se llena de silencios enriquecidos,
y está al alcance de la mano
para quien quiera sumergirse en ella
porque está llena de oportunidades,
de contactos interiores;
es el hogar donde retirarse a descansar,
donde uno es más uno consigo mismo,
a solas;
es esa hermandad personal,
acogedora y fértil,
que llamamos soledad.
Francisco de Sales
(Más poesías y prosa en
www.franciscodesales.es)