LA VIDA NO SE COMPROMETE
La vida se compromete una y otra vez,
-o al menos así lo soñamos-
con promesas que quedan en el aire
diciendo que nos va a tratar bien
y va a cumplir nuestros sueños,
y nos augura
-o al menos así lo deseamos-
un porvenir excelente,
o cuanto menos amable y llevadero,
o por lo menos soportable,
pero incumple una y otra vez
las promesas que nosotros ansiamos
y nos quedamos un poco tristes,
bastante desanimados,
muy desconfiados,
con un presente tambaleante
y un futuro lleno de parches;
con un ojo llorando
y el otro callado pero enfurecido.
La vida no se compromete.
Eso es lo cierto.
Ponemos en su boca
palabras que son del viento.
O nos comprometemos nosotros con nosotros
o mañana la queja será más grande.
Francisco de Sales
(Más poesías y prosa en
www.franciscodesales.es)